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La Mañana margarita

El brutal crimen de Margarita que marcó a todo Aluminé

Inauguraron una oficina de atención a víctimas de violencia de género que lleva el nombre de Margarita González. Rescatamos las memorias de la investigación.

Margarita González tenía 32 años y dos hijas cuando su esposo apareció en la Comisaría 29 de Aluminé asegurando que lo había abandonado por teléfono. Esa coartada le permitió ganar tiempo para que su crimen quedara impune. La perspicacia de los investigadores fue la clave para esclarecer el caso que conmocionó a toda la comunidad cordillerana.

En el 109º aniversario de Aluminé, se inauguró una oficina de intervención primaria en situaciones de género, que lleva el nombre de Margarita González. Este espacio, en homenaje a su memoria, busca ser un pilar en la protección de los derechos de las mujeres y un recordatorio del compromiso contra la violencia de género.

A partir de viejos pesquisas y el fiscal del caso rescatamos una historia del crimen de LMNeuquén.

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El ministro de Seguridad Matías Nicolini en la inauguración de la oficina de atención a la víctima que recuerda a Margarita González.

El ministro de Seguridad Matías Nicolini en la inauguración de la oficina de atención a la víctima que recuerda a Margarita González.

Un hombre adusto y de celos enfermizos

La historia de Margarita se cuenta en susurros en las noches frías de Aluminé, un pequeño poblado de la bella cordillera neuquina. Hasta en el paisaje resuena el eco de una vida que fue apagada demasiado pronto.

Para quienes recuerdan aquellos días oscuros de marzo de 2007, Margarita venía transitando años atrapada en el círculo de violencia y una trama de celos que erigió su verdugo.

El matrimonio residía en una precaria casa en el barrio Ruca Hueney sobre la Avenida RIM 26 sin número de Aluminé. La vida de Margarita giraba en torno a sus dos pequeñas hijas y su trabajo en una modesta tienda del centro de la localidad.

Hacía afuera, Margarita ya no lograba ocultar su tristeza, era un patíbulo que cargaba para todos lados. Pese a ello, esbozaba una tenue sonrisa, pero en los últimos meses el desgaste de la relación estaba plasmado en su rostro.

Como ocurre en los dramas más oscuros, su hogar, donde debería encontrar paz, seguridad y felicidad era un búnker donde criaba a sus hijas y sobrevivía a la tensión y miedo que le generaba su esposo.

Juan Carlos Cuevas Zurita, era oriundo de Chile, de ahí que se lo conozca como el chileno. Se dedicaba a la carpintería. Era adusto, de ojos vacíos y postura altanera. Estaba sumergido en una obsesión enfermiza de control y poder sobre Margarita.

La relación estaba agotada, pero dar el paso no fue sencillo para Margarita quien temía la reacción del chileno que vivía en un estado de sospecha permanente.

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La placa que recuerda a Margarita, víctima de un femicidio atróz.

La placa que recuerda a Margarita, víctima de un femicidio atróz.

Todo fundió a negro en Aluminé

El 13 de marzo de 2007, Margarita anunció que se iba, pero nunca logró poner un pie afuera de la casa. En fondo donde habían proyectado construir una casa de material, se produjo una discusión.

Cuevas no aceptó bajo ningún concepto la decisión de Margarita. A él no lo dejaban. De fondo una brisa fresca agitaba los espectros de una tragedia inminente.

El chileno acusó a Margarita de traición y mucho más con palabras vulgares y agraviantes. Margarita ya no escuchaba solo quería que terminaran los agravios para dar la vuelta salir de la esa casa y ser libre.

Pero la joven madre no llegaría a poner un pie en el umbral. Lo último que sintió fue una ráfaga gélida que precedió al golpe que Cuevas le dio en la cabeza con una maza. El golpe seco que destrozó el cráneo y la vida se le evaporó en solo 15 minutos.

Para el chileno, ese acto sangriento lo paralizó hasta que comprobó que Margarita ya no sería ni de él ni de nadie. Luego, en el silencio de la noche comenzó a cavar una fosa justo donde estaba previsto que se levantara el baño de la nueva vivienda.

Con frialdad homicida acomodó el cuerpo en posición fetal y luego lo enterró. Realizó una estructura de madera rondando la fosa y arrojó una malla sima. Al día siguiente, con la ayuda de un amigo, que desconocía lo ocurrido, comenzó a arrojar concreto para darle forma a una platea.

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La Comisaría 29 de Aluminé fue la encargada en realizar las primeras medidas en el caso.

La Comisaría 29 de Aluminé fue la encargada en realizar las primeras medidas en el caso.

El desvío era su coartada

Juan Carlos Cuevas Zurita no era ingenuo y tenía conciencia forense por eso es que desarrolló una serie de acciones con la finalidad de desviar la investigación.

La noche del 14 de marzo, acudió a la Comisaría 29 de Aluminé para hacer una exposición policial en la que contó haber recibido un llamado telefónico de su esposa que le anunció que abandonaba el hogar. Incluso, esgrimió que la había llamado en reiteradas oportunidades a su celular, pero no atendía.

El relato del carpintero le daba forma a su coartada. De hecho, acudió el 17 de marzo a la comisaría y dijo que había recibido una llamada de su esposa, pero no le dijo dónde se encontraba.

Finalmente, el 22 de marzo, realizó la denuncia formal por desaparición de persona. De esa forma conseguía dos objetivos: que secara el concreto y que el pueblo lo viera como un hombre abandonada y Margarita…, ¿y Margarita? Eso fue lo que se preguntaron los pesquisas que por suerte fueron perspicaces.

La Policía inició una búsqueda, y durante días el pequeño pueblo quedó inmerso en sospechas, rumores y habladurías.

Sus amigas y familiares fueron vitales porque no se cansaban de repetir que jamás habría abandonado a sus hijas.

Cuevas siguió adelante con su historia y la Policía con sus sospechas.

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El fiscal Marcelo Jofré estuvo a cargo de llevar adelante la investigación judicial.

El fiscal Marcelo Jofré estuvo a cargo de llevar adelante la investigación judicial.

Memorias de un hallazgo macabro

Para reconstruir esta historia además de los expedientes judiciales y archivos de la época pudimos recuperar tres memorias vivas de investigadores directos del femicidio, palabra que nadie pronuncia en esos años y que ni siquiera era un concepto.

“Estaba en Villa La Angostura cuando recibí el llamado en el que me avisaban de esta causa. Corté con el trabajo que estábamos haciendo y bajamos de inmediato hasta Aluminé donde me junté con los investigadores”, recordó el fiscal del caso Marcelo Jofré que estuvo a cargo en ese entonces de hacer todo el trabajo de campo de la causa que fue llevada a juicio por el fiscal de cámara Héctor Carlos Trova.

En Aluminé, Jofré se reunió con el Oficial Subinspector José Luis Rodríguez, nombre por el cual le pusieron el apodo de “Puma”.

“Con Rodríguez tomamos varios testimonios a vecinos y familiares y algo en la historia no nos encajaba por lo que fuimos a la casa a ver Cuevas”, confió Jofré que en la actualidad sigue desempeñándose como fiscal en Zapala.

En diálogo con LMNeuquén, el Puma Rodríguez, que en la actualidad es jefe de la División Operativa del Departamento Comando Radioelectrico Zapala contó: “nos atendió con una tranquilidad increíble. Nos invitó a pasar a la casa, nos invitó un té y hasta nos mostró toda la vivienda incluso la parte que estaba construyendo”.

En esa visita, típica de las averiguaciones que se realizan en casos de desaparición de persona, los pesquisas buscan en la vivienda algún elemento que les pueda ayudar a orientar la investigación.

Al Puma, la historia de abandono tampoco le cerraba ya que los testimonios que había tomado daban un perfil totalmente distinto de Margarita.

“Todos nos decían que era imposible que hubiese abandonado a las hijas porque era una mujer trabajadora y responsable. Además, nos contaron que había problemas en la pareja”, explicó el comisario.

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José Luis Rodríguez, más conocido como Puma, fue uno de los investigadores del caso.

José Luis Rodríguez, más conocido como Puma, fue uno de los investigadores del caso.

Un detalle clave

“El chileno nos hizo un recorrido por fondo de la casa donde advertimos que había algo raro en las plateas que había hecho”, contó un viejo pesquisa que ya está retirado y que caminó cada metro de esa casa.

Fue justamente un detalle el que generó incertidumbre y sospecha.

“Cuando vos haces los cimientos de la casa, tratas de que sea todo de un tirón y él tenía una parte construida y del otro lado aparecía este contrapiso aislado”, recordó el Puma.

“Le pregunté qué iba en ese lugar y me dijo el baño. Me llamó de inmediato la atención porque para un baño vos dejas todos los caños de agua y desagüe puestos y luego haces el contrapiso. Esto se lo manifesté al fiscal Jofré porque era muy raro. El hombre se puso nervioso cuando le consulté y empezó a explicar que el amigo no le había dicho nada y que él no tenía mucha idea”, detalló Rodríguez.

Los pesquisas cruzaron miradas y eso les bastó.

“Le pedí a unos oficiales que fueran hasta la ferretería por unos picos, palas y mazas”, recordó el viejo pesquisa a LMNeuquén.

"Se quebró y reconoció todo"

Ya habían pasado 10 días desde el supuesto abandono. El 23 de marzo a primera hora de la mañana el barrio se vio conmocionado por el desembarco de varios móviles de la Policía.

“Cuando llegamos de nuevo a la casa, Cuevas se mostró sorprendido. Y cuando vio que comenzaban a entrar efectivos con picos, mazas y palas se puso nervioso y preguntaba qué buscábamos”, detalló Rodríguez.

Con cada golpe de pico sobre el concreto la tensión en el carpintero crecía y no paraba de ir y venir por la casa.

“El tipo no soportó más, se terminó quebrando y reconociendo todo”, simplificó el desenlace el viejo pesquisa.

Lo cierto es que cuando terminaron de romper observaron que había tierra removida por lo que con un par de paladas bastó para encontrar el cuerpo de Margarita.

A esa altura, personal de Criminalística entró en lo que era la escena del crimen.

El cuerpo se encontraba de costado y en posición fetal. Con claridad se observaba el hundimiento del cráneo por lo que comenzaron a buscar objetos en la vivienda que pudieran coincidir con dicha lesión y en un costado del patio encontraron el arma homicida: una maza.

El chileno fue detenido por orden del fiscal y el cadáver de Margarita fue derivado al Cuerpo Médico Forense para que se le practique la autopsia.

El informe forense arrojó que la mujer había sufrido “fractura con hundimiento de cráneo con hematoma y derrame cerebral que, en no más de 15 minutos, causó la muerte”.

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El femicida Juan Carlos Cuevas Zurita.

El femicida Juan Carlos Cuevas Zurita.

Juicio y condena

Durante el juicio, en octubre de ese mismo año, Cuevas permaneció impasible, sin mostrar el menor atisbo de arrepentimiento.

El defensor, Miguel Enrique Manso, hizo manifestaciones que hoy son impensadas en un juicio por femicidio.

“Margarita le era infiel al imputado y éste conocía dicha infidelidad, circunstancia que permite individualizar los motivos que lo llevaron a cometerlo”, argumentó Manso.

Los jueces Oscar Antonio Rodeiro, Héctor Manchini y Silvia Beatriz Grichener lo terminaron condenando al asesino, hoy femicida, a prisión perpetua.

Margarita fue víctima de un femicidio y sus hijas se encargaron en cada marcha del Ni Una Menos que se realiza en Aluminé de recordarla para mantener viva su memoria.

Esto ayudó a que cuando, semanas atrás, se inauguró una oficina de atención a la víctima se la bautizara con el nombre de Margarita González para que no haya olvido y que su recuerdo ayude a otras mujeres que transitan caminos con horrores similares.

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