El partido atraviesa una profunda crisis desde la derrota del 2023. Hoy está sin conducción ni actividad interna y no presentará candidatos para las próximas elecciones.
El Movimiento Popular Neuquino (MPN) cumple este miércoles 64 años de vida en medio de la indiferencia de propios y extraños, la desazón de lo que queda de su militancia, una apatía que se relaciona de manera directa con la dura derrota electoral en las elecciones provinciales del 2023, pero también con elementos mucho más profundos que explican este presente.
Hace algunos años atrás costaba imaginar que el todo poderoso partido provincial se iba a convertir en un sello vacío, después de haber gobernador durante seis décadas, sólo interrumpidas por los golpes militares que se sucedieron en la Argentina.
Desde lo institucional, el MPN tiene autoridades con mandato hasta el año que viene, con los ex gobernadores Omar Gutiérrez (presidente del partido y la Junta) y Jorge Sapag (presidente de la Convención) como principales referentes. Pero no cuenta con vida interna. De hecho, no convocó a ninguna reunión para celebrar la fecha del aniversario y se supo que esto obedece a que la conducción busca evitar el reclamo de las seccionales (que sí realizarán actos aislados) respecto a la situación del partido.
Y nada se sabe oficialmente, teniendo en cuenta los tiempos de la justicia electoral, de lo que deberá resolver en lo inmediato: su participación en las próximas elecciones de octubre.
Lo que trascendió es que la Junta tiene la decisión de que el MPN no se presente y que tampoco se expida respecto a un apoyo hacia el actual oficialismo provincial.
Pases
Desde la derrota en las elecciones de abril del 2023 el MPN sufrió una sangría, donde los intendentes del partido y el sector Azul y Blanco de los petroleros se alinearon con Rolando Figueroa.
El gobernador, que ya tenía su base de sustentación en exdirigentes emepenistas, fue absorbiendo, de a poco, a los que antes lo habían enfrentado.
Y algo parecido sucedió en la Legislatura con el bloque de diputados y diputadas del partido provincial el cual, si bien conservó su sello, hizo un acuerdo de facto con el oficialismo y en la actualidad actúa como aliado incondicional desde lo político y también desde lo institucional, apoyando todos y cada uno de los proyectos de ley que el Ejecutivo envía a la Cámara.
El único dirigente del MPN que queda en pie con un cargo importante y proyección política es el intendente de Neuquén, Mariano Gaido. Pero este ya no se referencia en el partido provincial, sino en su nuevo espacio: Primero Neuquén, desde donde proyecta lo que será su sucesión en la ciudad, en acuerdo con Figueroa. Esto implica que el jefe comunal apoyará a los candidatos del gobernador para el Congreso Nacional este año y su reelección en 2027, a cambio de que se le despeje el camino para definir el nombre de quien lo reemplazará como intendente capitalino.
Es decir, el MPN no cuenta con la estructura ni los apellidos que puedan devolverlo a la arena política, al menos en un corto o mediano plazo, pese a la proclama de algunas voces aisladas, como la de los dirigentes del MAPO, que llaman a un relanzamiento del partido bajo la necesidad de “volver a las bases” pero que en realidad hoy suenan como gritos en medio del desierto.
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