El gobierno entrega perros protectores a los crianceros para evitar que pumas y zorros maten al ganado característico de la provincia sin dañar al resto de la fauna.
En el norte neuquino, un ladrido a tiempo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte de los chivos y ovejas que ya son un sello indiscutido para la identidad de esa región. Por eso, ya hay más de cien crianceros de la provincia que tienen perros protectores, animales entrenados especialmente para evitar las muertes de su ganado pero sin renunciar al trato amigable del ambiente y la protección de la fauna autóctona.
Aunque los perros pastores forman parte del imaginario asociado a la ganadería, lo cierto es que muchas veces se utilizan métodos muchos más cruentos para alejar a los depredadores de ovejas o chivos. "Históricamente, la estrategia más empleada para reducir la depredación ha sido el control letal no selectivo de los carnívoros", informaron desde el Ministerio de Producción de la Provincia de Neuquén. ¿Qué significa esa estrategia? Reducir notablemente la abundancia de animales autóctonos (como zorros o pumas, en el caso de Neuquén) para conseguir beneficios productivos.
Los pumas y los zorros son un problema que el Ministerio cuantifica en cifras. "En Norpatagonia se estiman pérdidas anuales de alrededor del 6% al 10% en productores caprineros y ovineros variando estacionalmente", indicaron y aclararon que en los momentos más críticos, que coinciden con la etapa de parición y de veranada, un productor puede perder hasta el 60% de sus animales en un solo ataque.
Sin embargo, aún conscientes de la necesidad de evitar la mortandad de chivos y ovejas en el norte neuquino, propusieron estrategias diferentes. En 2012 comenzaron a ensayar las primeras herramientas para combatir el ataque de zorros y pumas sin tener que hacer una matanza masiva que redujera en gran parte la fauna local. En un programa piloto, los crianceros que vivían cerca del Parque Nacional Laguna Blanca utilizaron luces led y métodos sonoros de disuasión. Desde entonces, gestaron una estrategia integral que suma a los perros protectores como los principales aliados para proteger al ganado neuquino.
"Con este programa tuvimos un 95% de resultados positivos, prácticamente baja a cero la predación", explicó Marcos Lauge, director provincial de Ganadería y Salud Animal, sobre estos animales. "Empezamos a probarlo con un criadero y unos 30 perros, y hoy ya son cinco criaderos y 140 perros en toda la provincia", dijo y agregó que esta herramienta parece ya desandar su propio camino, porque hay muchos productores ganaderos que contactan de manera directa a los establecimientos para adquirir un cachorro.
"Se decidió sumar perros porque ellos tienen una genética milenaria vinculada a estos temas, es algo que el INTA viene trabajando hace más de 30 años en la Patagonia y ya está investigado y probado, por eso lo usamos como nuestro caballito de batalla de una estrategia integral, que también incluyen tareas para fortalecer la sanidad del ganado y evitar que sean susceptibles a la predación", afirmó el funcionario. Agregó, además, que se suelen inclinar por las razas Pastor de los Pirineos y Maremma italiano, que acumulan en su ADN una predisposición a este tipo de tareas. "Así como hay razas más aptas para ser lazarillos y otras que usan el olfato, estas han funcionado muy bien como protectoras", detalló.
¿Qué hacen los perros protectores? Los animales se crían desde cachorros en contacto directo con chivas, ovejas y hasta vacas. Así, consideran a estas especies como parte de su familia, por lo que aplican su instinto protector para alejar a los depredadores. "Acompañan a las majadas o los piños y, ante cualquier situación extraña, empiezan a ladrar y marcar territorio", dijo Lauge y agregó: "Eso alerta al resto de los animales y disuade a los predadores, pero estos perros no tienen el instinto de ir a atacar a un puma".
De esta manera, el ganado neuquino queda protegido sin necesidad de hacer control letal de la fauna local y eso también permite que la producción ganadera neuquina sea reconocida con certificaciones internacionales que reconocen, por ejemplo, la producción de lana amigable con otras razas de animales. Estos sellos son cada vez más requeridos en el mercado, lo que posiciona mejor a la actividad ante los consumidores del extranjero.
Lauge explicó que los perros se crían en distintos puntos del país y que, en algunas ocasiones, trajeron ejemplares específicos de estas razas desde Chile o Europa. El INTA tiene su criandero más establecido en Pilcaniyeu, en Río Negro, y el gobierno neuquino fomentó, en los últimos años, el desarrollo de más criadores. "Le dimos una pareja de perros a una cooperativa de crianceros para que ellos también puedan producir cachorros", informó y aclaró que otros crianceros empezaron, por su cuenta, a hacer cruzas para producir más ejemplares.
La mayor señal de efectividad de la estrategia se dio cuando los propios productores empezaron a contactar a los criaderos para adquirir sus cachorros, ya lejos del radar del Ministerio de Producción. Además, conocieron casos de crianceros que adaptaron mezclas de razas o perros mestizos, también criados especialmente para desempeñar esa tarea. Estiman que, al menos, hay unos 140 animales protectores trabajando para cuidar al ganado neuquino.
Como los cachorros tienen un valor que hoy se calcula entre los 200 mil y los 300 mil pesos, el gobierno neuquino creó un fondo especial para asistir a los crianceros en la compra y mantenimiento inicial de los animales. Sin embargo, Lauge detalló que el valor del perro se amortiza con rapidez, porque equivale sólo a 20 corderos o chivitos que se salvan de la mortandad ocasionada por zorros o pumas.
Si bien hay productores ganadores que tienen más de un perro protector, el funcionario aclaró que no existe una relación directa entre el tamaño de los piños o majadas y la cantidad de animales necesarios. Agregó que, en realidad, se debe evaluar el contexto de depredación, según las zonas que habitan o transitan los animales. "En otras provincias patagónicas tienen un perro cada 500 ovejas, pero en Neuquén hay crianceros que tienen animales en zonas urbanas, donde los perros callejeros también pueden ser predadores", detalló.
Con la eficacia ya probada de esta herramienta, desde la Dirección que comanda Lauge celebraron la creación de una norma que le da un marco institucional al programa y que les permite acceder a líneas de financiamiento. Así, buscan extender la presencia de más perros en los campos para perpetuar una tradición milenaria que no sólo ayuda a la economía individual de cada criancero sino que robustece una actividad económica en Neuquén.
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