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El azar, el único aliado del niño al que le clavaron un cuchillo en la cabeza

Gracias al azar el pequeño está vivo y en un espacio seguro. Su mamá fue acusada por pegarle con una bolsa y enterrarle un tramontina en la zona parietal.

Un episodio que ocurrido este fin de semana en Neuquén disparó una alerta sobre la violencia intrafamiliar. El hecho en sí podría haber pasado desapercibido de no ser porque el azar jugó un rol clave, motivo por el cual un niño de ocho años no solo está vivo, sino que también está resguardo de su madre.

Muchas veces el rumbo de una vida cambia por azar, para bien o mal, en este caso ayudó a desnudar una problemática y evitó un crimen.

madre nene cuchillo cabeza
La mamá del pequeño al momento de ser acusada por la lesión que le provocó al hijo en la cabeza.

La mamá del pequeño al momento de ser acusada por la lesión que le provocó al hijo en la cabeza.

La explicación del cuchillo

El mediodía del domingo, un chico de ocho años ingresó de la mano de su mamá a la guardia del hospital Regional. Tenía un cuchillo Tramontina clavado en la zona parietal izquierda de su cabeza. La explicación de la mujer fue sencilla, le pegó con una bolsa que contenía varios objetos, entre ellos un cuchillo, el cual se incrustó en el cráneo del hijo.

Sin dudas que ese golpe podría haber sido uno de los tantos que seguramente recibe el pequeño, pero esta vez, la improbabilidad estadística, el azar, puso en evidencia una situación de violencia crítica dentro del entorno familiar.

En su acusación, la fiscal Silvia Moreira explicó que, tras una situación de conflicto, la mujer golpeó al niño utilizando una bolsa que contenía diversos elementos, incluyendo un cuchillo tipo Tramontina. Por efecto del impacto, el cuchillo se incrustó en la región parietal izquierda de la cabeza del menor, provocándole una lesión penetrante que puso en riesgo su vida. Tras el ataque, fue trasladado de urgencia a un hospital, donde requirió una intervención quirúrgica para reparar el daño.

La denuncia por la agresión fue radicada en la Comisaría Tercera.
La Comisaría Tercera tomó intervención en el caso y dio aviso a la fiscalía.

La Comisaría Tercera tomó intervención en el caso y dio aviso a la fiscalía.

La energía en una agresión

Lo que sorprende de este caso no es solo la violencia implícita del acto, sino también el papel que jugó el azar en agravar las consecuencias. En condiciones normales, el contenido de una bolsa tiende a amortiguar los impactos, distribuyendo la energía entre los objetos. Sin embargo, en este caso, la fuerza y la trayectoria exacta del golpe lograron alinear el cuchillo de forma precisa para que su punta penetrara el cráneo. Este hecho, altamente improbable, convirtió una agresión ya de por sí grave en una situación que casi termina en tragedia.

La agresión expuso la realidad preocupante en la que estaba inmerso el chico y el desenlace del ataque fue fortuito. Las estadísticas muestran que la mayoría de las agresiones graves contra niños ocurren en el entorno familiar, donde deberían estar más protegidos. La dinámica de poder, la vulnerabilidad de los menores y, en muchos casos, la falta de intervención oportuna son factores que perpetúan este tipo de situaciones.

La respuesta judicial fue inmediata. La fiscalía imputó a la mujer por lesiones graves agravadas por el vínculo y alevosía, solicitando también una restricción de acercamiento hacia el niño mientras se desarrolla la investigación. Asimismo, la justicia dispuso que el menor sea evaluado en un entorno seguro antes de brindar su testimonio, garantizando su protección y bienestar.

Más allá del proceso legal, este caso pone la lupa sobre la violencia intrafamiliar que siempre está ahí latiendo, pero nunca trasciende lo suficiente, salvo cuando la tragedia llama a la puerta o el azar se asoma.

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