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La Mañana limusina

Juan y la limusina del Alto Valle que lleva a quinceañeras y hasta separados

El vehículo genera curiosidad en los vecinos. "Es lo lindo de tenerlo, porque surgen charlas y uno va conociendo gente”, dijo el vecino de Ferri. La alquila para el paseo de novias, quinceañeras y hasta separados.

Para llegar a su casa de Ferri no hay como perderse. Basta con preguntar a algún vecino donde vive “el hombre de la limusina” para que inmediatamente respondan con una señal: “ah si, allá”.

Es que son contados con los dedos de una mano este tipo vehículos en la región y tener una es todo una extravagancia.

“Yo andaba con ganas de tener una limusina para alquilarla”, contó en el arranque de la historia Juan Beltramini, su propietario.

Para eso había comprado un antiguo Rambler modelo 1966, que en su época fue todo un lujo.

El proyecto consistía en “alargar” el chasis y la carrocería, además de modificar la parte mecánica.

Era una labor compleja pero que no lo asustaba, porque tiene mañana para los “fierros”, ya que durante muchos años fue camionero y saber un poco de todo es necesario en ese oficio.

Además cuenta con la colaboración de sus dos hijos varones, que junto a su hija Luciana son inseparables y forman una Pyme familiar.

Pero justo en ese momento se comunicó con él un amigo de Santa Fe, de donde es oriundo, que tenía una limusina construida sobre un Ford Galaxy, y ofreció vendérsela. Ahí nomás hicieron el acuerdo y partió a buscarla.

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El Galaxy era un modelo que se fabricaba en Brasil, explicó Juan. Entonces ocurrió que un importante empresario de Misiones había comprado uno y quería convertirlo en limusina para uso personal. Así que lo envió nuevamente a la automotriz para que le hicieran las reformas a su antojo.

Tiempo después se la vendió a su amigo santafesino, quien la había destinado al alquiler recreativo.

“Estoy chocho, Tiene apenas 12.000 kilómetros porque se usa poco y anda fenómeno”, resaltó Beltramini.

Sostuvo que su conducción no tiene ningún secreto. Es como manejar un auto más largo, ya que mide 6,30 metros y solo hay que tener precaución en esquinas y curvas. Con su experiencia como camionero, esas maniobras son apenas un detalle.

Mientras que en ruta se porta de maravillas dado que tiene un buen andar, es cómoda por su amplitud y a velocidad crucero consume poco combustible.

Sorpresa y curiosidad

Verla pasar ya es un atractivo. Su tamaño, el blanco impecable, los vidrios polarizados, es un combo que impacta. La gente en la calle demuestra su sorpresa y no hay quien deje de contemplarla. Más aún al detenerse, cuando muchos se acercan para saciar su curiosidad.

Juan cuenta que le piden tomarse fotos y relata una y otras vez la historia del particular rodado, sus característica y para qué la usa. Eso no lo molesta.

“Es lo lindo de tenerla, porque surgen charlas y uno va conociendo gente y eso reconforta”, destacó.

Por su espíritu amistoso, ese contacto cercano le genera mucha satisfacción al propietario.

Anécdotas en un coche largo

Juan tiene un montón de anécdotas para contar gracias a la limusina. Muchas conmovedoras, otras risueñas.

Destaca por ejemplo que llena de ternura la emoción de los novios que van rumbo al casamiento o a las quinceañeras camino a su fiesta. Recordó a una jovencita que la sorprendieron al ir a buscarla en el fastuoso automóvil y ella no pudo contener las lágrimas.

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Pero también le han tocado servicios inesperados, como cuando tres jóvenes de Neuquén se la alquilaron para celebrar que uno de ellos se había separado de su pareja.

“Se veían que estaban muy contentos, sobre todo el nuevo soltero”, evocó Juan.

Más jocoso resultó una de las veces que viajó a Santa Fe a visitar a su mamá y al pasar por un pueblito del sur de Córdoba tuvo que frenar en un semáforo y se encontró con una pareja de ancianos que quedaron mirando el vehículo con asombro. Lo cómico fue que el hombre mayor se acercó a su ventana y con una sonrisa cómplice le dijo: “las minas que te debés levantar con este auto”.

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Servicio y costos

El negocio familiar lo bautizaron Silver&Gold. El alquiler es por dos horas y tiene un costo, en la actualidad, de 90 mil pesos. El servicio contempla el paseo, música con un potente equipo y luces multicolores para acentuar el marco festivo y cuando son mayores una botella de champagne.

Pueden entrar cuatro o cinco pasajeros dado que tiene dos asientos amplios. Por su puesto el interior es impecable y hasta tiene un televisor.

Cipoleño por agradecimiento

Juan recorrió medio país con su familia, que es inseparable. Estima que suma cerca de 30 mudanzas. Sucede que trabajaba en Correos y Telégrafos (ENCOTEL), la empresa nacional que entró en la ola de privatizaciones de la década del 90, durante gobierno del peronista Carlos Menem.

Uno de sus últimos destinos fue Gobernador Costa, en la provincia de Chubut. Después dejó ese empleo, que lo confinaba a una oficina, y se subió a un camión, una de sus pasiones.

Por una enfermedad que sufrió uno de sus hijos tuvo que venir a Cipolletti, donde recibió atención de especialistas. El joven logró recuperarse y como forma de agradecimiento, decidieron instalarse en Cipolletti. Adquirieron terrenos en la parte nueva de Ferri, donde se afincaron. Viven todos en una misma cuadra.

Amante de los “fierros”, Juan emprende cualquier desafío que se le presente, porque sabe que cuenta con el apoyo de sus hijos. Ya restauraron algunos vehículos y en eso están con un tradicional R4 y una moto Siambretta. Y también tiene a la limusina, que con su majestuosidad se ha convertido en una atracción en todo el Alto Valle.

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