Enzo Zúñiga, la última imagen previa al devenir de una muerte absurda

Nacemos con fecha de caducidad: el mismo día en que llegamos al mundo. Desde entonces, el resto es devenir, tiempo, eso que llamamos vida. Más tarde que temprano, la muerte nos devolverá a lo que éramos, nada en el universo. No obstante, cada uno tienen sus creencias y expectativas.

Si bien la Parca es una certeza, nuestra mente la esquiva haciendo planes a futuro. Si no lo hiciera, sería agobiante avanzar cada día sin saber qué hay a la vuelta de la esquina.

La muerte, es inevitable e imprevisible. Y ante eso, no podemos hacer nada. Uno puede tomar todos los recaudos del caso, pero al parecer cuando llega la hora nada la detiene.

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La fatalidad en la ruta 237

Para los que quedan es un golpe desgarrador, así lo vive la familia del oficial subinspector Enzo Gabriel Zúñiga que murió de manera absurda.

Zúñiga, integrante de la División de Tránsito de Piedra del Águila, estaba interviniendo en un siniestro de tránsito sobre la ruta 237 a unos 30 kilómetros de Piedra del Águila.

El oficial había tomado la precaución de correr los vehículos de la ruta a unos 25 metros. Una medida de seguridad elemental y racional porque como se trata de una ruta en la que se circula rápido, se puso a resguardo los vehículos involucrados en el accidente.

Pese a ello, una conductora de manera imprevista perdió el control de su vehículo que terminaría haciendo un recorriendo desmadrado por la banquina hasta impactar a Zúñiga que estaba alejado de la ruta.

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La última imagen de Zuñiga en vida. Está con chaleco refractario colaborando con bomberos en el siniestro de la Ruta 237. Minutos después será arrollado por un Renault Sandero.

Loncopué despidió al policía

Lo que demuestra que se puede hacer todo bien y puede terminar todo mal. Hay factores que son inmanejables.

Este martes, toda la comunidad de Loncopué y la Policía acudió para despedir a Zúñiga. Fue una jornada estremecedora porque se trataba de un oficial que trabajaba con ahínco por el futuro de su beba de once meses. Todo es parte del absurdo.