La leyenda de la casa embrujada del barrio Villa Florencia: el estremecedor relato de la dueña
En 2007, la vivienda tuvo 17 focos de incendio de manera inexplicable y hasta se llegó hablar de fenómenos paranormales. Diecisiete años después, María Barriga recordó esa pesadilla junto a su hija.
En marzo del 2007, el barrio Villa Florencia se vio conmocionado por una seguidilla de continuos, inexplicables y misteriosos focos de incendio que se dieron en la vivienda ubicada en Gatica 713 de la ciudad de Neuquén. En total, las llamas se hicieron presentes en 17 ocasiones en diferentes ambientes de la casa que aún habita María Efigenia Barriga, quien en ese entonces era acompañada por su esposo ya fallecido: Jolindo Rigoberto Ibañez y su hija, Viviana.
Los medios regionales, nacionales y hasta internacionales –desde España se hizo presente el envío radial Milenio 3 y estuvo presente un móvil del canal Infinito- se sorprendieron por el extraño caso que se producía, aparentemente, sin ningún tipo de causa. Ante ese desconcierto, el hogar tomó el mote de la “Casa embrujada” de Villa Florencia porque una parte de la sociedad comenzó a sospechar y hablar sobre fenómenos paranormales. Es que cuando los bomberos acudían a la propiedad a apagar el siniestro, mientras eso sucedía otro foco de incendió se daba al mismo tiempo en otro sector de a casa.
Pasaron 17 años de ese terrible acontecimiento, que fue tomando relevancia con diferentes relatos, ya sea a través de los medios que realizaron su cobertura como por los vecinos del barrio que vivieron muy atemorizados. Cada uno tiene su versión. Porque, además del hecho insólito que sucedió con el fuego, también se llegó hablar de la aparición de un espectro de un joven que supuestamente habría fallecido en el lugar, según algún que otro testimonios de esa época.
La pesadilla de vivir en la casa embrujada
María, a sus 80 años, decidió después de mucho tiempo revelar cómo vivió en carne propia ese fuerte episodio. “De un día para otro apareció el fuego. Serían tipo dos o tres de la tarde cuando comenzó a prenderse fuego la ropa que estaba en una de las habitaciones”, aseguró la abuela de Brian y Karen. “Vivimos durante un mes entero con el fuego”, recordó mientras en su rostro sigue dibujándose el mismo miedo que sintió por primera vez.
El terreno, del cual es propietaria y sigue siendo su refugio, se extiende hasta la esquina de Gatica y Fray Luis Beltrán y abarca unos metros más con dirección al oeste. Precisamente, es esa equina la mujer poseía un local de venta de comidas: “Estaba sola en el negocio cuando comencé a olor a quemado que venía de mi casa que está pegada”.
El suceso tomo aún más magnitud cuando su hija llamó a los Bomberos, que quedaron también desconcertados por el escenario. “Cuando estaban apagando el fuego en una habitación, se encendió otro fuego en el otro cuarto”, rememoró María. “Día y noche no dormíamos”, agregó sobre la primera experiencia sobrenatural.
La abuela que se sostiene económicamente por su jubilación y el alquiler de dos locales –forman parte de toda la superficie del terreno- le puso más impresión a la “leyenda” urbana al marcar algunos sucesos que aún siguen causando desconcierto y asombro: “Hasta el agua que había en una pileta se prendía fuego. Los jabones (de pan blanco) explotaban. Las llamas eran voraces, ardían como nunca. Eran bien amarillas”.
“El fuego se elevaba como queriendo atrapar algo. En algunos casos los vecinos nos ayudaban alcanzándonos agua para combatir el fuego”, agregó.
Los incendios y el demonio malévolo
Los focos de fuego a los que se refiere María eran de más de un metro y aparecían de forma inadvertida quemando algún material del hogar y dejando un fuerte olor a humo y manchones negros en las paredes Las llamas no alcanzaban a devorar en toda su totalidad las instalaciones.
La confusión era muy grande sobre todo lo que surgía en la calle Gatica porque los bomberos siempre descartaron que las combustiones se trataran de algún corto circuito. Inclusive se cortó el gas y la corriente eléctrica.
“Todo esto fue una maldad. El demonio estaba presente. No era una mujer que andaba mal con alguien o que anda mal con las personas. Tuve mucho miedo y pánico. Varias veces me la pasaba yendo y viniendo al hospital”, sostuvo María por el susto que sentía.
Su hija Viviana quedó muy afectada por todo lo que pasó. Y confesó que la pasaron muy mal. “Mi mamá se la pasaba en el hospital y yo con mucho miedo. Me pongo hablar de lo que pasó y se me eriza la piel. Fue todo muy feo”, dijo la mujer que se prestó a un cortó diálogo porque no le gusta recordar mucho esa pesadilla que la marcó para toda su vida.
“Pasaban cosas increíbles, en un momento se quemó el lavarropas que tenía agua, es algo imposible que suceda, pero nos pasó. De la nada también se prendió un jean que estaba colgado”, agregó.
En ese contexto inexplicable, Viviana fue quien pudo ver un espíritu. Al respecto no quiso explayase demasiado sobre el incidente. Sus ojos de color verdes quedan mirando un punto fijo cuando habla y su rostro de seriedad total lo dice todo, además de confesar que siente un especie de escalofrío que le recorre de los pies a la cabeza mientras su memoria trae esas imágenes del pasado.
“Llegué a pesar 44 kilos, no podía dormir y la luz siempre se mantenía prendida”, contó Viviana, quien se desempeña en diferentes tareas laborales para subsistir. A pesar de la incomodidad que siente, comentó que ella misma se encargó de sacarle fotografías a las llamas: “Tenía un cd con varias fotos de las llamas. Y en la mayoría se podían ver figuras raras, como caras”.
Por otro lado, también recordó la situación que vivían los policías que llegaban al domicilio para constatar lo que pasaba, además de tomar declaraciones a los familiares. “Estaban todos asustados. Yo recuerdo que se transpiraban toda la espalda porque me daba cuanta por la camisa y sus caras. Algunos no se animaban a ingresar a la casa”, contó Viviana.
La llegada del pastor
En su relato, María explicó qué, ante la desesperación y con la idea fija que había un demonio en su hogar, se dirigió a la Iglesia del colegio Don Bosco (Chanetón 599, a una cuadra del domicilio de la mujer) para buscar ayuda. Sin embargo, ella afirmó que no tuvo muchas respuestas.
“El cura no se animaba a entrar. Y me decía que tenía que comunicarse al Vaticano, Roma, para avisar lo que pasaba, algo así. Se le erizaban los pelos cuando se acercaba a la puerta (de la propiedad). Decía que hacía mucho frío y que no se podía entrar. Yo iba a misa todos los domingos”, señaló María.
Finalmente, ante todo el alboroto y el caos que generaban los confusos actos sobrenaturales, fue el pastor Reinaldo Hermosilla quien decidió enfrentar el supuesto demonio y se quedó conviviendo con la familia de María.
“El pastor Hemosilla tenía su iglesia cerca de Capriolo. Él ya falleció. Creo que la señora de él siguen en la iglesia”, aseguró la madre de Viviana y Marisa Elizabeth, su otra hija que murió. “Desde que llegó (a la casa) comenzó a leer la Biblia. Recorría toda la casa orando y le pedía ayuda a dios. Nosotros también orábamos junto a él. Fue el pastor Hermosilla el que terminó sacando la maldad que nos hicieron. Gracias a él sacamos la inmundicia”, aseveró convencida María.
En ese punto, Viviana disiente con su mamá. Porque si bien el pastor hizo lo suyo, para ella todo tuvo su fin con uno de los incendios que alcanzó una casita que estaba pegada a la propiedad de Gatica 713. En esa pequeña habitación, que se ubicaba dentro del extenso terreno que posee María, vivía una mujer que hacía trabajos de magia negra, según afirmó Viviana.
“Ella me hizo un trabajo a mí. No quedó nada. Tiempo después me enteré que se había indo a Cholila (Chubut). Me enteré de eso porque gente de allá –de la citada localidad- se comunicó telefónicamente conmigo porque se enteró de la historia. Me preguntaron que tenían que hacer porque la querían echar”, reveló.
La situación que vivía la familia de María en esa época alteró a muchos vecinos del barrio y era un mundo de gente entre curiosos y los que se alertaban ante cada llegada de los bomberos y policías. El malestar de muchas personas que tenían miedo hizo que Viviana sufriera agresiones verbales. “Me decían de todo, hasta me trataban de bruja. A mí todo esto me hizo muy mal psicológicamente y terminé yendo a un psiquiatra. Me afectaba mucho todo y terminé tomando muchas pastillas hasta que las dejé. Me di cuenta que llegó un momento me estaban haciendo mal”.
Tras esos focos de incendios que dejaban el interior del hogar con manchones y fuerte olor a quemado, la familia dejó la viviendo, aunque luego de un tiempo regreso a ese paradero y fueron poniendo en condiciones las instalaciones como podían porque el dinero no alcanzaba.
Un informe que deja intacta la leyenda
Jorge Serrano era el jefe de Bomberos local en el año 2007. Fue quien indicó, en ese tiempo, que no tenían "causa determinada" las deflagraciones que se produjeron en la vivienda situada en el barrio Villa Florencia, según expresó en una nota con Infobae.
Serrano, que ya se retiró de su función, también expresó que en los casos de incendio que se registraron “no se pudo llegar a una determinación" sobre el origen. Asimismo, señaló que el caso "está técnicamente cerrado" porque no volvieron a registrarse nuevos siniestros.
Si bien LMN fue en busca de ese informe final de hace 17 años, Mario Rubén Pino, actual Jefe del Cuartel Central de Bomberos Voluntarios, aseguró que el expediente ya no existe debido a que una parte de los archivos, cuando pasa un tiempo, se elimina. Precisamente, ese escrito era clave para saber de manera fehaciente por qué se originaron los 17 focos de incendio.
Pino, que hace 25 años presta servicio, fue uno de los testigos y actores que acudió a la casa de Villa Florencia. “Fui como Jefe de dotación en dos o tres oportunidades. Uno de los incendios se gestó en la habitación, en el interior de un placad. A la hora y media volvimos a salir y en esa ocasión el foco estaba en la mitad de una pared de machimbre”, recordó Pino.
“A nosotros el personal de siniestro no nos informó pero supimos que algunas prendas las enviaron analizar al laboratorio Induslab de Plaza Huincul. Se encargaron de analizar el material que fue combustionado. Pero desde mi experiencia, las veces que me tocó ir a esa casa me encontré con elementos que eran combustibles. Para mí había un agente externo (individuo) que ponía una fuente de calor", sostuvo.
“Siempre que llamaron a los Bomberos, dimos respuesta ( la familia que llegó a manifestar que no les creían y que no iban) . Acá lo que nosotros no creíamos era el tema paranormal. Las veces que me tocó ir yo me encontré con material combustible. Eran casi principios de incendio que se estaban desarrollando. No eran incendios declarados en su totalidad”, reafirmó.
"Si vamos a la lógica es imposible que el fuego se origine solo. Para que el fuego se origine se necesita un material combustible, el oxígeno, una fuente de calor y la reacción química en cadena que hace perdurar la llama de fuego”, explicó.
Bomberos, incendios y la psicosis
El Jefe de Bomberos aclaró que por cuestiones de seguridad y protocolo lo primero que se corta es el suministro de gas y eléctrico para la protección del personal de bomberos: “Cada siniestro nos llevaba unos 30 minutos, no era mucho, teníamos que verificar todo. De acuerdo a mi experiencia en todos estos años, si no hay un combustible los incendios son provocados”.
Pino aseguró que siempre todo lo que surgía estaba bajo un proceso de investigación y que se creó una “psicosis” alrededor de todo los que pasaba y se decía. “Había mucha repercusión en la gente porque se decía que la casa estaba embrujada. De acuerdo a los comentarios había algunos compañeros que tenían cierto temor. En una de las visitas a la casa dejé a uno de los bomberos de guardia en la casa y recuerdo que me decía que no quería quedarse”, reconoció.
Sin informe oficial de Bomberos en mano, con versiones cruzadas de todo lo que significó el misterioso hecho que desconcertó a gran parte de la población en el 2007, ante los extraños fenómenos y manifestaciones, la casa de Gatica 713 sigue quizás con un final abierto y acrecentando una de las leyendas urbanas más resonantes de esta ciudad (cada localidad una tiene la suya), como lo son también Los fantasmas de Parque Industrial, La Dama de Blanco de la Torre Talero o el de las presencias en las inmediaciones de los cementerios del área centro y oeste. Mientras tanto, María, como puede, sigue manteniendo su precaria vivienda (aún sigue aguardando esa ayuda que le prometieron alguna vez) y esperando su cumpleaños número 81 que celebrará en 16 días.
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