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La Mañana certificados truchos

Los tres casos más emblemáticos del abuso de certificados truchos

De los 80 efectivos que presentaron los certificados médicos truchos, hay tres casos en los que dicha herramienta de defraudación fue utilizada al extremo.

En medio de la nueva maniobra de defraudación a la Policía con certificados truchos, que este medio dio a conocer a primera hora de esta jornada, surgen más detalles de los efectivos de las distintas áreas de la institución involucrados.

En total son 80 los policías que presentaron 159 certificados que ya están en manos del fiscal de delitos económicos Juan Manuel Narváez.

El departamento de Delitos Económicos de la Policía, a pedido de Narváez, investigó durante tres meses el caso hasta que lograron dar con el lugar donde se emitían los certificados que compraban los policías para presentar en el trabajo.

Así fue que se llegó al allanamiento que se realizó en esta jornada donde se secuestró documentación y distintos aparatos tecnológicos que deberán ser peritados.

Vale recordar que la denuncia fue realizada por la propia Policía y en el derrotero de los certificados se observan casos que dejan entrever no solo la falta de interés por el trabajo sino el absurdo mismo ya que no hay lógica entre los diagnósticos y cantidad de días.

En definitiva, demuestra el abuso indiscriminado de un ardid para no trabajar.

La Jefatura policial separó al efectivo de su cargo en cuanto inició la investigación.
La Jefatura policial separó al efectivo de su cargo en cuanto inició la investigación.
La Jefatura policial separó al efectivo de su cargo en cuanto inició la investigación.

Un año a puro certificado

Hay una empleada civil que cumple funciones en el Centro de Monitoreo Urbano de Neuquén Capital que arrancó las licencias médicas en noviembre de 2022 cuando le diagnosticaron una cervicalgia y le dieron 5 días de reposo.

En este primer certificado, hay mucha astucia y coherencia en el diagnóstico ya que la cervicalgia para una persona que está sentada varias horas frente a un monitor es algo más que probable.

La empleada policial extendió su licencia en repetidas oportunidades, con el mismo diagnóstico, hasta que el 9 de enero de 2023 le dieron cuatro días de reposo por conjuntivitis.

Vencido los cuatro días, sufrió una gastroenteritis, que al parecer fue tremenda y se intuye que estuvo con diarrea y vómitos incontrolables, motivo por el cual le dieron cuatro días y luego cinco más de reposo. Es decir, estuvo nueve días sumergida en las profundidades del baño.

En los primeros días de febrero volvió con los problemas de cervicalgia, pese a que desde noviembre no iba a trabajar y al parecer tampoco le había dado resultado el tratamiento, porque es de suponer que tuvo que ir al kinesiólogo. A la vista está que no.

Así continuó hasta el 7 de agosto de 2023, en el camino tuvo varios días más por gastroenteritis y sumó una decena de días de reposo por bronquitis.

El caso, si lo ve una junta médica, es sumamente interesante para que los galenos analicen a esta empleada que no pinta saludable.

Vale aclarar que todos los certificados que presentó fueron desconocidos por los médicos firmantes que son los cinco que denunciados azorados ante semejante cantidad de policías involucrados.

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El bombero en su infierno

Hay un cabo del cuartel de bomberos 1, que es el del aeropuerto, que también figura entre los policías con más certificados presentados.

El cuartel de bomberos del aeropuerto no es uno de los más ajetreados de la provincia. Digo, no descienden con frecuencia aviones envueltos en llamas.

Lo cierto es que el cabo arrancó en agosto de 2022 con tres días de reposo. Adivinen: gastroenteritis.

En septiembre, de nuevo el mismo diagnóstico, pero en enero de 2023 ya tuvo una lumbalgia, tal vez de tanto levantar la manguera y correr por la pista.

En marzo regresó con sus cuadros de gastroenteritis y en mayo ya tuvo una cefalea que podría tener su origen en la cantidad de horas en que utilizó el casco.

De junio a agosto serán repetidos los cuadros de gastroenteritis. En definitiva, un bombero encerrado en un baño lidiando con sus propios incendios no sirve de mucho.

Nuevamente aclaro: presentó certificados que nunca firmaron los médicos que figuran en el sello. ¡Cosa e’ mandinga!

¡Con eso no se jode!

Cuando uno quiere faltar al trabajo apela a la gastroenteritis y a una gripe, pero si hay algo que no se debe utilizar en vano es la enfermedad de un familiar.

Bueno, hay un cabo que, de abril a junio de 2022, estuvo utilizando ese artilugio hasta que finamente le dieron la baja en la institución.

En 60 días presentó doce certificados médicos que daban cuenta que estaba con “reposo laboral por 48 horas al cuidado de su pareja”.

Si era verdad o no la enfermedad de su pareja queda en el plano de la incertidumbre porque en en abril de 2023 se fue de baja.

Lo cierto es que presentó certificados que los médicos firmantes no reconocieron haber extendido y que aseguraron que no era ni su letra ni su firma.

El resto de los policías que presentaron certificados truchos no abusaron tanto de dicho ardid para faltar al trabajo, en promedio fueron entre dos y tres certificados.

Ahora, la fiscalía tendrá que analizar la causa en su conjunto donde hay empleados públicos, de salud y policía, involucrados en una maniobra de defraudación al Estado.

No cabe dudas que el empleado de salud y los tres policías de esta nota son los más complicados por lejos.

Por otro lado, hay que volver a reiterar que fue la propia Policía la que denunció esta maniobra de sus empleados y también vale decir que ajustó los controles internos para seguir más de cerca a los efectivos que presentan certificados médicos en forma reiterada. En Jefatura no quieren más irregularidades.

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