El clima en Neuquén

icon
17° Temp
67% Hum
La Mañana León Gieco

El día que se lo olvidaron a León Gieco en Chos Malal

El reconocido cantante popular se tenía que presentar en Buta Ranquil en las actividades por el festejo del aniversario de la localidad.

La memoria tiene el calendario en dudas, pudo ser el año 1994 o el 1995 cuando León Gieco estuvo en la región, en una de las tantas oportunidades que lo hizo. El cantante gozaba de un momento de enorme popularidad que supo lograr con su talento y compromiso social.

Llegó a la ciudad de Neuquén con los músicos Eduardo Rogatti en guitarra eléctrica, Luis Gurevich en teclados, Tancredo en violín, Marcelo García en batería y Aníbal Forcada en bajo.

Fue una recorrida preciosa por distintos puntos de la provincia en el marco de la Alternativa Musical Argentina. Magma, con Alberto Felice, Alfredo Ibarrola y Osvaldo Aguilar, fue el grupo que desde Entre Ríos, impulsó ese proyecto tan enorme en su concepto y radiación en el país.

En el mes de mayo, cumplía años Buta Ranquil. El intendente “Quico” Sepúlveda, un hombre joven, sencillo, trabajador y entusiasta, junto a su Secretario de Gobierno, Daniel Rebolledo, habían organizado a la comunidad para un gran festejo. El gimnasio del pueblo fue el centro de la convocatoria y los vecinos expectantes y listos para la celebración.

Buta Ranquil 01.jpg

León se prestó al festejo junto a Gurevich, García y Forcada y aceptaron viajar al norte para las presentaciones previstas. Antes estuvieron en Cutral Co, luego en Chos Malal y por último en Buta Ranquil.

El día anterior a la fecha programada en Buta, León actuaba en el gimnasio de Chos Malal, provocando un enorme impacto en el pueblo con cientos de jóvenes participando del acontecimiento: era la primera vez que el artista llegaba al lugar.

El olvido del artista

A la mañana siguiente de esa presentación había que trasladarlo a Buta Ranquil, distante a unos 100 kilómetros por ruta de tierra. Salieron dos vehículos y cada uno de los conductores pensó que León venía “con el otro”. No fue así, León quedó varado en Chos Malal.

Cuando todos descendieron de los autos, se lo buscó a León y, ¡no estaba! Preguntas iban y venían ante la sorpresa de su ausencia, y la preocupación se hizo certeza: ¡se había olvidado al artista en Chos Malal!, rápidamente partió un vehículo de regreso a buscarlo. León estaba sorprendido, desconcertado y un poco disgustado, pero pudo más su buena onda y experiencia para salvar la situación y con algunas bromas pasó el mal momento. Rumbo al destino, arribó por fin adonde se lo esperaba con una gran fiesta.

Ese día se declaró asueto en el pueblo, la escuela preparó una mesa extensa para agasajar a los visitantes junto a maestros, profesores y alumnos. Empanadas, tortas fritas y brindis coronaban el encuentro. Una enorme torta de cumpleaños fue puesta en manos de León, quien junto a mucha gente, atravesó el pueblo caminando llevando la torta hasta el mismísimo gimnasio. Allí ya estaban los vecinos esperando y, antes del concierto, el artista cortó y repartió la torta entre ellos.

Leon Gieco Buta Ranquil (2).jpg
Acompañado de todo el pueblo, León Gieco cortó la torta de cumpleaños de Buta Ranquil.

Acompañado de todo el pueblo, León Gieco cortó la torta de cumpleaños de Buta Ranquil.

En las afueras del salón, los paisanos ataban sus caballos en espera para poder participar, mientras que las familias entraban silenciosos para el convite.

El sonido del espectáculo estaba a cargo de Servando Retamal y Diego Villanueva, sonidistas recordados de la movida neuquina de esos años, que sumaron su experiencia para un tablado importante que oficiaba de escenario.

El recital de León Gieco

León llenó cada rincón con sus emblemáticos temas: “Solo le pido a Dios”, “Hombres de hierro”, “El fantasma de Canterville”, “La cultura es la sonrisa”, entre otros, de su numerosa cosecha. Canciones en las voces de todos los que, con mucho pudor, repetían algunas letras, el silencio cobijaba cada verso como un abrazo, y muchos descubrían al artista en su inmensa humanidad.

Una imagen de esa jornada que seguramente quedó grabada en la retina y el corazón de muchos, es la de una niña pequeña que, al pie del escenario, cantaba los temas del santafesino. El artista, advertido, la hizo subir y juntos hicieron conmover a todos con “Solo le pido a Dios”.

Un clima de comunión inundó el espacio hasta que los aplausos dieron la puntada final de una trama emocionante realizada en ese pequeño pueblo del norte neuquino. Esa vez, y para siempre, nadie olvidó a León Gieco. Luego el regreso, el silencio y un carrizal cargado de recuerdos.

Te puede interesar...

Leé más

Noticias relacionadas

Dejá tu comentario