Bonus track para los estafadores de la clínica Pasteur
Todos los que se prendieron en la estafa a la Clínica Pasteur, lo hicieron por ambición. Creían que se habían ganado la lotería y sin jugar. ¡Nada es gratis!
La vergüenza es una emoción que sienten quienes creen que han hecho algo ridículo, inadecuado o inaceptable socialmente como ocurre en el caso de una estafa. En concreto, hablamos de la estafa a la Clínica Pasteur que dejó a la vista que quienes se creían unos genios, por levantar guita de arriba, terminaron imputados.
La vergüenza también ayuda y colabora en el aprendizaje, pero no siempre. La ecuación no es directa, hay personas que esas situaciones no le mueven un pelo.
Los estafadores de la clínica Pasteur participaron en una audiencia donde les dictaron una suspensión de juicio a pruebas por tres años, van a reparar el daño en la medida de sus posibilidades actuales y deberán realizar tareas comunitarias.
La audiencia de la vergüenza
En esa audiencia, todos tenían rostros apesadumbrados, cabezas gachas y la cumbre fue una joven mujer que se tapaba el rostro con una carpeta para evitar la foto. Parecía abanicarse. Sumamente ridícula la escena.
En la audiencia, uno de los defensores llegó a sugerir que al haber aparecido sus rostros en el diario les arruinó la vida. Pero doctor, no desplace. La vida, muchachos, se la arruinaron cuando eligieron sumarse a la estafa. Libre albedrío.
Que se sepa, Abel de la Cruz Retamal, cabecilla y ejecutor de la maniobra que derivó en una defraudación de 228 millones de pesos a la Pasteur, no le puso un arma en la cabeza a nadie y tampoco los hipnotizó, tal vez ese efecto lo generó el hecho de recibir un dinero sin hacer nada a cambio.
Todos los que se prendieron con Retamal fue por ambición. Creían que se habían ganado la lotería y sin jugar. ¡Nada es gratis!
Lo que no midieron estas personas, fueron las consecuencias de sus actos, de sus elecciones.
Cada uno determina, dentro de sus valores, que está bien o mal y eso es entendible. Pero también está la ley y las normas, eso que se enseñaba en la escuela como educación cívica, les cuento por si no lo recuerda.
Ahí se aprende que es lo social y legalmente aceptable. Sobre eso queda poco margen para la discusión.
Consecuencias de una estafa
Ahora, se tienen que hacer cargo de lo que hicieron y de las consecuencias porque cometieron un delito.
Una de las jóvenes perdió su trabajo ni bien trascendió su accionar. La empresa donde trabajaba optó por echarla con la debida indemnización. Inobjetable.
En estos tiempos de googleo, redes sociales y las IA a tope, es difícil no encontrar el rastro de alguien, más aún si su fama se hizo delinquiendo.
Esto hace que sea casi imposible ocultar un pasado turbio o con repercusiones mediáticas producto de la comisión de un delito.
Las consecuencias de sus actos no solo afectan el presente de sus vidas, sino también su futuro profesional y obviamente laboral.
¿Qué creen que hará el encargado de recursos humanos de una empresa si se entera que la persona que está por contratar estuvo vinculada a una estafa? ¡Chocolate por la noticia!
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