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La Mañana Castro Rendón

"No imaginábamos tener todas las camas ocupadas"

Lo expresó Matías Cerezo, subjefe de Enfermería del área COVID del hospital Castro Rendón.

Están, junto con el resto de los profesionales de la salud, en la primera línea de atención contra la pandemia. Su tarea es el contacto directo con los pacientes, a quienes asisten, medican, alimentan y cuidan. Desde hace más de seis meses, enfermeros y enfermeras enfrentan al coronavirus con suma dedicación y esfuerzo, poniendo lo mejor de sí a pesar del cansancio, el estrés, el agotamiento y el miedo a contagiarse.

“Todos los días damos lo mejor de cada uno, pero hay momentos en que nos preguntamos cuándo va a terminar esto porque esta pandemia se sigue estirando”, explica a LM Neuquén Matías Cerezo, subjefe de Enfermería del área COVID del hospital Castro Rendón.

Desde hace varias semanas, el panorama que observa el profesional cuando llega al quinto piso del hospital es complejo: la totalidad de las camas ocupadas con pacientes “ventilados”, como los denominan a aquellos que requieren asistencia respiratoria mecánica.

Cerezo confiesa que “recién ahora” está viendo el agotamiento de sus colegas por las extensas horas de trabajo. “La verdad es que ahora vemos el desgaste del personal, se nota en sus caras, en el humor, algunos cada tres o cuatro días están trabajando doce horas por recargo al tener compañeros infectados”, describe el enfermero que hace diez años se desempeña en el Castro Rendón.

Destaca el compromiso que viene llevando adelante desde hace más de seis meses cada trabajador del área. “Uno espera que no pase lo peor, pero como equipo de enfermería nos preparamos mucho desde que comenzó la pandemia desde cómo vestirnos, cómo usar los elementos de protección personal, con los simulacros y los protocolos para la atención de pacientes COVID”, describe. Y agrega: “Pero nunca nos imaginamos llegar a este extremo de estar trabajando todo el tiempo, de tener todas las camas ocupadas con pacientes graves”.

Recibido en 2008 en la UNCo, el inicio de la pandemia le impidió continuar el posgrado de la especialidad en terapia intensiva en la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI).

Cerezo, de 36 años, señala que lo peor de la situación es la incertidumbre. “No saber cuándo termina esto, porque los casos de contagios son cada vez más y además más graves, por lo tanto es mucha la gente que requiere asistencia respiratoria”, sostiene.

A la hora de definir qué enseñanza le dejará como profesional de la salud esta situación de pandemia, Cerezo aclara que es pronto para sacar conclusiones, “aunque uno podría pensar en lo frágiles que somos”.

A pesar de que resulta difícil olvidarse de lo que ocurre dentro del hospital, Cerezo admite que no lleva esa carga a su casa. “Llego a mi casa, entro por la puerta de atrás para no contaminar, me baño de inmediato, charlo con mi mujer, juego con mi hijo de 5 años, salgo al patio para despejar la mente”, cuenta.

Esta pandemia tiene algo particular y es que los pacientes que se internan quedan solos, ya que no se permite el ingreso de familiares. Y lo que es peor, los que mueren lo hacen en soledad. Los enfermeros son los únicos que están en contacto con esos pacientes.

Cerezo se entusiasma al señalar que se está analizando con las autoridades sanitarias para que internados graves con COVID-19 reciban visitas de familiares. Según el profesional, lo más doloroso que le toca presenciar día tras día en el quinto piso del hospital Castro Rendón es ver a los familiares que no puedan acompañar a ese ser querido que está internado. “Es muy triste y doloroso ver a la gente afuera y que no pueda pasar a verlos”, indica. “Lamento mucho que los familiares no puedan visitar a sus seres queridos. Es lo más triste y duro que presencié hasta ahora en mis años en el hospital”, precisa.

Cuenta que le resulta difícil describir ese momento. “Debajo del tapabocas lo único que veo son los ojos llenos de lágrimas del familiar del paciente internado, se quedan sin palabras, algunos familiares nos agradecen lo que estamos haciendo, otros prefieren irse callados, pero en todos se nota una gran tristeza”, dice.

La realidad del pico de contagios

Septiembre fue el mes en que se produjo un notable incremento de casos de coronavirus en la provincia como así también de muertes. El subjefe de Enfermería del área COVID del Hospital Castro Rendón, Matías Cerezo, dijo al respecto: “Siempre pensamos que el pico de contagios se iba a dar en septiembre y que a mediados de octubre empezaría a disminuir. Pero no, nos estamos dando cuenta de que la realidad no va a ser este pico, acaso se dará a fines de octubre o noviembre, o quizás más allá de noviembre, por la cantidad de habitantes que tiene Neuquén capital”.

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