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Biota, el almacén natural atendido por nutricionistas

Laura y su socio Daniel abrieron el mercado saludable a principios de febrero. Tiene alimentos aptos para celíacos, productos veganos para personas y perros, emprendimientos regionales y ofrece asesoramiento para comer sanamente.

El almacén natural de calle Illia 928 es como una extensión del consultorio nutricional de Laura Parra. Porque allí, las personas se acercan con muchas preguntas y se llevan algunas respuestas, unos cuantos productos y también una receta para incorporar algo de lo que compraron. Es que la joven emprendedora, oriunda de Zapala, es una convencida de que poner un almacén natural es lo mejor que le puede pasar a un nutricionista. “Es el complemento ideal. No es como en el consultorio que los pacientes se llevan anotado en un papelito y no sabés luego qué hicieron con lo que les recomendaste”, dice la nutricionista recibida en Córdoba y agrega: “Además yo estudie gastronomía y puedo sugerirles cómo incorporar los productos que compran en una receta para hacer en casa”, recalca.

Así que desde que ella y Daniel Salazar abrieron Biota este 4 de febrero, la recepción en el barrio ha sido muy buena. “Las vecinas y los vecinos no solamente vinieron a comprar, sino que se acercaron a darnos la bienvenida; estaban muy contentos de tener un lugar así por la zona”, cuenta Laura. “Pienso que es muy importante poder estar en los barrios porque con la pandemia las familias tratan de resolver las cosas cerca de sus hogares para no tener que trasladarse tanto”, explica. Para ella la ciudad de Neuquén tendría que tener cada vez más almacenes naturales y celebra cada vez que uno abre sus puertas.

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Suplemento de info

Las personas que ingresan a una dietética o almacén natural muchas veces van con inquietudes, pero Laura ha notado que con el estrés que sufrimos por un año atravesado por el COVID, las patologías gastrointestinales han aumentado. “Generalmente se acercan al local clientes con intolerancias, con alergias o enfermedades relacionadas con el estrés o también personas que subieron de peso abruptamente. Si bien no podemos resolverles toda su situación, charlamos con ellos y un mínimo intercambio y orientación reciben”, explica sobre el asesoramiento que dan junto a Anita, una de las empleadas de Biota que fue su discípula y actualmente cursa la carrera de nutrición.

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“Se quedan contentos porque nos quedamos conversando y nos tomamos el tiempo de explicarles lo que podemos; nos ha pasado que nos recomiendan y luego vienen al local por los productos que tenemos, pero también para recibir ese plus informativo que brindamos”, dice orgullosa.

Además, Biota sigue la misma línea puertas adentro que en la vidriera virtual de las redes sociales. Porque tras ellas está Laura respondiendo. “Así como todos los alimentos que comercializamos los elegimos minuciosamente y nos capacitamos sobre sus propiedades, le ponemos la misma responsabilidad al Instagram y a las preguntas de los usuarios que nos comentan”, resume la emprendedora.

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Ahora que el paradigma de la alimentación ha cambiado y poco a poco comenzamos a preguntarnos más, lo primordial es informarse sobre qué comemos cuando comemos. “El paradigma cambió y ahora nos preguntamos, -los que podemos- qué le estamos metiendo a nuestro cuerpo. Con la pandemia se acentuó el proceso; es decir, con la pandemia la introspección pasó por la cocina, se comenzó a cocinar más elaborado y por suerte llegó la mala prensa de los ultra procesados que hizo crisis en ese tipo de productos que tienen altas cantidades de conservantes”, refuerza la profesional.

Biencomidos

Alimentos aptos para celíacos y para diabéticos. Productos para veganos, diferentes tipos de harinas además de la de trigo: sarraceno, quinua, amaranto, centeno y almendra. También bebidas orgánicas, productos regionales como aceites mieles y mermeladas. Snacks, fideos caseros, alimentos veganos para perros intolerantes a la proteína de la carne, cosmética natural, frutos secos y semillas, tapas de empanadas, panes y yogures. Eso y mucho más, puebla las góndolas de Biota, un almacén pequeño de paredes blancas donde abunda la limpieza. “La comida apta para celíacos se encuentra diferenciada por su envoltorio y también porque tiene un lugar especial en la distribución del local”, cuenta Laura sobre las medidas sanitarias que requiere este tipo de enfermedad.

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“Tratamos de traer alimentos regionales de emprendimientos de familias de la zona porque apelamos a una alimentación sin tantos conservantes, a productos elaborados con materia prima de estación que estén cerca y a mano. Pensemos que cuanto menos traslado tiene y menos tiempo lleva conservado un producto, menos aditivos tiene”, enfatiza Laura.

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Sobre la tendencia de que cada vez más gente se incline hacia la alimentación vegetariana y vegana, la profesional de Biota sigue la misma línea que para esa parte de la población que consume carne. Remarca que lo importante es el hábito consiente y equilibrado de alimentarse. “Comer bien es alimentarse con insumos de estación, elaborando comidas hechas en casa, sin tanto procesado y sin tantos conservantes. Es poder reflexionar sobre ese equilibrio antes de alimentarnos y después de hacerlo; porque así se adquiere el hábito”, concluye.

Cuando cierra el local, Laura, esa mujer pulcra y apacible, vuelve a su casa y sigue pensando en la comida. En qué materia prima va a elaborar -si yogurt, si mascarpone para el postre, si pan de masa madre para acompañar-. Piensa en cómo va a agasajar a sus amigos que invitó a cenar. Y desea, luego de un día de pacientes y clientes y varias consultas, que el privilegio de poder elegir qué comer, sea bien utilizado.

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