El clima en Neuquén

icon
16° Temp
39% Hum
La Mañana Derlis Kloosterman

Derlis Kloosterman: gloria, ocaso y redención de una mujer que selló a fuego la historia de la ciudad

La exintendenta de Neuquén falleció este 21 de septiembre. Su vida política marcó los años '90 de la capital provincial y también de su propio partido. Quién era.

Con Derlis Kloosterman se va una dirigente histórica que, a su llegada a la Municipalidad capitalina, estaba capitalizada por hombres, apenas un puñado dentro de su partido, el MPN de los ‘90, pero que ella supo desarticular con remarcable desenfado. No fue su derrotero una tarea sencilla, y nada más asumir, en 1991, advirtió que su camino iba a estar sembrado de piedras y que le esperaba un desenlace (la destitución en el cargo), con un epílogo dramático y doloroso, el que nunca hubiese imaginado. Sin embargo, al cabo de un largo ostracismo costero en las tranquilas playas de Claromecó volvió por sus fueros y no paró de recoger reconocimientos hasta el final de sus días, justo cuando la ventosa primavera se hacía presente en la ciudad donde dio su lucha.

La llamaban solo Derlis, los protocolos le añadían su apellido y, en ocasiones, el de su marido, Bakker, también dirigente del MPN, aunque eclipsado por la enjundia de su esposa. En el Neuquén de entonces, los albores del menemismo que marcarían a fuego una década completa en Argentina, las mujeres tenían un rol secundario lejos del protagonismo casi cesarista que la caracterizó; por eso hay quienes le adjudican ser una de las primeras feministas, no de salón, sino de firmeza ejecutiva.

derlis2.jpg

No fue fácil hacerse un lugar en la naciente lista Blanca del MPN con la que Elías Sapag le permitió a Jorge Sobisch ser el primer líder emergente en la empresa de destronar a su hermano Felipe, al margen de Pedro Salvatori que siempre estuvo ligado al riñón del cinco veces gobernador. El nombramiento de su gabinete municipal provocó los primeros chispazos con el despacho de Roca y Rioja y de pasó abrió enconos por el que le soltaron las manos definitivamente en el resonado caso de las tachas, un acto administrativo de dudosa factura, pero ni por asomo equivalente a los affaires de pacotilla que luego salpicaron a su mismo partido, de los cuales no todos terminaron siempre en la Justicia.

En su campaña electoral del 91, al igual que toda la lista Blanca, Derlis tuvo que sortear las zancadillas del felipismo en toda la travesía proselitista. No obstante, le alcanzó para ganarle primero a Herminio “Pichón” Balda en la interna y luego a Marta Búffolo (UCR) y a María Angélica Orbanich (PJ) en la general. La concurrencia a las urnas en el triunfo del ‘91 fue de 71.836 electores y el escrutinio final confirmó su triunfo por el 25% de los votos. Histórica también aquella contienda con tres mujeres como principales aspirantes a la Intendencia.

derlis3.jpg
Derlis Kloostermann, junto a la ex vicegobernadora Ana Pechen, en un homenaje que le realizaron en la Seccional Primera del MPN.

Derlis Kloostermann, junto a la ex vicegobernadora Ana Pechen, en un homenaje que le realizaron en la Seccional Primera del MPN.

Su destitución a poco de finalizar el cargo la puso en el centro de mira. Fue una carga demasiado pesada para una mujer expuesta siempre a los riesgos. El impacto fue difícil de digerir para ella y para toda su familia.

Absolución

Años más tarde, el Tribunal de Cuentas de la provincia le dio una absolución administrativa por el escándalo de las tachas que no fue tan significativa como lo sería, al cabo, la redención simbólica que la volvería a ubicar en un escenario más acorde con algunos de sus aciertos. El extinto Horacio Quiroga fue el primero que devolvió el bronce con su nombre en la Municipalidad de Neuquén haciéndola partícipe de los agasajos que acostumbraba hacer con los ex intendentes en vísperas del aniversario de la ciudad. Allí departían los ex jefes comunales democráticos y también algún colaboracionista de la dictadura al que se trataba con cierta indulgencia institucional.

A Derlis también le volvieron a abrir las puertas dentro del partido, especialmente en la Seccional Primera, en la cual las mujeres siempre supieron cuidar su espacio con relativa autonomía del referente de turno.

Su apellido queda en la historia de pago chico y en el recuerdo del afecto de quienes la conocieron, o de los que no le soltaron la mano cuando las papas quemaban.

derlis4.jpg

Su ímpetu combativo vino en los genes; su hermano Dirk fue una de las primeras víctimas de los años de plomo que dejó su vida por defender las banderas del gremio SMATA.

Las muestras de reconocimiento a la trayectoria y a la persona de Derlis Kloosterman ponen en su justo marco (parece raro hablar en estos días de lo que es justo en la arena política) su ideario y entrega por sus convicciones, aun para aquellos que no las compartieron.

En la Iglesia Metodista de Neuquén se despiden sus restos. Es el adiós a una dirigente, militante y feminista, no de salón, sino de ejecutiva determinación que conoció la gloria, esquivó el ocaso y se marchó redimida.

Te puede interesar...

Lo más leído

Leé más

Noticias relacionadas

Dejá tu comentario