Bronca en el barrio Confluencia: vecinos denuncian el uso diario de pirotecnia
A pesar de la ley provincial que lo prohíbe, denuncian detonaciones constantes. Reclaman intervención del Estado para que puedan pasar las fiestas en paz.
Vecinos del barrio Confluencia denunciaron que todos los días escuchan el uso de pirotecnia y fuegos artificiales en la plaza. Temen por la salud de los niños con autismo y los animales, a quienes les hace muy mal los estallidos. Piden la intervención municipal para frenarlos y poder tener las fiestas en paz.
El reclamo crece en distintos barrios de Neuquén, pero en Confluencia las quejas se volvieron insistentes en las últimas semanas. A pesar de la vigencia de la Ley Provincial 3371 -que prohíbe la fabricación, comercialización y uso particular de pirotecnia sonora en todo el territorio neuquino- los vecinos aseguran que los fuegos artificiales se repiten casi a diario, sin controles y sin respuestas de las autoridades ante las denuncias.
En el caso de Confluencia, las detonaciones son habituales desde mediados de noviembre, según relataron a LM Neuquén. El punto crítico es la plaza ubicada junto a la Biblioteca Popular Rodolfo Walsh, en la intersección de Moquehue, Belisle y Cerro Catedral, donde cada fin de semana -y en algunos casos incluso entre semana- se producen episodios prolongados de pirotecnia.
“Estamos padeciendo esto desde hace semanas”, contó una vecina que dialogó con este medio. “El viernes pasado hubo 45 o 50 minutos de fuegos artificiales sin parar, estruendos seguidos, en horarios en los que la gente está durmiendo. No es un ratito: es casi una hora completa”, denunció.
La mujer detalló que la situación afecta a toda la comunidad, no solo por el ruido sino por los riesgos asociados. “Tenemos perritos, vecinos con niños con autismo. Es muy molesto para todos y encima hay una ley provincial que lo prohíbe. Y aun así pasa igual”, expresó.
Denuncias sin respuestas
Los reclamos comenzaron de manera informal entre vecinos, pero ante la reiteración de episodios, varios decidieron acudir a las autoridades. Sin embargo, aseguran que no recibieron asistencia.
“Hemos llamado a la Policía, pero nos dicen que no es incumbencia de ellos, que no pueden hacer nada”, explicaron. La alternativa que encontraron fue comunicarse con el 147, el número de atención municipal. Allí les pidieron que registraran el hecho con fotos o videos.
La solicitud generó malestar. “Nos piden que saquemos imágenes, pero no es lógico. Las personas que tiran los fuegos artificiales están generalmente en grupos y muchas veces están vinculadas a consumos problemáticos. No nos vamos a exponer. Es peligroso. No nos podemos poner a sacarles fotos”, señaló la vecina.
La abogada proteccionista de animales, Julia Busqueta viene trabajando hace años en campañas contra el uso de pirotecnia y asegura que la situación se extiende mucho más allá de Confluencia. Según relató, la noche anterior hubo detonaciones en el barrio Santa Genoveva, cerca de la medianoche.
“Llamé al 103, que es Defensa Civil, y no tenían idea. Llamé a la Policía y tampoco asistieron”, señaló. Al día siguiente decidió comunicarse con las autoridades del Municipio para pedir explicaciones. Según contó, el responsable del área, Francisco Baggio, le respondió con un audio cuya explicación “parece un chiste”.
Busqueta sostiene que hay un abandono completo de los mecanismos que deberían garantizar el cumplimiento de la ley. “La Ley Provincial 3371 -que aún no está reglamentada- se viola permanentemente. No hay campañas de concientización, no hay teléfono ni autoridad que responda, ni del gobierno municipal ni del provincial. Es desidia absoluta”, cuestionó.
La abogada aseguró que todos los años se repite la misma situación, pero este diciembre la falta de controles es aún más evidente. “Ahora recibo audios de proteccionistas denunciando lo que pasó anoche en Confluencia, y nadie responde. Lo mismo que en Santa Genoveva. No hay ninguna autoridad del Estado que intervenga”, afirmó.
Una ley vigente
La Ley 3371 fue aprobada en 2023 por la Legislatura neuquina y prohíbe la pirotecnia de estruendo y cualquier artefacto que genere impacto auditivo. Solo permite el uso de luces sin sonido en eventos autorizados.
Sin embargo, la norma aún no fue reglamentada por el Ejecutivo provincial, lo que genera un vacío operativo: no están definidos los mecanismos de control, sanciones, ni las áreas responsables de intervenir. Esto deja a los municipios sin herramientas claras y a los vecinos desprotegidos.
“La ley está, pero si no se reglamenta, queda solo en el papel”, advirtieron las organizaciones proteccionistas. La falta de campañas de concientización, sumada a la ausencia de un protocolo de actuación, genera que las fuerzas de seguridad y Defensa Civil no tengan instrucciones precisas.
Para los vecinos, esto se traduce en una sensación de indefensión. “La Policía te dice que no es competencia de ellos. El 147 te pide fotos. ¿A quién tenemos que recurrir? ¿Quién controla?”, se preguntaron las vecinas en el barrio Confluencia.
La preocupación no se limita al ruido. En los últimos años, organizaciones proteccionistas y especialistas en salud mental advirtieron reiteradas veces sobre los efectos de la pirotecnia en animales domésticos, personas con hipersensibilidad auditiva, adultos mayores y bebés.
“Para los animales es un terror absoluto”, expresó Busqueta. “Muchos huyen, se lastiman, entran en pánico. Y para los niños con autismo o personas con trastornos sensoriales, los estruendos pueden generar crisis severas”, agregó.
En Confluencia, la vecina entrevistada lo confirmó: “Nosotras tenemos mascotas, y hay familias con chicos que la pasan realmente mal. No es solo una molestia: es un problema de salud”.
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