Adiós al chimichurri: el condimento para que el asado salga más tierno y sabroso
Funciona para todo: asado de tira, vacío, entraña y hasta cortes menos tradicionales. Cada vez más parrilleros apuestan por este truco.
En la eterna búsqueda del asado ideal, muchos dejaron de lado los clásicos condimentos como el ajo o el chimichurri para probar una alternativa que gana adeptos. Su combinación de sabores intensos y su capacidad para ablandar la carne la convirtieron en el nuevo secreto de los expertos en parrilla.
Este condimento, también conocido como Worcestershire sauce, se convirtió en el as bajo la manga de quienes buscan un asado más tierno, jugoso y con un sabor profundo.
Según maestros parrilleros de Buenos Aires, la clave está en la moderación: “No hace falta exagerar, con unas gotas alcanza para que la carne absorba los sabores y no se seque”.
Se trata de la salsa inglesa, una mezcla única de vinagre, melaza, especias y anchoas. Ese combo le da un toque dulce y salado que penetra en la carne, realza su sabor y ayuda a que quede tierna durante la cocción.
El truco es simple: pincelá la carne con salsa inglesa unos minutos antes de llevarla al fuego. Sumale un poco de sal gruesa y pimienta negra recién molida, y listo. Así, evitás tapar el sabor natural de la carne y conseguís un resultado espectacular.
Cómo usar la salsa inglesa en distintos cortes
Este condimento funciona para todo: asado de tira, vacío, entraña y hasta cortes menos tradicionales. Incluso, podés volver a pincelar la carne durante la cocción para mantenerla jugosa y potenciar los sabores.
La técnica es ideal para quienes quieren innovar sin perder la esencia del asado argentino. Un toque de salsa inglesa basta para sorprender a tus invitados y darle un giro inesperado a la parrilla de siempre.
Cómo hacer una salsa inglesa: la receta
Ingredientes:
- 1 taza de vinagre de vino tinto
- 2 cucharadas de salsa de soja
- 2 cucharadas de melaza o azúcar moreno
- 1 cucharadita de mostaza en polvo
- 1/2 cucharadita de ajo en polvo
- 1/2 cucharadita de cebolla en polvo
- 1/4 cucharadita de clavo de olor molido
- 1/4 cucharadita de canela en polvo
- 1/4 cucharadita de pimienta negra molida
- 2 filetes de anchoa picados (opcional)
- 1 pizca de nuez moscada
Preparación:
- Mezclar todos los ingredientes en una cacerola pequeña.
- Calentar a fuego medio hasta que el azúcar o la melaza se disuelva por completo.
- Llevar a ebullición suave y cocinar unos 5 minutos, al remover de forma constante.
- Dejar enfriar y colar si se desea una textura más lisa.
- Guardar en un frasco de vidrio hermético en la heladera; dura varias semanas.
El truco de la sal sobre las brasas del asado: ¿Para qué sirve?
Muchos desconocen que la sal trasciende su función habitual de sazonador, ya que su aplicación directa sobre las brasas se ha convertido en una técnica ancestral utilizada por maestros del asado. Este método, a primera vista inusual, resulta fundamental para mejorar la cocción y el sabor final de las carnes a la parrilla.
Al espolvorear sal gruesa sobre las brasas encendidas, se desencadena un proceso que reduce la cantidad de humo generado durante la cocción, ya que absorbe la grasa que cae y evita que esta se queme de manera descontrolada. Esta práctica, respaldada por la experiencia de numerosos asadores, optimiza el ambiente de la parrilla.
Uno de los beneficios principales de este truco consiste en la reducción del humo excesivo que podría interferir con el sabor natural de la carne. Al controlar la combustión de la grasa, la sal actúa de manera indirecta para evitar que el humo altere el perfil gustativo, preservando la esencia misma del asado tradicional.
La aplicación de sal gruesa sobre las brasas no solo contribuye a regular el humo, sino que también ayuda a estabilizar la temperatura de la parrilla. Este método prolonga la duración de las brasas, permitiendo una cocción uniforme y facilitando un control preciso durante todo el proceso, lo que resulta esencial para obtener asados de calidad superior.
Además de su papel en la mejora del asado, la sal también se utiliza para reducir la intensidad de llamas cuando se presentan incendios menores en la cocina. Este recurso se convierte en una alternativa rápida y accesible para controlar situaciones de fuego que surgen, especialmente cuando el aceite provoca una llamarada inesperada en el entorno culinario.
Cuando se espolvorea la sal sobre el carbón, se genera una capa que limita el oxígeno disponible, lo que suaviza la intensidad del fuego y permite que las brasas mantengan su actividad de forma moderada. Esta técnica es empleada con prudencia, ya que un uso excesivo podría interferir en el desarrollo ideal del asado, afectando tanto la cocción como el resultado final.
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