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Qué leen los neuquinos en cuarentena

Diferentes intelectuales neuquinos contaron a LMN que libros los acompañan en estos días de aislamiento.

Pablo Montanaro - [email protected]

#Yomequedoleyendo fue la sugerencia que emergió desde Twitter para hacer frente al aislamiento social impuesto por el avance del coronavirus. Muchos de inmediato se stockearon de libros, ya sea concurriendo a librerías como así también bajándolos de sitios de descarga gratis o acercándose a alguna biblioteca.

Mientras realiza alguna tarea de jardinería en su casa del barrio Peumahue en Valentina Norte Rural sin dejar de conectarse por mail con sus alumnos de la Universidad Nacional del Comahue, el profesor de filosofía Flavio Gigli eligió leer cuentos de Guy de Maupassant, Leon Tolstoi y Roberto Fontanarrosa. “También miro películas y series” aclara el docente que hace unos días se acercó a una librería de usados y se compró “Qué porquería es el glóbulo” y “Los indios eran muy penetrantes” de José María Firpo, maestro uruguayo y coleccionista de ocurrencias de sus alumnos. “Son recopilaciones de redacciones de sus alumnos de primaria y que te hacen matarte de risa”, cuenta Flavio a LM Neuquén.

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El narrador y psicólogo social Hugo Herrera Dominguez, más conocido como H, aprovecha estos días de encierro para escribir algunos relatos de un libro que espera publicar en breve y que llamará “Historias que nos contó la gente”. En cuanto a la lectura se metió con tres libros a la vez: “Articuentos” de Juan José Millas, escritos a medio camino entre el artículo periodístico y el cuento, “Aviones en el cielo” de Eduardo Sacheri y “Principiantes” de Raymond Carver, el maestro del llamado realismo sucio. Además ocupa su tiempo “pintando paredes, ordenando el patio y algunos cajones llenos de papeles”.

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“Aquí estoy acatando las medidas de seguridad, es lo que uno y todos debemos hacer”, dice el violinista Mauricio Aramayo quien por estos días comenzó a dictar on line sus clases de violín. Decidió estudiar mucho ya que, una vez que pase la pandemia, lo esperan muchos compromisos de recitales. El integrante de la Orquesta Sinfónica de Neuquén eligió bajar de internet “Nuevo enfoque para tocar el violín” de la famosa pedagoga húngara Kató Havas, quien expone un abordaje novedoso para el estudio del instrumento.

Santiago Vimo cerró las puertas de su gimnasio Kropp Circuit Boxing aunque utiliza las redes sociales para ofrecer diversas rutinas de de entrenamiento funcional combinado con movimientos kick boxing. En estos días se aprovisionó de varios libros que quería leer hace tiempo como “La fábrica del tiempo” de Martina Rua y Pablo Fernández, “especialistas en productividad que proponen herramientas novedosas para adueñarte de tu tiempo”, “Un culo en mi ventana” de Eddie Fitte y “El motel del voyeur” del periodista estadounidense Gay Talese sobre un hombre que adquiere un motel en Denver para espiar a sus clientes mientras mantienen relaciones sexuales.

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El director de teatro Jorge Onofri eligió de su vasta biblioteca el libro “Las criadas de Jean Genet” para leer en forma paralela a “Sinceramente” de Cristina Fernández de Kirchner, porque ambos textos “aportan al mayor problema de nuestra sociedad, la lucha de clases y el poder”. Asegura que usará el tiempo también para la jardinería, ordenar papeles y cocinar.

El destacado actor neuquino Kiran Sharbis eligió los libros de edición audiovisual y de producción cinematográfica, indispensables para “mi profesión de artista independiente”. Algunos se los prestaron y otros los descargó de la web. Por otra parte, intentará hacer algunas refacciones en su casa “en las cuales no necesite la contratación de un profesional para realizarlas”, comenta.

La poeta y abogada relatora del Tribunal Superior de Justicia asegura que “si el mundo se termina, al menos seamos felices antes” y para eso eligió “El fin del amor, querer y coger” de Tamara Tenembaun, un ensayo sobre los vínculos heterosexuales y los cambios en los modelos de relaciones, “La venganza será terrible 30 años” de Alejandro Dolina y “Etnografías apócrifas” de Adelaida Kraan que le prestaron, que compró y que le regalaron en ese orden. También compró cuadernos y lapiceras para escribir y seguramente tejerá “porque siempre tejo en situaciones difíciles”.

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Quien no perdió el tiempo para sumergirse en la lectura como es habitual en los 365 días del año es Sebastián Sánchez, empleado en una empresa petrolera, quien tiene en su escritorio “El blues de la primera fecha” de Ariel Scher, “Libertadores de América” de Felipe Pigna y “Filosofía en 11 frases” de Darío Sztajnszrajber. Mientras algunos días trabajará desde su casa, dice que le quedará tiempo “para repasar goles y momentos históricos de Cipolletti ante la falta de fútbol”.

Walter Cuevas, el músico que hace trece años trabaja en una escribanía se decidió por abrir de una vez por todas los libros de la colección Osvaldo Soriano publicada hace unos años por Seix Barral y que compró un tiempo atrás en oferta en un supermercado. Antes y después de la lectura aprovechará para componer canciones nuevas con sus instrumentos que siempre tiene a mano.

Para el docente e historiador Fernando Casullo, además de desarrollar la docencia desde la plataforma virtual, es el momento de leer “Magnetizado” de Carlos Busqued y hace unos días pasó por una librería y compró “Alberto” de Diego Schurman para regalárselo a un amigo.

Hace días que la musicoterapeuta Beatriz Vilche estaba leyendo “textos muy sesudos” pero los dejó para empezó la cuarentena con el primero de Harry Potter, que nunca había leído por considerarlo lectura adolescente. “No estoy trabajando porque se han suspendido las clases y el consultorio también. Miro películas y cocino cosas nuevas. Estoy en casa las 24 horas, salvo anoche que dimos una vuelta en el auto”, explica su rutina en estos días de aislamiento social.

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