Esperan una reunión con la Dirección Provincial de Vivienda para acceder a un loteo. A las 6 de la tarde está prevista una intervención policial.
Desde el domingo por la noche, un grupo de ocho familias de la meseta tomó terrenos privados para exigir el acceso a lotes en el barrio. Aseguran que no tienen trabajo formal y que ya no pueden afrontar el valor de los alquileres, por lo que solicitaron que el Estado dé marcha atrás con la entrega de un predio para una entidad religiosa y que, en su lugar, se los ofrezca para poder construir allí sus hogares.
Luis, uno de los referente de esta nueva toma, explicó que las ocho familias llegaron anoche apenas armados con un manojo de leña. Sin carpas ni otro tipo de protección, combatieron las bajas temperaturas con una fogata efímera. Una vez que llegó la Policía, no pudieron ingresar más madera para calentarse en una noche en la que los termómetros apenas marcaban un grado.
Con el correr de las horas, las fuerzas policiales flexibilizaron el ingreso de leña, comida y agua. Las familias más jóvenes, con niños pequeños, regresaron a las casas que alquilan para que los más chicos pudieran descansar. Otros se quedaron en la resistencia a la espera de un encuentro con las autoridades de la provincia o incluso para plantar resistencia ante un posible desalojo.
"Dicen que nos van a reprimir, ya está firmado el desalojo para las seis", afirmó Luis, que se ilusiona con tener una salida al conflicto antes de que los saquen a la fuerza. Es que para esta tarde está prevista una reunión con el director provincial de Hábitat y Urbanismo, Fabio Torres, para buscar una solución.
La toma de los terrenos privados se originó en el sector conocido como El Trébol, en la meseta neuquina, en la esquina de Saúco y Mar Argentino. Allí se puede ver la presencia de policías que custodian la zona, aunque aún no se registraron incidentes.
El referente de la toma explicó que los ocupantes son antiguos habitantes del barrio que no tienen acceso al empleo formal. Se ganan la vida haciendo changas o como vendedores ambulantes, por lo que las subas en los alquileres los alejan cada vez más del acceso a una vivienda digna. "Yo tengo problemas de corazón, de próstata, tengo una hernia, y no tengo ningún tipo de pensión", se lamentó.
La toma se desató luego de que los vecinos se enteraran de que el Estado había cedido un predio ocioso a una entidad religiosa. Luis asegura que el beneficio llegó como un negociado político para favorecer a los punteros del barrio, y aclaró que en esa parcela podrían instalarse las ocho familias sin inconvenientes. "Queremos un terreno para quedarnos en este barrio", afirmó.
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