"Era mi vida o la de él": el testimonio de la mujer que mató a su pareja según una testigo
La fiscalía sostiene que la mujer mató a su pareja sin motivación. La defensa sostiene la teoría en juicio de que la mujer actuó en defensa propia.
El cuarto día del juicio contra la mujer que mató a su pareja, Walter Vera, en Junín de los Andes, permitió reconstruir el contexto de vida de la mujer imputada, y la balanza se inclinó fuertemente hacia la teoría del caso que impulsa la defensa. Tres testigos hablaron de la historia de vida, la violencia de género crónica y los padecimientos que llevaron a que una mujer violentada diga basta.
Una de las testigos de la defensa (ejercida por los defensores públicos Ivana Dal Bianco y Paulo Nestares) de esta jornada de jueves fue una licenciada en trabajo social del Hospital de Junín de los Andes, quien comenzó a asistir a la imputada a pedido de ella misma dos días después del crimen. Con la autorización de la imputada para levantar el secreto profesional, la testigo contó que acudió al domicilio de la acusada dado que esta se encontraba con prisión domiciliaria.
La imputada pidió asistencia a raíz de su situación emocional. La licenciada manifestó que la mujer se mostró "angustiada, nerviosa", muy preocupada por su pequeña hija -de quién había sido separada y quien temía que pensara mal de ella como madre- y también por el proceso penal en el que había quedado involucrada y que la tenía encerrada en las cuatro paredes de su casa.
Respecto del asesinato de Vera, quien era su pareja, le manifestó sentirse "culpable, para nada orgullosa de lo que había hecho". "Me dijo que se había defendido y que 'era su vida o la de Vera', que nunca se imaginó llegar a hacer algo así", aseguró.
Tanto ella como la segunda trabajadora social que brindó testimonio en la jornada y un psiquiatria del Equipo Interdisciplinario del Ministerio Público de la Defensa, coincidieron en que la mujer hoy imputada es una víctima crónica de violencia de género: primero indirecta, al ser testigo de años de la violencia sufrida por su madre de parte de su padre en la vivienda familiar, episodios de gritos, golpes y humillaciones que con los años motivaron que los 11 hijos (la imputada era la décima) dejaran el hogar familiar.
"Había adoptado un mecanismo de protección hacia su hermano más chico durante esos episodios, en los que se escondía con él, le tapaba los oídos y le cantaba para que no escuchara los gritos, los golpes, las cosas que se rompían", confió la primera testigo.
Luego, vivió la violencia de género en carne propia, de parte de las tres parejas que tuvo a lo largo de los años, desde sus 15: el papá de su primer hijo, luego un segundo hombre y finalmente el fallecido, Walter Vera, padre de su hija más pequeña. Según el testimonio que brindó en varias instancias a trabajadoras sociales y funcionarios judiciales, Vera "la intimidaba, humillaba, insultaba, celaba, golpeaba, obligaba a tener relaciones" y hasta la "acosaba en períodos en los que estaban separados". Llegó a amenazarla de muerte y también maltrató psicológicamente a la hija de ambos, a quien buscaba amedrentar golpeando a su mascota.
Durante el transcurso de la relación, al menos dos veces cayó en la guardia del hospital local con diversas lesiones, y aunque vivieron mayormente en la vivienda familiar de Vera por problemas económicos, en los breves períodos en que se pudieron independizar gracias al trabajo que ella consiguió, eran echados de los alquileres por los episodios de violencia. Además, la mujer confió que el hombre la había iniciado en el consumo de cocaína y que él pasaba días consumiendo, lo que exacerbaba su agresividad.
En repetidas oportunidades fue echada de la casa con su hija por Vera o los familiares de éste, pero al día siguiente el hombre se disculpaba y le pedía regresar.
"Ha tenido situaciones de violencia que le llevó un tiempo problematizar; ella misma reconoce que no tomó buenas decisiones, no escuchó los consejos de su familia y quería tener un proyecto de vida más armónico y saludable. La violencia la condicionó en poder salir de esa situación, que no es una salida fácil para ninguna mujer que atraviesa estas problemáticas", opinó una de las profesionales, quien agregó que lamentablemente, su historia de vida fue la que la llevó a caer en ese círculo porque "son los modelos con los que aprendió a relacionarse".
Además, se trata de una mujer que está desempleada, que no terminó el secundario y no cuenta con redes de apoyo. De hecho, es una persona que, según el psiquiatra que también declaró, tiene dificultad para construir vínculos, aunque su concurrencia a una iglesia la estaba ayudando a revertir eso.
Aunque lo había denunciado en algunas oportunidades (y también fue ella denunciada por los familiares del hombre), las medidas cautelares no sirvieron y la relación volvía a retomarse. "Las medidas fueron insuficientes, porque no eliminan la violencia", reconoció una de las trabajadoras sociales.
El día del hecho
Respecto del crimen, la mujer indicó que ese día -24 de diciembre de 2022 por la mañana- ambos habían consumido alcohol y cocaína, aunque Vera lo había hecho por los tres días previos. Se pudo reconstruir que llegaron de madrugada a la casa del tío de la víctima, que se despertó a raíz de los gritos de una discusión, les dio un vino porque le pidieron algo para tomar y luego los echó a la vereda ya que no los quería peleando dentro de su casa.
Al parecer, todo comenzó por una disputa por un dinero que la víctima quería quitarle a la mujer. Ella relató que en muchas oportunidades él le quitaba el dinero que recibía del Estado a modo de ayuda económica por su hija para consumir, y por ello nunca podía prosperar y darle una mejor vida a su pequeña.
Según manifestó, en medio de esa trifulca con su pareja comenzó a ser agredida y temiendo esos nuevos ataques fue que se defendió, tomó un cuchillo de una mesa y se lo clavó en la zona del tórax.
Aunque un video muestra el inicio del conflicto y el forcejeo, una parte del material que se omitió mostrar y que fue motivo de conflicto entre las partes durante el debate son los segundos posteriores al ataque mortal, en el cual se ve a la mujer "acongojada, arrepentida, sin saber qué hacer, en un estado de pánico". Así lo comentó el psiquiatra que brindó su testimonio y pudo efectivamente ver ese registro fílmico completo.
En este sentido, el profesional opinó que la mujer actuó desde la hipervigilancia y el condicionamiento propio de su "situación de vulnerabilidad y vulneración al extremo, de carencia material, social y afectiva, y como víctima de violencia de género en distintas circunstancias y por mucho tiempo". Habló incluso de que el cuadro que observó en la mujer coincide con el "síndrome de la mujer maltratada".
También dio cuenta de que la mujer presentaba tanto síntomas de abstinencia y síndrome depresivo al momento de la entrevista como además de estrés postraumático.
Todos los profesionales pudieron entrevistar a la mujer y tener acceso al legajo para llegar a sus conclusiones.
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