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Hernán Lacunza: "Neuquén va a ser una locomotora, más allá de lo que haga el Gobierno nacional"

El economista valoró algunas políticas del gobierno de Javier Milei pero dijo que no se deben tomar medidas de corto plazo. También advirtió que existe un retraso cambiario.

De visita en Neuquén, el exministro de Economía de la Nación y de la provincia de Buenos Aires, Hernán Lacunza, se refirió a las políticas del gobierno del presidente Javier Milei. Valoró de que no se haya llegado a una situación de hiperinflación pero advirtió que el tipo de cambio está atrasado.

En diálogo con LMPlay, Lacunza analizó que Nación “abordó la agenda urgente”, sostuvo que se deben aplicar medidas de largo plazo y pronosticó que el rebote respecto a la recuperación de la actividad económica va a ser muy gradual.

A su vez, señaló que la provincia, a partir de lo que genera Vaca Muerta e independientemente de las políticas nacionales, “va a ser una locomotora”.

-¿Qué visión tiene de lo que está ocurriendo con la Economía?

- Creo que este Gobierno, que está cumpliendo seis meses, ha abordado con decisión la agenda urgente. Si no hubiera hecho, con sus matices, el plan de equilibrio fiscal, de dejar de darle a la maquinita y de corregir, digamos, el desvío cambiario que había heredado, hoy me estarías preguntando si la hiperinflación va a ser de tres o cuatro dígitos anuales, o si va a haber un corralito, o si va a haber un default.

- ¿Se iba hacia eso realmente? Porque ese fue el argumento del Gobierno…

- Tiene razón con eso el Gobierno. Hace tres años la inflación era 50, el año anterior 100, el año pasado 200, o sea, que en ese recorrido hoy estaríamos discutiendo 400 si no hubieran frenado esa dinámica. La contracara de eso, que también es parte de la realidad, es que el producto cayó 10% en un par de trimestres, el empleo se ve perdido, todavía no hay estadísticas oficiales, pero son como 100.000 puestos de trabajo formales. El salario real, desde la punta, desde el pico, cayó como un 20%. Y eso también, claro, es parte de la realidad. Tiendo a ser condescendiente ahí, porque en realidad lo que había era una ficción, o sea, era un nivel de consumo y de actividad irreal.

Así que esa corrección, que se hizo bastante dramáticamente, y que también es parte de la realidad, que está cambiando la incertidumbre de la inflación al desempleo, bueno, es también parte de la herencia o de la ficción que se vivía antes, que ahora duele, claro.

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Imagen de archivo del ministro de Hacienda de Argentina, Hernán Lacunza, durante una rueda de prensa en Buenos Aires. 20 de agosto de 2019. REUTERS/Agustin Marcarian
Imagen de archivo del ministro de Hacienda de Argentina, Hernán Lacunza, durante una rueda de prensa en Buenos Aires. 20 de agosto de 2019. REUTERS/Agustin Marcarian

Salarios

- ¿Y cómo se compatibiliza el desempleo y, fundamentalmente, la caída del poder adquisitivo del salario, con esta realidad económica?

- El Gobierno basa su apoyo o su músculo político en el apoyo popular, no inédito, porque los gobiernos anteriores a esta altura también tenían el mismo nivel de apoyo, pero sí infrecuente en la medida que esto está ocurriendo con un ajuste muy severo de los ingresos, y eso sí, tiene poco antecedente. Ahora, esa debilidad institucional y presunta fortaleza en la calle creo que lo está llevando a deshilachar parte de su programa, a necesitar resultados de corto plazo para que no se erosione ese apoyo popular, y está tomando en los últimos dos meses, sobre todo, algunas medidas que pueden ser pan para hoy, hambre para mañana.

- ¿Qué medidas?

- Está atrasando el tipo de cambio, volvió a congelar las tarifas de energía. Tomó decisiones, por ejemplo, para tomar una emblemática muy visible, la de las prepagas que las liberó y después volvió para atrás. Más allá del caso puntual de la justicia o injusticia de cada medida en particular, lo que sería peligroso es tratar de naufragar o claudicar ante el corto plazo porque necesito que la inflación de mayo me dé menor que la de abril y la de junio menor que la de mayo para sostener ese apoyo popular. Si estoy pateando inflación para adelante, que va a venir en agosto, septiembre o octubre. Y esto cabe para las tarifas de servicios o de energía, cabe para el tipo de cambio y cabe para otros precios que se están volviendo a regular. Es como decir: me importa más el IPC, o sea, el índice, que la inflación. Uno no puede hacer política económica para el lunes, ni para dentro de dos semanas o para dentro de cuatro, tendría que hacerla para dentro de dos meses, cuatro meses y cuatro años. Entonces, ese sendero de estabilidad y de previsibilidad no puede estar sometido a una política económica arbitraria o poco previsible y que creo que en las últimas semanas se ha empezado a caer en esas tentaciones.

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- Pero con la depreciación del salario y esta escalada de precios da la sensación que el bolsillo de la gente ya no da para más. ¿Qué se hace con eso?

- Está bien. Yo no tengo la receta. Afortunadamente no estoy en el Gobierno. Lo que sí, que haya problemas inmediatos no quiere decir que podemos ignorarlos inmediatamente. A eso voy. Porque después el mediano plazo siempre llega. Y por ahí podrías hacer que la inflación baje más lentamente, ¿no? Que si en lugar de cinco es seis y medio, no cambia demasiado. Pero que no estés acumulando inflación pateando para adelante. Que después se vea reflejada más adelante. ¿Sabes por qué? Porque creo que es el peor de los riesgos. Entrás en un atraso cambiario porque estás anclando al 2%. Entonces, a corto plazo te da resultado. Es muy eficaz para anclar los precios, sobre todo de los importados, y entonces bajás los precios locales. Y es muy tentador, ¿no? Porque te da resultado a corto plazo. Ahora, si vos atrasás, y un día tenés que soltar, porque el mercado ya no te acompaña, entonces los exportadores empiezan a postergar, los importadores a anticipar porque ven que no es sostenible. Un día hay que soltar. Entonces esa inflación de octubre, en esta hipótesis, ya no es más cinco, es otra vez dieciocho.

Entrás en una dinámica, como pasó muchas veces en la economía argentina, donde no se puede quedar sin banquinas. Hay que poder estacionar cuando algo sale mal, porque la cosecha viene mal, porque Brasil devalúa, porque sube la tasa de interés afuera. No nos podemos ir encerrando en un callejón, donde al final del callejón, cada vez más angosto, hay una puertita que se llama devaluación. Eso sería el peor de los resultados para un programa de esta naturaleza.

Situación del dólar

- ¿Qué atraso cambiario existe a su criterio?

- Hay indicios. El turismo emisivo de los argentinos que viajan al exterior empieza a ser más importante que el receptivo. Ya no es tan conveniente para los turistas extranjeros venir. O los tours de compras, que antes venían muchos de los países fronterizos a comprar acá, ahora vamos a comprar allá. O las estaciones de servicio, también fronterizas, que se llenaban acá. Empieza a ser más difícil exportar. Eso, claro, no va a pasar mañana, lunes. El Banco Central va a seguir comprando, pero eso puede ir agotándose. Entonces cada día se aprecia un poquito más. Cada día es un poquito más difícil exportar y más fácil importar. Y eso lo tenés que ver. Como decía el fallecido piloto Traverso: No hay que manejar mirando la trompa del auto, hay que mirar 300 metros para adelante. Bueno, esto es lo mismo. No hay que mirar la intervención del Banco Central del lunes, sino hay que proyectarla para los próximos seis meses.

- ¿Y en esa proyección cómo ve la economía argentina?

- Habiendo evitado los riesgos más traumáticos, que es muy importante, a veces uno naturaliza esto pero el gobierno anterior había usado lo que llaman encajes, dólares de los depositantes. Y eso se aventó bien. Hoy no corrés ningún riesgo con tu dinero en el banco, ni de hiperinflación, ni de que no te paguen si tenés ahorros en bonos públicos. Y me atrevo a pensar que los próximos cuatro años no va a haberlo. Ahora, ¿qué hago? Uno enseguida empieza a aspirar a más, porque esa es la naturaleza humana. Entonces, ahora hay crédito hipotecario. Hace seis meses no se podía alquilar, por lo menos en el área metropolitana de Buenos Aires, y supongo que en las provincias también, pero conozco menos. Bueno, ahora hay trece líneas de crédito hipotecario. Estamos discutiendo otra naturaleza de cosas. Ahora, ¿resolvimos todo? no, tenemos lo que decía recién: no nos compremos problemas a futuro, por tener un índice de inflación medio punto más bajo este mes. No incubemos atraso cambiario, no acumulemos otra vez atraso tarifario, porque esos son subsidios que después es muy difícil de desanudar, porque nos acostumbramos a que nos regalen la luz y el gas, y entonces ese dinero lo usamos para otra cosa.

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Actividad

- ¿Y la actividad económica? Porque hay sectores que vienen cayendo muy fuerte.

- La actividad está muy deprimida, por esto que decía antes, el salario real cayó mucho. No creo que haya un rebote en V, creo que esa es una ilusión del gobierno que no va a suceder. No se va a recuperar el 20% en cuatro meses, a lo sumo podrá recuperar 1 o 2% por mes. Porque la inversión también está muy deprimida.

A pesar de eso, con Vaca Muerta, que es tan rentable y tiene tanto potencial, si el gobierno hace todo bien Neuquén va a ser una locomotora. Y si el gobierno hace todo mal, a la energía igual le va a ir bien, porque va a producir el bien escaso para una economía que hizo todo mal, que son los dólares.

Así que por las buenas, y ojalá que sea así, porque entonces podés proyectar a 20 años, viene otro nivel de inversión y de empleo y va a despegar, va a volar. Por las malas, igual Neuquén va a ser ganador pero, obviamente, en un país más pobre.

- ¿Y sacando Vaca Muerta, las otras actividades pueden esperar una reactivación?

- Creo que lo mejor que se puede esperar es una U asimétrica, o sea un rebote muy gradual, muy paulatino. Deberíamos estar tocando un piso en este segundo trimestre, entre abril, mayo y junio. No debería seguir cayendo. En términos gráficos: La pizzería de la esquina, que vendía 100 pizzas en diciembre, hoy vende 92. No va a volver a vender 100 pero tiene que vender 95 o 96, porque si no, el efecto contagio, el efecto ilusión, se desvanece. Si en una familia o en un grupo hay dos personas con menos trabajo y si ves que a los dos meses una consigue trabajo, se sostiene la ilusión. Y creo que eso sí puede pasar si no nos comemos una curva, que es lo que decía antes, que no aceleremos porque en el camino hay curvas. Porque siempre Brasil hace cosas, siempre la soja sube y bajan. No hay tsunamis acá pero sí inundaciones. Y tenemos que estar preparados para eso.

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