Usurparon la casa de una mujer que recibe un tratamiento por alzheimer
La señora dejó la vivienda por recomendación de su psiquiatra y una mujer que escapaba de su violento esposo la usurpó junto a sus hijos. Esperan que el juez apruebe el desalojo.
Una mujer de unos 40 años con sus cuatro hijos, de no más de 14, usurparon una casa en el barrio Villa Obrera de Centenario. Para entrar forzaron la reja y rompieron la puerta, que trabaron con los muebles que se encontraban adentro.
El hecho ocurrió en la madrugada del viernes, cuando en medio de la noche la mujer irrumpió con una de sus hijas al lugar. La casa pertenece a una anciana que, por culpa del alzheimer, debió mudarse con su hija a una chacra que cuida su familia. Luciano Méndez, el nieto, dialogó con LM Neuquén al respecto: "Cuando mi abuelo murió ella enfermó. Teníamos que salir a buscarla a las 4 de la mañana porque estaba perdida. La psiquiatra nos recomendó que se venga a vivir a la chacra que cuida la familia".
Desde ese entonces, hace unos cuatro años, la casa quedó sola. Sin embargo, tanto Luciano como el resto de los familiares estaban pendientes del cuidado de la vivienda: “La cuidabamos todos los días. Íbamos a la mañana y a la tarde, justamente para evitar este tipo de situaciones”.
Fue el viernes que se enteraron que el domicilio había sido usurpado. La tarde de jueves habían ido y no esperaban encontrarse por la mañana con una casa tomada. “Cuando mi padre fue a ver la casa se encontró con las puertas forzadas y cuando quiso entrar vio que había gente”.
De todas formas el hombre no intentó entrar y radicó, junto a su esposa, la denuncia en la Comisaría 5ta de Centenario. “La Policía fue a la casa, observó la situación y le dio seis horas a la mujer para que deje la casa”, afirmó Luciano. Sin embargo, la mujer hizo caso omiso a las palabras de las fuerzas de seguridad.
Luciano y su familia pudieron cruzar algunas palabras con la acusada. “Nos dijo que venía escapando de Vista Alegre, que era víctima de violencia de género y que el marido la golpeaba”.
Por esa razón intervino Ayuntun, un centro de violencia familiar de la ciudad, que en pocas horas encontró un lugar para que la mujer y sus hijos puedan descansar. “El sábado a la tarde ya se encontraba en condiciones de mudarse, pero ese mismo día apareció un chico en la casa de mi abuela y le puso un candado”.
Cuando se presentó al lugar la asistenta social y golpeó las manos, nadie salió a su encuentro. “Cuando llegó la chica de Ayuntun a buscarla para llevarla al lugar que habían conseguido no salió”, aseguró Luciano.
Ahora la familia espera la respuesta de la Justicia y, en tiempos de pandemia, la incertidumbre les come los talones. “Falta la firma de un juez que apruebe la orden de desalojo que esperamos que sea hoy o a más tardar mañana”.
Aunque los Méndez entienden la situación que atraviesa la mujer, exigen a la Justicia que tome cartas en el asunto y desaloje a la usurpadora: “Tenemos fe de que se va a resolver de buena manera”, agregó el hombre.
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