Jugadores, cardiólogos y deportólogos opinan sobre los hechos que enlutaron a este deporte en el Alto Valle. ¿Cualquiera puede jugar?
¿Cuándo se puso tan serio? ¿Cuándo dejaron de jugar un picadito para competir al límite de lo peligroso? En apenas ocho meses, siete muertes de jugadores amateur encendieron las alarmas en los torneos de fútbol de la zona y sembraron la preocupación sobre un deporte que no deja de ser una pasión innegable. En un escenario difícil de desentrañar, los cabos sueltos más visibles son la ausencia de controles médicos, el incremento de la exigencia deportiva y, sobre todo, la falta de responsabilidad de los propios jugadores, que no cumplen con los hábitos saludables necesarios para afrontar ese nivel de competencia.
"Poner una ambulancia es enfrentar el problema demasiado tarde", explicó Germán Girela, jefe de Cirugía Cardiovascular de Leben Salud, que también es jugador de fútbol amateur en uno de los torneos más convocantes del Alto Valle. Cada fin de semana, el médico es testigo de cómo muchos rivales o compañeros desestiman los consejos de los profesionales y enfrentan una alta exigencia deportiva sin la preparación o los controles suficientes. Por más que muchos apelen a la necesidad de contar con un móvil de salud, un enfermero o un equipo desfibrilador para atender las urgencias, él apunta a abordar el problema desde la raíz.
A medida que se suceden las noticias de los fallecimientos aparecen también las voces sobre la falta de exigencia de controles médicos a la hora de inscribirse para participar en la competencia. Sin embargo, incluso cuando algunos espacios solicitan completar fichas con datos sobre la salud, hay muchos jugadores que piden firmas a profesionales amigos o que omiten estos pasos, confiados en que cumplen los requerimientos físicos para ser parte del torneo.
Para Girela, lo cierto es que estos eventos cada vez ganan más profesionalismo, y así aumenta la demanda física de cada futbolista. El torneo Don Pedro, por ejemplo, ya suma a 6 mil hombres en un sinnúmero de categorías. Con pelotas y árbitros profesionales, con camisetas, sponsors y canchas de pasto casi alfombrado, no es raro que los once de cada equipo salgan al campo a ganar, a levantar la copa, a dejarlo todo. Y este año, algunos dejaron hasta la vida.
En lo que va de 2022, siete muertes enlutaron el fútbol local. Gerardo Becher, Pablo Pérez, Julio Gómez, Gustavo Dytyniack, Leonel Díaz, Gerardo Vázquez y Hernán Salamanca forman parte de una lista de jugadores de edades disímiles que, en la mayoría de los casos, no presentaban complicaciones de salud previas a su desenlace fatal.
"Hay ocasiones en que se dan muertes súbitas, donde la persona está en perfectas condiciones y sufre un paro cardíaco que no se podía anticipar", afirmó Girela, y agregó que, en otros casos, hay señales previas de alarma, como cuando la persona se agita demasiado al correr una pelota, cuando le falta el aire o siente dolor y opresión en el pecho. Aunque algunos optan por descansar unos minutos para retomar el juego, el médico insistió en la importancia de leer esos síntomas para tratar una posible afección con un profesional.
En muchos casos, los jugadores de fútbol amateur desisten de hacerse chequeos médicos porque asocian el estado de salud al aspecto físico. Girela buscó desmitificar esta postura. "No sólo corren riesgo las personas obesas o con sobrepeso; pueden ser delgados y tener el colesterol o los triglicéridos por las nubes", afirmó. Por eso, insistió en la importancia de realizar chequeos anuales, como laboratorios, electrocardiogramas y ergometrías, incluso cuando la persona se siente bien o tiene un aspecto saludable.
También es cierto que la circunferencia abdominal está asociada al riesgo cardiovascular. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los hombres que tienen más de 94 centímetros de circunferencia a la altura del vientre están en riesgo de sufrir eventos cardíacos, por lo que es necesario cuidar la alimentación y hacer ejercicio para mantenerse en forma y reducir esta posibilidad de accidentes.
Entonces, ¿cualquiera puede jugar al fútbol? Girela buscó diferenciar los verbos asociados al deporte. No es lo mismo jugar un picadito ocasional con amigos en una tarde con buen tiempo que competir en un torneo con alto nivel de exigencia. Si bien la edad e incluso la aptitud deportiva no son condicionantes, explicó que pueden competir en este deporte aquellos que tengan buenos resultados en sus chequeos médicos y que cumplan los hábitos necesarios para desempeñarse en el campo de juego.
"Tengo pacientes que eran compañeros de equipo o que eran parte del torneo y que pasaron ciertos eventos de salud que me llevó a prohibirles que sigan jugando hasta que se recuperen y se rehabiliten", dijo y agregó que, en la mayoría de los casos, se puede competir en el deporte siempre que se cumplan los requisitos básicos para evitar accidentes, que incluyen el descanso, la alimentación, la reducción de hábitos nocivos y los ejercicios complementarios para mantenerse en forma.
Aunque hay jugadores que toman cada práctica con responsabilidad, no es raro ver a otros que fuman antes o después del partido, que consumen bebidas alcohólicas en exceso o que mantienen hábitos sedentarios durante la semana y se exigen demasiado en los partidos. Sin embargo, Girela no quiso juzgarlos: "Para muchos, es su cable a tierra después de una semana de mucho trabajo, pero a ese nivel de exigencia, es necesario tomarlo con responsabilidad".
Entre la pasión y el luto, entre las ganas de divertirse y la cautela de los médicos, también se disparan dardos cruzados hacia las responsabilidades. Para los organizadores del torneo, es necesario que los propios jugadores cumplan los hábitos y requisitos para afrontar la exigencia deportiva. Para los que compiten, hace falta que desde los torneos sean más exhaustivos con los controles médicos, que den capacitaciones de reanimación cardiopulmonar (RCP) a los jugadores, que se eviten los partidos en horas de calor extremo y que se cuente con servicios de ambulancias en cada enfrentamiento. Y esta vez, quizás la respuesta se pueda encontrar a mitad de cancha.
En las últimas semanas, algunos jugadores del torneo Don Pedro exigieron reuniones mensuales con las autoridades para avanzar en un protocolo de medidas que evite nuevos fallecimientos. Aclararon que los canales de comunicación están cerrados, por lo que crearon en Facebook el grupo "Jugadores Don Pedro" para intercambiar ideas y buscar soluciones a la problemática, que incluyan el asesoramiento de deportólogos para saber qué entrenamiento deben hacer durante la semana. En lo urgente, piden que dejen de disputarse partidos en horarios de extremo calor, ya que les ha tocado competir con 37 grados.
Ante el crecimiento notable de las muertes, también aparece un fantasma que aún es bastante desconocido. Algunas voces apuntan a las complicaciones post COVID como una de las fuentes del problema, y hay quienes incluso se animan a decir que las vacunas contra el coronavirus también contribuyen a estos desenlaces, sobre todo después del retiro de Sergio "Kun" Agüero por una arritmia. La salida inesperada del astro del fútbol fue asociada a la pandemia, pero los médicos dicen que las conclusiones son prematuras. "No hay estudios publicados que comprueben realmente una relación entre las secuelas del COVID y estas afecciones", señaló Girela.
Adalberto Rodríguez, médico deportólogo del Ministerio de Deportes de la provincia y ex jugador de fútbol amateur, explicó que las secuelas del coronavirus pueden tener incidencia en el problema y agregó que a eso se suma otro fenómeno: después de casi dos años de confinamiento, muchos jugadores sumaron más hábitos sedentarios que les quitaron parte de su capacidad física. Así, son más vulnerables a sufrir eventos cardíacos.
Para el profesional, solicitar fichas médicas no es suficiente, por lo que consideró que los propios torneos deben pedir también los resultados de los estudios. "Los certificados son muy fáciles de manipular por amiguismo o por urgencia, y nadie puede saber por ejemplo si tiene el sodio alto y tiene riesgo cardíaco a menos que se haga un laboratorio", señaló.
Sin embargo, consideró que también es importante que los jugadores sean asesorados por especialistas para llegar preparados a cada partido. Así, recomendó que recurran al consejo de profesores de educación física, nutricionistas y médicos para cuidar su entrenamiento semanal, su alimentación y los chequeos periódicos. "Hay muchos que buscan tutoriales en Internet o que hacen caso a consejos de redes sociales que dan información incorrecta", expresó y aclaró que, si bien acudir a profesionales es costoso, es un esfuerzo necesario para no sólo evitar accidentes sino disfrutar cada partido en lugar de sufrirlo.
Con años de trayectoria como médico de los encuentros amateur, agregó que otro factor que complica a los jugadores es la ingesta excesiva de alcohol al cierre de cada partido. Los torneos son eventos sociales, con reuniones de amigos donde se hace habitual que se desaten hábitos nocivos, como el consumo de bebidas alcohólicas o cigarrillos, que juegan en contra a los jugadores. "El único mecanismo de control que tienen son los operativos de tránsito que montan en las rutas en el regreso a su casa", dijo Rodríguez.
Sin embargo, explicó que es necesario incentivar el deporte de todos modos, ya que se torna como una herramienta para alejar a las personas de estos consumos problemáticos. "Si están en un ambiente de exigencia física, de a poco van dejando de consumir alcohol en exceso porque quieren mejorar su rendimiento; en cambio, si se quedan sentados en casa aumentando de peso por la mala alimentación, nunca notan el efecto que les hace el tabaco y el alcohol y el consumo se sostiene", agregó.
Para el médico, es necesario mantener un hábito de entrenamiento complementario a los partidos del fin de semana. Señaló que hay muchos que buscan dar el 110% en el torneo cuando pasan la semana afectados por la rutina laboral, cada vez más sedentaria y con la omnipresencia de las pantallas. Aunque reconoció que hay muchos que no tienen el tiempo suficiente para entrenar de forma intensa, dijo que se puede adecuar una rutina para ganar capacidad física en base a la agenda de cada uno y las metas deportivas que se proponga.
Otra vez la pregunta, ¿cualquiera puede jugar al fútbol?. Rodríguez se opuso a la idea de prohibir la actividad deportiva para casos de riesgo y aclaró que muchas veces estos desafíos se convierten en una gran oportunidad para que las personas conozcan sus propios límites. "He visto personas con discapacidad que los condenaban a estar en sillas de ruedas o con bastón y hoy los ves compitiendo y superándose", dijo y agregó que hacer deporte siempre es positivo, pero es necesario tomar el tema con responsabilidad.
Hacer deportes exigentes, en algunos casos, desnuda problemas de salud que no habían aparecido antes, porque los jugadores empiezan a pedirle cada vez más a su cuerpo. En esos casos, el médico recomendó el acompañamiento de especialistas, para dar cada paso hacia adelante siempre con los cuidados necesarios, pero sin demonizar al fútbol como una práctica peligrosa. Por el contrario, aclaró que es necesario que cada vez más personas se acerquen al deporte.
Así, agregó que muchas veces se dan casos de muertes inesperadas por problemas cardíacos y hasta muertes súbitas que van más allá de los contexto deportivos. "No toman trascendencia cuando eso le pasa a alguien que estaba sentado en el sillón mirando televisión pero sí preocupa cuando pasa en una cancha de fútbol", dijo y celebró, sin embargo, que el tema se ponga en debate para que se tome más conciencia sobre la importancia de cuidarse.
"Es todo una cuestión de educación", concluyó el profesional. Tratar al fútbol amateur con el respeto que merece implica una mirada integral sobre la salud y la actividad física. El descanso, la buena alimentación, la reducción de hábitos nocivos y el entrenamiento complementario se suman a la rutina de los chequeos médicos periódicos para que cada jugador no sólo evite los riesgos más extremos, sino que también viva cada encuentro desde el placer y mejorando su rendimiento deportivo cada vez que la pelota empieza a rodar.
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