El curioso detonante del motín en la comisaría de Centenario: quiénes son los presos que lo iniciaron
El motín se inició por un pedido muy sencillo que realizó un preso y al no tener respuesta estalló una revuelta con quema de colchones.
Antes fue el motín de los trece y ahora un nuevo incidente con quema de colchones demuestra que los ánimos de los presos de la alcaidía de la Comisaría Quinta de Centenario es una bomba de tiempo. Hacinamiento, pocas horas de patio, visitas restringidas y las altas temperaturas de enero son indicadores de que ponen en alerta a las autoridades.
En paralelo, el gobierno provincial trata de apurar las obras de creación de nuevos pabellones en Neuquén, Cutral Co y Zapala, pero la dinámica delictiva crece a paso agigantado y no da respiro.
El detonante del motín
Tal como lo contamos en LMNeuquén, el pasado 6 de enero, la alcaidía de la Comisaría Quinta de Centenario volvió a ser el epicentro de un grave motín carcelario. Es el segundo en los últimos dos meses, lo que evidencia una escalada de las tensiones internas.
El eje del incidente fue la falta de suministro de elementos básicos, en este caso detergente, solicitado por uno de los reclusos, Kevin Nahuel Sandoval, condenado por robo y lesiones graves.
La negativa del personal para entregar el producto, debido a que no había, desencadenó una fuerte reacción por parte de Sandoval, quien amenazó a un cabo y comenzó a lanzar objetos desde el interior de su celda.
Su actitud sirvió como catalizador para que otros dos detenidos, Javier Maximiliano Cepulveda y Sebastián Rogelio Orellana, se unieran al reclamo.
Escalada de violencia
Pese a las explicaciones de los policías que se comprometieron a conseguir detergente lo más pronto posible, los presos no entraron en razón, se negaron a dialogar y la respuesta fue violenta.
En cuestión de minutos, la escalada de destrozos derivó en la quema de colchones una reacción bastante típica entre presos, pero al ser en un ámbito tan reducido, como son las alcaidías, el riesgo se incrementa exponencialmente.
Esta situación obligó la intervención del personal penitenciario, bomberos y unidades especiales. Además, los internos rompieron una pared de ladrillos con el fin de obtener escombros y piedras para atacar al personal policial, dejando claro su nivel de organización y agresividad.
Respuesta de las autoridades
Ante la gravedad de la situación, se desplegó un amplio operativo que incluyó la intervención del Grupo GEAR, conformado por diez efectivos, quienes lograron reducir a los internos y controlar el motín tras horas de tensión. Sin embargo, los daños fueron considerables: vidrios rotos, el sistema eléctrico completamente afectado por las llamas y ahumamiento de los pasillos y celdas.
El incidente pone de relieve la necesidad urgente de mejorar las condiciones operativas de la alcaidía, reforzar las medidas de seguridad y establecer un diálogo efectivo para evitar futuros conflictos. La falta de elementos esenciales, que desencadenó este motín, es sólo un síntoma de problemas estructurales más profundos que requieren atención inmediata por parte de las autoridades judiciales y penitenciarias.
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