Por qué la Bóveda del Juicio Final volvió a abrir sus puertas
El búnker ubicado en el Ártico, fue construido en 2008 por si sucede algún desastre en el planeta y con él poder asegurar alimentos.
La Bóveda del Juicio Final, el búnker ubicado en el Ártico pensado en caso de una catástrofe en el planeta, reabrió sus puertas esta semana y recibió nuevas muestras de más de cinco países.
Ubicado en la isla de Spitsbergen, en el archipiélago noruego de Svalbard, el refugio fue construido en 2008 por si sucede una pandemia como la atraviesa el mundo con el COVID, el cambio climático destruye los polos, un meteorito cae sobre la Tierra u otro desastre. Dentro de éste, más de 1.125.000 semillas de casi 5.500 especies y 89 bancos de genes están guardado en la actualidad; y el lunes, de acuerdo a lo informado por el Gobierno de Noruega, se recibieron otras 22.000.
En esta oportunidad, los bancos de genes de Sudán, Uganda, Nueva Zelanda, Australia, Alemania y el Líbano colocaron en la bóveda varios tipos de semillas, entre ellas mijo, sorgo y trigo, con el objetivo de para renovar sus propias colecciones. Además, se informó que el Centro Internacional de Investigación Agrícola en Zonas Áridas, que ya retiró simientes en 2015, 2017 y 2019 por los daños ocasionados por la guerra en Siria, colocará en el banco unas 8.000 nuevas muestras. "Que la colección de semillas destruidas se haya reconstruido sistemáticamente demuestra que la bóveda funciona como un seguro para el suministro actual y futuro de alimentos", declaró la ministra de Desarrollo Internacional de Noruega, Anne Beathe Tvinnereim.
Esta especie de Arca de Noé vegetal es administrada por la organización internacional Crop Trust, junto con el Centro Nórdico de Recursos Genéticos y el Gobierno de Noruega. Fue construida en 2008 en el interior de una montaña del Ártico, a 130 metros sobre el nivel del mar para asegurar que el suelo esté seco. También, se trata de uno de los territorios con menos actividad sísmica del mundo y a la vez, el frío extremo permitiría conservar las plantas incluso sin electricidad. Las colecciones sirven a los agricultores y científicos para mejorar genéticamente las plantas, y desarrollar nuevas variedades de cultivos.
Situado a medio camino entre la Noruega continental y el Polo Norte, el depósito solo abre unas veces al año para reducir al mínimo la exposición de sus bancos de semillas al mundo exterior. Así, se prevé que abrirá nuevamente este año a principio de junio y a finales de octubre.
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