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La Mañana Cipolletti

Un año sin Joaquín: las heridas aún siguen abiertas

El asesino fue condenado y está preso, pero el dolor permanece latente.

Por Katia Giacinti - [email protected]

Hace un año, Joaquín Vinez fue asesinado a puñaladas en un intento de robo en su casa en el barrio Luis Piedrabuena de Cipolletti y, si bien el autor del crimen -Matías Baldebenito- fue condenado a prisión perpetua semanas atrás, la herida sigue abierta y su recuerdo, intacto.

Tal y como describió el juez Julio Sueldo, el crimen fue cometido "con crueldad y desprecio por la vida" y, aunque se hizo justicia, hoy nos sigue faltando Joaquín.

La madrugada del 18 de noviembre de 2018 fue trágica. El crimen ocurrió alrededor de las 4 y los medios de comunicación comenzaron a ser alertados pasadas las 9. En un primer momento la información era escasa y no se sabía quién era la víctima ni en qué circunstancias había ocurrido, pero minutos más tarde el fiscal a cargo de la causa, Martín Pezzetta, comenzó a dar información a la prensa.

La llamada telefónica en diálogo con este medio fue bastante breve pero contundente y casi imposible de olvidar. Es que en ella el fiscal narró parte de lo ocurrido de acuerdo a los testimonios recolectados hasta ese momento y, en los últimos minutos, mencionó la edad de Joaquín: tan solo 19 años. Toda una vida por delante y un futuro brillante arrebatados por un joven de 24 años que tenía libertad condicional por múltiples delitos en Río Negro y Neuquén y quien tuvo la oportunidad de irse de la casa de la familia Vinez, pero no lo hizo por la bronca que le provocó no haber logrado perpetrar el robo.

Pocas horas después comenzaron a salir a la luz más detalles sobre quién era Joaquín y a qué se dedicaba. El joven se había convertido en parte de la familia de Marabunta desde muy pequeño y era jugador de rugby del plantel superior.

En el club cipoleño lo conocían por ser un chico honesto, humilde y trabajador y, al enterarse de su muerte, lo despidieron con un profundo dolor y acompañaron a la familia en el proceso judicial de principio a fin.

A medida que pasaban los meses y la investigación avanzaba, se brindó mayor información sobre el homicidio e, inevitablemente, sobre la vida personal de Joaquín. Era el menor de cinco hermanos, su sueño era estudiar Kinesiología Deportiva en 2019, por lo que durante el 2018 se dedicó a trabajar, y en abril habría cumplido 20 años.

Sus amigos del Club Marabunta lo adoraban y días después de la tragedia se juntaron en una casa y se tatuaron la división en la que jugaban en números romanos, un emotivo homenaje para llevar su recuerdo grabado en la piel.

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Es oficial: la Justicia de Cipolletti condenó a Matías Baldebenito a prisión perpetua

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