Luciana, dueña de "Matus", busca aportar su granito de felicidad a la sociedad. A partir de una triste historia, hoy anima a muchísima gente con las delicias que vende.
Luciana Hernández es dueña de "Matus", una cafetería ubicada en la esquina de Fotheringham y Carlos H. Rodríguez. Desde su primer local en el 2018 con tan solo cuatro mesas, hasta el gran espacio que tienen hoy, siempre tuvo en claro su objetivo: aportar algo a la sociedad. Y lo logró.
Si bien empezó a incursionar en el negocio de la pastelería de "casualidad", hoy en día es una apasionada y se muestra orgullosa de lo logrado.
En el 2018, su abuela tenía un pequeño local del que los inquilinos se iban y dejaban las máquinas de café. En ese momento, su padre le preguntó si se animaba a arrancar con una cafetería. "Yo siempre digo que mis papás me impulsaron a todo. Así que nos mandamos", contó entre risas.
Luciana estudió la carrera de profesional gastronómico, nunca había ejercido la pastelería. "Mi mama sí es repostera, hacía unas tortas increíbles cuando era más joven y se ve que después se me despertó eso a mí", señaló.
"Comenzamos allá, después tuvimos la posibilidad a los dos años de abrir esta sucursal. El otro local era chiquito, teníamos solo cuatro mesas, era más para llevar", explicó y agregó que "al principio éramos yo y Sofi, una pastelera. Cocinábamos, atendíamos, hacíamos todo, los mandados, la cocina, la venta. Hoy en día somos 14".
En ese primer local, les entraron a robar cuatro veces en 15 días, era algo más por maldad, porque luego de tantos robos, ya no tenían nada. "Yo tenía 23 años, tengo mi recuerdo de estar barriendo, llorando, a los dos días de vuelta, y así. Ya tenía miedo, pero seguí para adelante. Ahora veo el local lleno y es hermoso, pienso, que bueno que no tiré la toalla en ese momento", reveló.
Su mayor orgullo
"Nosotros somos seis hermanos. Tuvimos un incidente en mi casa y falleció mi hermano que era más chico que yo, tenía 10 años, se llamaba Matías. Era el que andaba conmigo para todos lados, siempre pegado. Quisimos hacerle un honor a él, reflejar su personalidad. Siempre atento, cálido. Le pusimos el nombre en su homenaje. Así lo tenemos presente siempre", contó Luciana sobre la historia detrás del nombre, que le da identidad a su emprendimiento.
"Yo no considero que tenga un negocio re contra exitoso, pero sí que podemos aportar un granito de felicidad a la sociedad que no es poca cosa", indicó Luciana y contó que, como la cafetería se encuentra ubicada en zona cercana a clínicas, reciben muchos pacientes en tratamiento oncológico.
"En las entrevistas de trabajo de atención al público, antes de contratar a alguien les decimos que el 50% de nuestros clientes son pacientes oncológicos, o parientes de pacientes oncológicos, nunca te podés dar el lujo de tratarlos mal", señaló.
Emocionada, dijo que hay clientes que antes iban y que hoy saben que ya no están más, pero que tienen clientes que "vienen acá a celebrar que ya les dieron el alta. No tiene precio eso".
A su vez, contó el caso de un nene que durante todo su tratamiento iba a merendar a Matus: "Nosotros lo acompañábamos, teníamos que tener cierto tacto. Por unas semanas no vino más, y después de un tiempo apareció con la mamá, cuando nos acercamos a saludarlo, como ellos son de Cutral Co, nos dijo que quiso venir a celebrar el alta del tratamiento acá, con lágrimas en los ojos".
"El otro día me crucé con una señora que me dijo que tenía lindos recuerdos de Matus, porque acá había acompañado a su amiga hasta el último tiempo de vida. Después el grupo de amigas para recordarla, vino acá, a hacer una tarde de té", añadió.
También contó que, en una ocasión, un paciente estaba en la barra y que no lo reconoció porque "siempre venia cuando no tenía pelo. Y se da vuelta y tenía todo el pelo crecido, yo me quede mirándolo porque sentía que lo conocía y me dice 'Luciana soy yo', y me dijo, 'ustedes me acompañaron en la etapa más difícil de mi vida, siempre con buena onda, atendiéndome. Ahí nos largamos a llorar los dos. Son todas cosas que te llegan, y que no tienen precio".
El crecimiento de la cafetería
En el 2020 abrieron el nuevo local, el mismo en el que ya llevan más de 3 años. "Sobrevivimos a la pandemia, así que sobrevivimos cualquier crisis. Abrimos en octubre y la pandemia se decretó en marzo, estábamos con todas las deudas. Por suerte la gente que nos alquilaba acá contempló la situación, yo creo que le debemos todo lo que es Matus a la gente que estuvo cuando se puso todo difícil", remarcó Luciana.
Con respecto al crecimiento, contó que fue muy de a poco y que siempre se enfocaron en la calidad de sus productos, en constantes capacitaciones. "Yo hago muchos cursos de administración, charlo con empresarios de acá de la zona para aprender a hacer algunas cosas, sobre todo ahora en épocas difíciles que aumenta todo y no podemos acá aumentar todo el tiempo, eso nos obliga a tener otras estrategias", resaltó.
Hoy en día, cuentan con un local más amplio que abre de lunes a sábados desde las 7:30 hasta las 20:30 y ofrecen un abanico de delicias de pastelería y panadería de todo tipo.
El producto estrella es la torta Matus, una torta de tres pisos completamente de chocolate que, según afirmó Luciana, es la más vendida y la que más encargan para los cumpleaños.
Por otro lado está el famoso chipá, que la gente pide siempre sin importar el horario. "Siempre nos quedamos cortos y eso que todos los días hacemos más cantidad. Las pasteleras trabajan hasta las 16 horas, porque todo es producción fresca que se vende en el día", comentó.
En cuanto a desafíos a futuro, afirmó que el objetivo de crecer siempre está, "nosotros venimos de familia emprendedora, lo llevamos adentro" y reveló que ahora están trabajando en la carta de invierno: "Queremos traer productos nuevos que nadie hace acá en la zona. Estamos trabajando en hacer un salto de calidad, desde el área de panadería, pastelería, cafetería".
Además del trabajo incansable, la dueña de Matus es fanática del jazz y toca la trompeta. Semanas atrás, decidió hacer shows en el café, y el lugar se llenó, por lo que planean seguir haciendo eventos. "Yo ahí puedo mezclar mis dos pasiones, la pastelería y la música", reveló.
Para finalizar, volvió a insistir en que más allá de que el negocio tiene que ser rentable, "tiene que aportar a la sociedad algo". "Soy una agradecida de la vida, por la familia, los papás que me tocaron y la suerte que tenemos de disfrutar", concluyó.
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