Juan García tiene 58 años y nació a la orilla del mar, en la misma caleta donde hoy dirige el sindicato que reúne a 94 socios y una flota de botes menores de sesenta embarcaciones. “Hemos visto los cambios brutales que ha tenido nuestra actividad”, comentó. Las primeras especies de salmón Chinook fueron introducidas en el país trasandino en la década del 70. Diez años después, la dictadura de Augusto Pinochet apostó por el mejoramiento de la industria, dadas las similitudes climáticas y geográficas con Noruega, primer exportador mundial de salmón. En aquella época, los pescadores artesanales observaron con sorpresa la instalación de los primeros centros de cultivo, pero no imaginaron su proliferación. Tampoco cómo los podría perjudicar. “Nos destruye la carnada, la sardina, el pejerrey. Es una especie voraz”, aseguró Luis Mayorga, un pescador artesanal que participó en la recaptura de los salmones fugados, un hecho que, en su opinión, se repite muy seguido.
Como él, otros miembros del sindicato de pescadores fueron contratados para tratar de capturar, en un plazo de treinta días hábiles, al menos el 10 por ciento de los peces que escaparon de las jaulas de Marine Harvest, tal como lo estableció la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA). De lo contrario, la legislación chilena presume daño ambiental. La empresa noruega consiguió ampliar la fecha por treinta días más. Sin embargo, el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) presentó una denuncia en contra de la compañía “por posibles incumplimientos en el mantenimiento y seguridad de la infraestructura del centro Punta Redonda”.
El 15 de septiembre, día en que venció la prórroga, Sernapesca confirmó que la empresa había recapturado sólo 38.286 ejemplares: es decir, el equivalente a un 5,54 por ciento. La empresa noruega dijo haber recapturado 187.949.
Región centro del país
La soja puede rendir un 33% más
Una investigación realizada en conjunto por las facultades de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires y de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario demostró que es posible aumentar la productividad del cultivo hasta un 29% en la soja de primera y un 33% en la soja de segunda en la región centro del país. Es muy oportuno el dato, teniendo en cuenta que, para la próxima campaña, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyectó que la producción de la oleaginosa alcanzaría 53 millones de toneladas.