Cazando patos en el arroyo Durán cuando Neuquén apenas era un pueblo
La imagen fue tomada en los años 20. Una pareja de pioneros navega en una balsa improvisada. En ese mismo lugar se instaló el Tenis Club Neuquén años más tarde.
"Cazando patos en el arroyo Durán cuando Neuquén apenas era un pueblo", podría ser el título de una fotografía que muestra a una pareja de pioneros navegando en una improvisada balsa por el curso de agua.
Cuando uno investiga la historia de la capital se va tropezando con imágenes inéditas que ilustran cómo era la vida de los primeros pobladores que llegaron a este rincón de la Patagonia para sumarse al sueño de Carlos Bouquet Roldán.
El hallazgo de la imagen no fue azaroso. Buscando información sobre los orígenes del Tenis Club Neuquén, Martín Arabarco -descendiente de la familia Arabarco-Bustingorry- me mandó la foto donde se pueden ver a sus abuelos, Mauricio Arabarco y Juana Bustingorry navegando por el arroyo que atravesaba la "Chacra 75", el lugar donde se asentó el Tenis Club Neuquén en los años 50.
La foto no es del todo nítida. Fue tomada entre 1920 y 1923, cuando ese predio pertenció a los Arabarco. Otros propietarios fueron Casimiro Gómez (el primero) y Cristobal Hervitt. Y en ella se puede apreciar la enorme extensión de tierra completamente virgen, con apenas una construcción humilde en el fondo, la pareja en la balsa y otra persona no identificada mirando desde la costa. Arabarco tiene una escopeta apoyada en el hombro. Seguramente alguien de la familia tomó la fotografía y aquel instante quedó grabado para siempre.
Parece mentira, pero ese mismo arroyo es el que todavía pasa por el Tenis Club Neuquén, aunque ahora está rodeado de urbanización y el paisaje es completamente distinto.
El Arroyo Durán y los protagonistas de la foto
¿Quiénes eran los protagonistas de la foto? Mauricio Arabarco era un hombre de origen vasco francés que también se había radicado en la zona y se dedicaba a la cría de animales. Juana, su mujer, fue la primera bebé registrada en la Confluencia en 1898.
“Juanita”, como le decían, era hija del vasco francés Alejandro Bustingorry y la española Josefa Apestegui, una pareja que se había asentado primero en la provincia de Buenos Aires y luego había decidido probar mejor suerte en la Patagonia. El destino final de este matrimonio sería la zona donde hoy se encuentra El Chocón.
Juanita, la menor de nueve hermanos, prácticamente no conoció a su padre. En 1899, durante una crecida histórica que tuvo el río Limay, Alejandro sufrió una herida en una pierna, mientras intentaba salvar a su familia de aquella inundación y murió de una gangrena.
A partir de aquella tragedia, la vida de Josefa fue mucho más difícil, pero con el espíritu incansable de los pioneros, logró salir adelante y criar a toda la prole. Todos los hijos echarían raíces en la región y se convertirían con el tiempo en protagonistas del crecimiento que tuvo aquella ciudad que soñaron los fundadores.
Una pareja que echó raíces en Neuquén
Juanita se casó con Mauricio y tuvo cuatro hijos: Angélica, las mellizas Josefa (más conocida como la “Vasquita Arabarco”) y Estrella (esta última murió cuando era una niña) y Mauricio (reconocido escribano y escritor de la ciudad de Neuquén).
Podría escribir mucho más porque siempre los pioneros dejan hermosas anécdotas a través de sus personas o sus descendientes.
Me quedo con este breve relato y la foto que no necesita más que un título: “Cazando patos en el Arroyo Durán cuando Neuquén apenas era un pueblo”. La imaginación de los lectores completará la historia.
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