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La Mañana Historias de vida

Recuperó el apellido de su padre desaparecido

Es la hija de Felipe Lara, secuestrado en Chos Malal en 1977.

POR PABLO MONTANARO / [email protected]

Hasta fines del año pasado, de su padre, Felipe Lara, sólo atesoraba un diploma por haber hecho el servicio militar, algunas pocas fotos y lo que le contaron sus familiares. Desde el 20 de diciembre de 2017, a través de una sentencia judicial, Carina Retamal recuperó el apellido de su padre y en los próximos días quedará impreso en su DNI. Cuando Felipe Lara desapareció en Chos Malal el 26 de diciembre de 1977, durante la última dictadura militar, sus tíos Elda Lara y Manuel Retamal la anotaron como hija propia como medida de protección. Tenía 3 años cuando su padre, militante del peronismo, fue secuestrado ilegalmente por Gendarmería en la esquina de 4 de Agosto y General Paz, de Chos Malal, y trasladado a Neuquén, donde nada más se supo de él.

“Estoy muy feliz de haber logrado algo que durante muchos años pensé que nunca iba a llegar. Ahora soy la hija biológica de Felipe Lara”, dijo a LM Neuquén. Aclaró que en su nuevo DNI mantendrá el apellido Retamal como agradecimiento a sus tíos: “Porque los considero mis padres y porque me brindaron toda su protección en esos momentos de tanto horror”.

A los pocos días de nacer, sus tíos se hicieron cargo de Carina ya que eran tiempos de persecuciones y su madre, Margarita Gómez, sufría constantes allanamientos en su casa. “Mis tíos me anotaron como propia para resguardarme y viví con ellos primero en Tricao Malal y cuando tenía 7 años nos trasladamos a Neuquén”, explicó la mujer de 42 años. Agregó que sus padres de crianza le sacaron el nombre con el que nació: Verónica.

De su madre biológica comentó: “Siempre supo que estuve con Elda y Manuel, pero nunca se acercó a mí. No porque ellos se lo hubiesen prohibido, jamás apareció. Con ella no tengo relación”.

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Cuando comenzó la dictadura militar, Felipe, que vivía con su mujer en Cipolletti, decidió trasladarse a Villa Manzano. Su hermana lo notaba nervioso. Felipe le confesó que lo perseguían los militares. “Nunca supimos por qué andaba escapándose. Andaba en caballos por los cerros, para que no lo agarraran”, declaró Elda (ver aparte).

A Carina se le iluminan los ojos cuando cuenta que su padre la visitaba por las noches en la casa donde vivía con Elda y Manuel en Tricao Malal. “Él andaba perseguido, y a pesar de correr el riesgo de ser atrapado, venía a visitarme siempre de noche”, recordó.

En una de esas visitas nocturnas, Felipe le entregó una carta a Elda. Pasaron los años y cuando cumplió 15, se la leyó porque tenía que saber la verdad. “De chica intuía cosas, sobre todo cuando nos visitaban familiares. Cuando me contaron la verdad, mi vida cambió totalmente. Yo podía intuir, pero cuando te lo confirman es fuerte, empezás a hilvanar un montón de cosas”, comentó.

Cuando cumplió 20 años, Carina decidió empezar a hacer algo para recuperar el apellido de su padre biológico. “Elda hizo mucho hincapié para que recuperase el apellido de mi padre. En todo este tiempo avanzaba y volvía para atrás, por momentos pensaba que no valía la pena, hasta que conocí al abogado Marcelo Medrano que me asesoró”.

Medrano, quien en los juicios de lesa humanidad se desempeñó como querellante de la Secretaría de Derechos Humanos de Nación, llevó adelante el juicio por filiación que finalmente en diciembre de 2017 el juez de Familia de Neuquén, Ignacio Noacco, dictó sentencia, siendo la única en Neuquén para una hija de desaparecidos.

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--> Cargados de dolor, buscando justicia

Cuando fue secuestrado su tío, Néstor Adolfo “Fito” Lara tenía 9 años. Dijo que temblaba “como una hoja” cuando los “hombres de verde” se llevaban a su padre o a sus otros tíos para salir a buscar a Felipe.

A fines de los 80 comenzó a reconstruir aquel momento doloroso y se propuso investigar qué había pasado con Felipe. En 1989 fue con su abuela, la madre de Felipe, a hablar con la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, sobre el secuestro y desaparición de su tío.

En esos años, Fito acompañó varias veces a su abuela a la guardia de Gendarmería de Chos Malal para saber qué había pasado y dónde estaba Felipe. “Fue doloroso haber acompañado a mi abuela, verla llorar y sufrir por su hijo. Era muy fuerte el dolor que tenía”, dijo en una entrevista con este diario cuando se desarrollaron las audiencias del juicio donde se ventiló el caso de Felipe Lara.

Con el tiempo, Fito recogió diversos testimonios y recién en 2007 se presentó ante el Juzgado Federal de Neuquén, junto con Horacio -hijo de Felipe-, para denunciar la desaparición.

Felipe Lara había nacido el 2 de octubre de 1950 en Los Menucos, Chos Malal. Algunos testimonios señalan que tenía militancia en el peronismo revolucionario.

“Yo tenía 9 meses cuando se lo llevaron, mi papá era un laburante, era albañil. Fui reconstruyendo la historia con lo que me fueron contando mis tíos, primos, mis abuelos”, dijo Horacio Lara durante el juicio de 2016.

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