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La Mañana mortalidad

Una canilla en cada esquina: el plan para bajar la mortalidad infantil en Neuquén

A principios de la década del 60 las autoridades sanitarias de la provincia estaban alarmadas ante la mortalidad de niños que se repetía casi a diario.

Terminaba el año 1961 y las autoridades sanitarias de la provincia de Neuquén veían alarmadas cómo crecían las cifras de mortalidad infantil en la capital. En un solo mes habían fallecido 23 chicos por cuadros graves derivados de infecciones intestinales y las soluciones no aparecían.

El hospital no daba abasto con la atención y los médicos trataban de establecer cuáles eran las causas de tanta cantidad de enfermedades, aunque tenían sospechas sobre la calidad del agua que habían tomado las víctimas.

En aquel tiempo algunos pediatras comenzaron a llegar a Neuquén desde distintos lugares del país para reforzar la asistencia a niños y adolescentes ya que esa especialidad prácticamente no existía. Uno de ellos fue el doctor Patricio Garraham, hijo del célebre pediatra Juan Garraham, que se sumó a los esfuerzos de los médicos locales para tratar de combatir tantas muertes que se producían en el pueblo.

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Una postal de Neuquén en la década del 60. Muchos barrios tenían inafraestructura precaria.

Una postal de Neuquén en la década del 60. Muchos barrios tenían inafraestructura precaria.

No hizo falta mucho para que descubrieran el origen de las infecciones. En el barrio Bouquet Roldán, un lugar donde residía gran cantidad de familias humildes y que concentraba la mayor cantidad de muertes, las letrinas de cada casa estaban peligrosamente ubicadas cerca de los pozos de agua. Con la napa a unos 40 centímetros, el foco de contaminación era alarmante. Pero en términos generales, en muchos barrios de la Neuquén de los 60 se vivía igual, sin conocimientos sobre los cuidados que había que tener con el agua.

“Los chicos caían con unas infecciones imposibles”, recordó alguna vez en una entrevista el doctor Víctor Peláez, que junto a su esposa habían llegado a la ciudad unos años antes para dedicarse a la medicina.

Medidas urgentes para bajar la mortalidad infantil de Neuquén

Cuando Felipe Sapag asumió la gobernación en 1963, una de las prioridades fue realizar acciones concretas y urgentes para trabajar en obras de saneamiento, pero lo primero que hizo el mandatario fue colocar una canilla de agua corriente en cada esquina. Al poco tiempo colocó otra en cada casa y finalmente cada vivienda tenía varios surtidores para abastecerse.

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Con esa primera y pequeña decisión de colocar las canillas en cada esquina se acabaron las muertes en el barrio.

La anécdota contada por Peláez refleja la precariedad en la que vivían los neuquinos hace poco más de 60 años y que la solución para terminar un problema tan angustiante no consistió en enormes obras de infraestructura, sino en acciones rápidas y concretas apelando el sentido común.

Quedaría tiempo más adelante para diseñar el Plan de Salud que se convirtió en un emblema de la provincia de Neuquén.

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