Serge vino a Cipo en 2017 y repasa su historia, palpita el Argentina-Francia de los Juegos en su París natal y habla de todo. Qué es lo que le cuesta resolver.
Serge casi que no sabía que existía Argentina. No lo registraba prácticamente hasta que conoció en París a su pareja actual Alicia, una por entonces joven de nuestro país que lo conquistó. Así, este agradable vecino francés llegó por amor a nuestra tierra y con el tiempo se radicó en el Alto Valle, donde puede pasar el resto de sus días o quizá apenas un tiempito más.
Es que a los 59 años, sabe que está ante una difícil decisión, de las más complicadas de su vida. Ni siquiera cuando optó por marcharse del viejo continente, dejar amigos y seres queridos allá en su patria siendo aún joven, le costó tanto.
Hoy debe resolver si quedarse definitivamente en el país que le abrió sus puertas y con el que tanto se encariñó o si regresar a su lugar de origen para pasar allí su etapa de jubilado y transitar la futura vejez.
Por lo pronto, sigue ejerciendo como profesor de francés en los colegios locales y se siente y lo tratan como “un cipoleño más”.
Lo trajo el amor
Pues bien pero además de repasar su hermosa historia y compartir ese dilema existencial que se le presenta, también se refiere a la polémica por cantos racistas de la selección Argentina contra Francia que generaron un escándalo, al gran duelo entre ambos países de este viernes por los Juegos Olímpicos y a la máxima cita deportiva que se celebra en la maravillosa ciudad de la que es oriundo.
“Yo conocí a Alicia, mi pareja, en Francia. La verdad no sabía nada de Argentina, ni siquiera dónde quedaba. Me enamoré y nos vinimos, primero a Rosario de donde es ella y luego acá, que me encanta el Alto Valle y Cipolletti”, repasa Serge, que arribó en 2017 y aunque aún le cuesta el idioma, dentro de todo se hace entender bastante bien.
Con Alicia tuvieron una hija que “está en Rosario, donde se recibió de médica. Viendo si se va a Buenos Aires o sigue allí. Vino de chica de Francia pero le gustan las grandes ciudades”, explica luciendo insignias con los colores rojo, blanco y azul.
Fue un cambio rotundo el que experimentaron. Pero en general, el hombre ve el vaso medio lleno de su presente. “Me encanta la naturaleza de acá y se extraña un poco las atracciones de allá, como las confiterías. París es como Buenos Aires por decir un ejemplo. Pero acá la gente es mucho más sociable y receptiva con los inmigrantes”, destaca con gratitud a LM Cipolletti tras otra entrevista con el programa Gol de Oro -95.9-.
Amante del “asado, los quesos y el vino”, Serge reconoce que “aún no sé si me vuelvo o me quedo, no es una decisión fácil”, señala juntando sus labios, como meditando la situación.
Al repasar su infancia europea, recuerda que “no había tecnología como ahora, entonces disfrutábamos en la calle, jugando al fútbol, viendo a los artistas callejeros, disfrutando de París, una ciudad de ensueño”.
La polémica por cantos racistas
No esquiva el tema que tanta controversia generó entre ambos países luego del polémico video en el que se lo ve a Enzo Fernández, de la selección argentina, entonando cantos racistas contra Mbappé y las figuras del elenco galo.
En ese sentido, Serge le bajo el perfil a la interminable discusión, que incluso provocó una grieta e interna en el Gobierno argentino, ya que “fue algo más de la Federación Francesa, que se quejó ante la FIFA. Entiendo que quizá no fue lo más oportuno el canto pero me parece que se sobredimensionó el tema”.
También mostró, fiel a su estilo, una postura comprensiva y conciliadora, poniéndose en la piel de los argentinos al hablar del pase de factura a Messi de los hinchas de PSG tras la final del mundial y del clima hostil que vivió nuestra delegación en el inicio de los Juegos Olímpicos que se disputan actualmente en esa París que lo vio nacer.
“La verdad es que no comparto ese pase de factura. También hay mucho de envidia y en estos momentos Argentina está en un nivel muy alto en fútbol y eso ni a Francia ni a Europa le agrada”, admite el amigo francés.
Sobre el partidazo de este viernes adelanta: “Quiero realmente que el partido se haga con buena onda. Yo no estoy enojado con Argentina. El ADN de Argentina es el fútbol y cuando a uno le gusta este deporte como a mí, está obligado a querer al equipo argentino. Como el karate es de Japón y China o el básquet de Estados Unidos, el fútbol es de Brasil y Argentina”, señala en una reflexión que nos enaltece.
Celebra que en la fiesta inaugural de los JJOO se le haya mostrado al mundo las bondades de París. Y en el final recuerda con simpatía cómo se vivió, con sensaciones encontradas, la infartante final del mundo -memorable y épica victoria albiceleste- en su casa cipoleña, junto a su pareja argentina.
“Fue una cosa de locos, ahí me dí cuenta que nos amamos mucho pero que había un límite, una frontera y era el fútbol jaja -risas-. También comprobé que Alicia ama y extraña a Francia pero en fútbol no lo duda y es fana de Argentina”, culmina el profe.
Se viene entonces mañana otra jornada a corazón partido en la casa del gran Serge. Un poco de amor, francés, pero que gane Argentina…
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