Alertan por el consumo de marihuana: aumenta el riesgo de morir de ataques cardíacos y ACV

Con el avance de la legalización y la normalización del cannabis en varios países, creció también el interés científico por conocer con mayor precisión sus efectos sobre la salud. En este contexto, un análisis reciente revisó 24 estudios realizados entre los años 2016 y 2023 para analizar cómo incide el consumo de cannabis en la salud cardiovascular.

El conjunto de datos recopilado incluye información de 200 millones de personas, lo que convierte a este trabajo en uno de los más amplios realizados hasta ahora sobre el tema.

Los resultados advierten que las personas que consumen cannabis presentan un riesgo más alto de sufrir eventos cardiovasculares graves, entre ellos infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares (ACV) y muertes asociadas al sistema circulatorio. En particular, se detectó un aumento del 20% en el riesgo de ACV, del 29% en el caso del síndrome coronario agudo y más del doble de probabilidad de fallecimiento por causas cardiovasculares.

A pesar de las diferencias metodológicas entre los estudios incluidos, los patrones observados se repiten con claridad. La mayoría de los trabajos analizados no distingue entre uso recreativo y medicinal, aunque el único que se enfocó exclusivamente en el uso médico también detectó los mismos riesgos.

Dificultades para medir el impacto real

Aunque el panorama general apunta a una correlación sólida entre cannabis y problemas cardiovasculares, todavía persisten algunas limitaciones importantes. En muchos estudios, la cantidad y frecuencia de consumo no se detallan con precisión, lo que complica evaluar una relación directa entre dosis y efectos. De los 24 estudios considerados, solo cuatro abordaron esta dimensión con datos claros.

El consumo frecuente y la alta potencia del cannabis son factores principales en el desarrollos del síndrome.jpg

Un estudio a gran escala reveló que quienes consumen cannabis enfrentan más probabilidades de sufrir eventos cardíacos graves.

Además, buena parte de los trabajos eran estudios transversales. Este tipo de diseño impide establecer relaciones de causa y efecto de forma concluyente. Sin embargo, otros cuatro estudios que no fueron incluidos por cuestiones de fecha también confirmaron la existencia de efectos adversos similares. La acumulación de evidencia en distintas investigaciones refuerza la preocupación entre los expertos.

Otro punto a considerar es la evolución del consumo y la potencia del cannabis. La concentración de tetrahidrocannabinol (THC), el principal componente psicoactivo de la planta, se incrementó en los últimos años. Esta variación también podría influir en los resultados y sugiere la necesidad de incluir estas variables en estudios futuros.

Un llamado de atención para el sistema de salud

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Frente a este panorama, los autores del metaanálisis proponen incorporar de forma sistemática el consumo de cannabis en la historia clínica de los pacientes con afecciones cardiovasculares. La sugerencia apunta tanto a mejorar el diagnóstico como a diseñar estrategias de prevención más efectivas.

El paralelismo con el tabaco se vuelve inevitable. Así como el tabaquismo se considera un factor de riesgo clave en campañas de prevención del cáncer e infartos, el cannabis debería empezar a ocupar un lugar equivalente en las guías clínicas. Aunque no se trata de demonizar su uso, sí parece necesario ampliar la información disponible para que los usuarios puedan tomar decisiones con mayor conciencia sobre sus posibles efectos.

En este sentido, el avance de regulaciones que permiten el estudio científico del cannabis representa una oportunidad. Con políticas públicas que acompañen este proceso, los sistemas de salud podrían incorporar advertencias más claras y recomendaciones específicas según el perfil de cada paciente.