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La Mañana cárcel

Plan para rehabilitar a los violadores del país

Se aplica en Senillosa, en el único penal de abusadores de Latinoamérica.

Guillermo Elía

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NEUQUÉN

En el anexo de Senillosa de la penitenciaría federal U9 se lleva adelante un innovador programa, único en Latinoamérica, por el cual se realiza un tratamiento interdisciplinario para rehabilitar a hombres condenados por abuso sexual.

“El programa se implementó en agosto del año pasado y arrancó con 30 ofensores sexuales. En la actualidad tenemos 125 internos, el 20 por ciento de todos los abusadores que tiene el Sistema Penitenciario Federal (SPF), que en su mayoría está concluyendo con la primera de las tres fases del tratamiento”, contó a LM Neuquén Ariel Cuenca, director de la cárcel federal del sur U9. La mayoría de los internos tiene condenas largas por violación seguida de muerte, violación en concurso con otros delitos, por ejemplo robos, y abuso simple.

El programa se instrumentó a partir de una experiencia que se realizó en España.

“Se tomó ese proyecto pero se adaptó a la idiosincrasia, necesidades y recursos que tenemos en el país”, detalló el prefecto Fernando Julián Martínez, director principal de tratamiento del SPF, quien reveló que Nación le alquila un módulo del penal de Senillosa a la provincia por 330 mil pesos mensuales y que están analizando solicitar un módulo más para ampliar la experiencia que llevan adelante.

De esta forma, el anexo de Senillosa se transformó en la primera cárcel de violadores del país y de Latinoamérica.

Al tener esta particularidad, los presos han dejado de estar excluidos dentro de sus penales de origen, donde el maltrato era una constante y han pasado a interactuar entre sí, aunque las estratificaciones tumberas también se replican en este caso.

El pedófilo pasa a ser el más raso en la pirámide, seguido por el violador, mientras que los depredadores sexuales, es decir los seriales, son los que tienen mayor “prestigio” dentro de la cárcel.

En cuanto a los prejuicios sociales que existen sobre este tipo de agresores, de los cuales los perfiladores criminales hablan de una reincidencia superior al 90 por ciento, los profesionales comprometidos con el programa aseveran: “Si hay una luz de esperanza, seguro la vamos a encontrar porque, si no creyéramos que esto es posible ninguno trabajaría en el programa”, enfatizó Facundo Cerrudo, jefe del anexo Senillosa de la U9.

Esta experiencia ya permitió que varios presos terminen sus estudios primarios y secundarios, muchas veces postergados por el destrato que sufrían en los penales. Así también, mediante un acuerdo con La Pampa, se derivaron 30 abusadores de los cuales tres eran analfabetos y el resto ya fue incluido en el sistema educativo.


Control

La conducta de los presos es sumamente importante para el tratamiento

Por semana se puede registrar dentro del anexo de Senillosa un incidente entre presos, que por suerte no pasa más allá debido a que la sanción más severa prevé la exclusión del programa de rehabilitación.

“Acá están todos muy cómodos porque interactúan con personas que han cometido su mismo delito. Si participan de algún incidente, saben que podrían volver a sus cárceles de origen donde no tenían los mismos beneficios. Por eso, muchos se controlan entre ellos para evitar que las situaciones pasen a mayores”, reveló un funcionario penitenciario.

En el año que llevan funcionando ningún preso debió ser trasladado por mala conducta, lo que es bastante alentador.

Abordaje interdisciplinario para los internos

NEUQUÉN

Una decena de jóvenes profesionales, entre psiquiatras, psicólogos, asistentes sociales, docentes y un profesor de educación física, trabaja en conjunto con las áreas de tratamiento del servicio penitenciario tales como criminología, seguridad y trabajo. Todos son conscientes de que esta primera experiencia permitirá a futuro tener un parámetro más certero sobre la rehabilitación de los delincuentes sexuales.

Para que los presos se sumen a este programa debe existir la voluntad y después, durante el tratamiento, se busca que reconozcan el delito más allá de la formalidad legal, cosa que cuesta bastante.

“Por lo general dicen que se trató de una cama que les hicieron o abiertamente lo niegan. La idea es que ellos terminen reconociendo en la primera fase del programa el hecho cometido para poder progresar en el tratamiento. De hecho, aquellos que lo hacen sienten un efecto liberador internamente”, confió el psicólogo Marcos Fernández.

El 70 por ciento de los ofensores sexuales repite historias de abuso, de acuerdo con los primeros datos clave que ha generado el programa en su primer año.

Por este motivo se busca estimular la autoestima y el control de impulsos para disminuir el riesgo de reincidencia de la conducta sexual.

A lo largo del primer año, si bien no hay datos concluyentes, se pudo observar que los internos mostraron una mayor tolerancia a la frustración, manejo de la ansiedad ante situaciones de estrés, pautas de conducta, resolución de problemas mediante el diálogo y no la violencia.

A lo largo del año participaron de talleres sobre normas y pautas de convivencia, valores, mecanismos de defensa, empatía y género.

Además, desde el área de educación física se trabajó sobre la relajación corporal y mental. “Fue difícil lograr la relajación mental debido a que a un preso le cuesta mucho cerrar los ojos para extrapolarse a otro lugar, porque la mayoría está acostumbrado a vivir en estado de alerta”, contó Gonzalo Mastracci, el profesional a cargo.

En tres pasos

Las fases del tratamiento

1- Diagnóstico individual, seguido de un abordaje sobre la problemática delictual del interno para su integración grupal.

2- Análisis de las conductas transgresoras y consecuencias causadas en las víctimas. A la vez se realiza un abordaje de la historia personal, cogniciones y conductas.

3- Prevención de recaídas, factores de riesgo y resiliencia.

Presos: duras condenas por hechos aberrantes

Damián

Tiene 36 años pero a los 21 cayó por violar y matar, junto a dos jóvenes más, a la maestra Fabiana Gandiaga el 20 de octubre de 2001 en el club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA). Por ese crimen le dieron 21 años de prisión y ya cumplió 15 tras las rejas. Estuvo preso en Marcos Paz y Ezeiza hasta que accedió a sumarse voluntariamente al programa. “En los otros penales no teníamos trato con el resto de los internos. Acá, al estar todos por el mismo delito interactuamos por igual”, contó Damián a LM Neuquén. “Acá tengo una celda para mí solo, me permiten tener ventilador y hasta una Play Station 2 que compramos entre varios para distraernos un poco”, reveló el hombre, quien gusta de jugar al fútbol de dos a tres veces a la semana. Damián asegura que lo malo de estar en Senillosa es que “hace un año y medio que no veo a mis hijos. Mi esposa, que la conocí estando preso, vive en Buenos Aires con los nenes y se hace complicado que venga a Neuquén por lo económico”, detalló.

Martín

Lleva 16 años preso cumpliendo una condena de 25 por violación seguida de robo. “Fueron tres casos, por eso me dieron esa cantidad de años”, cuenta el hombre que tiene unos 40 años. En la actualidad ya cumplió los dos tercios de la condena, por lo que podría pedir el beneficio de la libertad condicional. “Pasa que como no hice tratamiento ni siquiera se lo puedo pedir al juez, por eso accedí a este programa”, detalló el hombre, que tiene a su esposa viviendo en Lanús y hace tiempo que no la ve. Las expectativas que tiene respecto del tratamiento son muy altas porque sueña con volver a estar en su casa con su familia. En la cárcel, Martín hace tareas de fajina y lo que más disfruta es jugar al fútbol con sus compañeros de pabellón.

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