El albañil Román Pastore tenía que juntar alrededor de 800 mil pesos para una silla de ruedas y otra para bañarse. La solidaridad lo hizo posible.
La solidaridad mueve montañas y lo puede contar Román Pastore (44), el albañil que perdió una pierna e inició una campaña hace unos días para conseguir una silla de ruedas nueva y otra adaptada para bañarse. Una vez más, los vecinos de Neuquén y alrededores demostraron que la suma de todos hace posible lo que en soledad puede resultar imposible.
"Llegamos al objetivo, juntamos 800 mil pesos; y acá les mostramos la silla de ruedas que Román necesitaba y la silla para el baño. Queremos agradecer de corazón a todas las personas que nos ayudaron apenas lanzamos la campaña. Desde ya, muy agradecidos. Gracias a la difusión, a los doctores y al (Dios) 'eterno' para todos. Rescatamos que todavía hay gente que ayuda al otro, eso es buenísimo. En los tiempos de hoy uno por ahí dice 'quién te va a ayudar' y la verdad que sí, hay gente que ayuda", comentó Andrea Sánchez, la esposa de Román, en diálogo con LMNeuquén.
Román perdió una de sus piernas en un desafortunado hecho de inseguridad, hace aproximadamente un año y medio. Tuvo que acostumbrarse a vivir con una sola. Le llevó un tiempo. También un río de lágrimas. Pero siguió adelante con la vida, su familia y su oficio de abañil, arriba de una silla de ruedas que ya no daba más.
En los últimos días, su familia acudió a la solidaridad para comprarle una que reemplace a la que todavía usa, más una específica para el baño. "No queremos dar lástima, que nos miren y critiquen", aclaró la señora. Pero confesó que con un sueldo de mucama y los trabajos que hace Román, viven el día a día: pagan los servicios, compran la comida y ya no les queda para mucho más.
Andrea, su esposa, es mucama en el hospital Heller. Tiene dos hijos con Román: Abril, de 21 años, que estudia para ser maestra jardinera y cuida niños; Emiliano, de 19, que es el apoyo fundamental de su padre en la albañilería. "Son las piernas de mi marido", sostuvo la mujer.
Por el boca a boca, algunos vecinos de Neuquén y Plottier le encargan trabajos.
La fortaleza del albañil Román
En la peor tormenta, cuando a Román le amputaron su pierna y comenzó un largo camino de rehabilitación, sus hijos los salvaron como familia. "Los dos egresaron y mi hija fue abanderada. Con todo lo que pasamos, fue el orgullo más grande. No pensamos que pudieran hacerlo. Y pudieron, por lo que nos dieron más fuerza para salir adelante", expresó Andrea.
Con el tiempo, Román salió de alta del hospital Castro Rendón y se puso a trabajar de nuevo. El "boca a boca" de la gente le allanó un poco el camino y pudo seguir activo con algunos trabajos de albañilería, desde colocar los pisos de una casa hasta pintar y realizar el reboque de un garage. Ahora mismo, de hecho, tiene que terminar con un trabajo en una casa de Plottier.
"Admiro la fuerza que tiene mi esposo. No vio la falta de una pierna como una incapacidad. Lloró, pero nunca se quedó y cuando le dijeron que no pudo, con más tiempo se dio maña y pudo. Es mi orgullo, nunca bajó los brazos. Siguió adelante. Otra gente se queda tirada en el camino. Pero él, con una pierna menos, se supera todos los días", destacó.
Con el dinero que recaudaron pudieron encargar la silla de ruedas que va a utilizar para trabajar, más la que necesitaba para bañarse por sí solo.
Se lo podían pedir al Estado, pero en ese caso Román ingresaba en una lista de espera de dos o tres años. "No es cualquier silla. Román pesa más de 100 kilos, entonces no le va bien cualquiera. Y con mi sueldo de mucama, más la pensión mínima que cobra mi esposo, no alcanzamos, así que agradecemos un montón a toda la gente que nos ayudó", concluyó la mujer.
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