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De la travesura de un perro nació Desobedientes, el equipo de los loteos sociales y las tomas

El emocionante relato de Américo Villegas, el padre de la criatura y fundador del club que contiene a cientos de chicos y chicas en Fernández Oro.

Había una vez un perro que rompía “las pelotas” en un humilde barrio de Fernández Oro. Ojo, no es que no dejara dormir a los vecinos con sus ladridos ni que atacara ferozmente a los que por allí pasaban. Era bueno con todos pero, eso sí, un tanto travieso y literalmente destruía los balones de los chicos que caían una y otra vez a esa casa.

“Es que los pibes jugaban en la calle, en mi vereda y apenas caían las pelotas, Chado las reventaba. Entonces me cansé de esa situación y les pedí amablemente que se fueran a patear a la esquina, a media cuadra, que había un espacio verde municipal de 400 metros cuadrados”, cuenta Américo Villegas, el dueño de la mascota y el padre de la criatura.

La repuesta espontánea, la pícara razón esgrimida por los niños para negarse a trasladar el campo de juego lo sorprendió. “Siempre hay uno más ‘vivo’ y en este caso fue el que saltó y dijo: ‘pasa que nos peleamos mucho’, otro ‘que mi papá no nos deja”, explica el fundador del ya consolidado equipo del loteo social 4.

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El femenino en los comienzos de Desobediente, en 2021.

El femenino en los comienzos de Desobediente, en 2021.

Así los pequeños jugadores lo fueron llevando de a poco al terreno que ellos querían justamente… Lo invitaron, sutilmente, a involucrarse con la idea de formar un conjunto, un club. Es que necesitaban un entrenador pero mucho más que ello, hacía falta un referente barrial, alguien que los guie en la cancha y en la vida independientemente de la labor de los padres y docentes.

“Finalmente les pregunté qué día se juntaban. Les dije ‘los voy a ir a ver’. Fue un domingo y antes pasaron a avisar a los gritos, ‘vecino, vecino el domingo nos juntamos, vengan que los va a probar el entrenador’… Me fui con la reposera a verlos jugar y se llenó de pibes. Cuando me levanté el mismo muchachito de aquella charla inicial me preguntó: ‘¿y vecino, nos vas a entrenar? La verdad, no podía decirles que no. Chicos que juegan bien a la pelota eh, con buen control, buena técnica…”, recuerda cómo nació Desobedientes Fútbol Club.

Fue el 20 de noviembre de 2021 y revela el motivo del particular nombre. “Los desobedientes eran chicos de barrio, esos chicos llenos de picardía, rebeldía, que se peleaban como todos los de su edad. Los reuní, toqué el silbato y les pregunté, ‘¿en sus casas no les dicen que son un tanto desobedientes? Todos se rieron cómplices y quedó…”.

"Respeto y humildad siempre", el lema de Desobedientes

No obstante, Américo aclara que hay un lema irrenunciable: “Respeto y humildad siempre”. Se aprecia, de hecho, en la foto principal que ilustra este texto.

El puntapié inicial fue hace 3 años y los resultados están a la vista. No solo por el crecimiento deportivo en el modesto campito de Rawson y Puerto Argentino, sino también y fundamentalmente en los valores transmitidos a los chicos y chicas que sueñan con imitar algún día a Messi, al Dibu Martínez, a Angelito Di María y tantos héroes de la Scaloneta.

“Muchos están en clubes de la Liga Confluencia como Pillmatun, Fernández Oro… Entrenamos desde los 5 hasta los 14 ó 15 años, la clave es darles contención, sabemos que muchas veces hay conflictos familiares, es una zona difícil, acá tenemos pibes de todos los loteos sociales y algunas tomas. Por eso tratamos que esa horita, de 19 a 20 ahora en invierno, se despejen y la pasen lindo”, agrega este vecino ante el que hay que sacarse el sombrero.

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Los chicos con uno de los tantos trofeos ganados en los campitos.

Los chicos con uno de los tantos trofeos ganados en los campitos.

La escuelita de fútbol se convirtió con el empuje de Américo y de los padres en un club pujante. “Hoy somos una Asociación Deportiva sin fines de lucro, tenemos la personería jurídica y todo. Y los terrenos por dos años más, al menos”, celebra los logros el hacedor de un equipo que se hizo de abajo y da qué hablar en los torneos municipales.

“Estamos creciendo de a poco, todos los fines de semana tenemos partidos. Si bien el proyecto surgió de casualidad, hoy somos el segundo club de Fernández Oro”, infla el pecho el hombre mientras prepara, a puro amor, un nuevo entrenamiento.

“Uno nace con la pelota abajo, he jugado por todos lados, he participado, no soy especializado pero hice cursos… Y también enseñé Educación Vial así que tengo esa parte pedagógica. Ver las caritas, que te digan ‘profe’ es hermoso, me encanta ese vínculo con ellos”, agrega visiblemente emocionado.

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Por si lee algún malpensado, aclara que “el proyecto es para nuestros chicos, los únicos beneficiados son ellos, no hay intereses sociales ni nada. Tenemos todas las categorías desde 2007 hasta 2018. Hemos participado en la Liga Municipal de Allen, en el Fortín, en torneos municipales y torneos independientes, escuelitas de fútbol”, enumera las conquistas.

Claro que aún hay mucho por hacer y un largo camino por recorrer. “Tenemos posesión del lugar por dos años más, cedido por el municipio. Nos gustaría cerrar el predio, no molestar a los vecinos. Se armó la comisión y soy el presidente aparte del técnico de la 2007-2008-2009 y 2010”, amplía tras avisar en el grupo de chat que “hoy se práctica, vengan con ganas”.

Además de la contención que brindan, tratan de alejar a los chicos de los peligros de la calle. “Queremos que no dejen de estudiar, hacemos rifas para comprar las cosas que necesitan. Verlos jugar, que sean felices detrás de la pelota no tiene precio. Pasaron muchas personas ayudando, no los nombro para no quedar mal con nadie”, agradece.

Por último, afirma contar con “miles de anécdotas, por ejemplo ahora con el frío tras entrar en calor se olvidan los pulóveres y tengo q recoger sus ropas, al otro día vienen a buscarla o se las llevo de nuevo a sus casas”.

Argentina volvió a ser campeón de América y Américo sueña con que algún día uno de los suyos llegue lejos, a calzarse incluso la celeste y blanca. Elije creer junto a sus queridos jugadores, esos pichones de cracks que brillan en el campito donde el perro Chado ya no puede romper las pelotas. Son los Desobedientes que le hacen caso a su gran pasión...

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