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¡Cuidado! Este error fatal puede dañar el cerebro de tu bebé

El síndrome del bebé zarandeado es una grave lesión cerebral causada por el sacudido brusco de un niño pequeño.

El síndrome del bebé zarandeado, también conocido como síndrome del bebé sacudido, es una grave lesión cerebral que ocurre cuando un bebé o niño pequeño es agitado de manera brusca o violenta. Este tipo de maltrato destruye las células cerebrales del infante, interrumpiendo el flujo adecuado de oxígeno hacia el cerebro.

La consecuencia puede ser un daño cerebral irreparable o la muerte. Afecta principalmente a menores de dos años, ya que en esta etapa la cabeza es desproporcionadamente más grande que el cuerpo, mientras que los músculos del cuello aún no están suficientemente desarrollados para sostenerla.

Causas y factores de riesgo

En muchos casos, los movimientos bruscos que provocan este daño cerebral no se realizan de forma intencionada, sino por frustración o desesperación ante la incapacidad de calmar al bebé. Aunque puede suceder en cualquier contexto socioeconómico, existen varios factores que aumentan el riesgo de que este síndrome ocurra. Entre ellos se encuentran la juventud de los padres, el aislamiento social, embarazos no planificados, depresión, estrés, y la presencia de bebés con problemas de salud o que son más difíciles de calmar.

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Sacudir o zarandear a un bebé no es una buena idea.

Sacudir o zarandear a un bebé no es una buena idea.

A pesar de que este maltrato puede ser cometido por cualquier cuidador, estudios han señalado que los hombres son más propensos a causar el síndrome del bebé zarandeado que las mujeres. Es importante destacar que este daño no ocurre por acciones como hacer saltar al niño sobre las rodillas, caídas leves o jugar de forma brusca.

El impacto en la salud infantil

Según estadísticas de la Asociación Española de Pediatría, uno de cada diez niños que padecen el síndrome del bebé sacudido fallece debido a las lesiones. De los nueve sobrevivientes, la mitad sufrirá secuelas graves e irreversibles, que pueden incluir parálisis cerebral, ceguera, problemas de coordinación motora, retraso en el desarrollo o dificultades en el aprendizaje.

El pronóstico para los niños afectados no es alentador, pues las complicaciones a largo plazo pueden alterar de manera permanente la calidad de vida. Las lesiones en el cerebro, la médula espinal, el cráneo y otros huesos pueden ser devastadoras, y la mayoría de los niños que sobreviven a este síndrome sufren problemas de salud de por vida.

Prevención y educación

El síndrome del bebé zarandeado es prevenible. La clave para evitar tragedias radica en la educación de los padres y cuidadores. Existen programas de capacitación, especialmente para padres primerizos, que brindan información sobre los riesgos de agitar violentamente a un niño. Estos cursos también ofrecen técnicas para calmar el llanto del bebé y cómo manejar situaciones de estrés sin recurrir a la violencia.

Es esencial que todos los cuidadores, tanto familiares como profesionales, sean conscientes del daño en el cerebro que puede ocasionar el sacudir a un niño, incluso si la intención no es maliciosa. Si los padres sienten que no pueden manejar el estrés o la frustración, deben buscar ayuda profesional para poder ofrecer un entorno seguro y saludable para sus hijos.

El apoyo emocional y educativo para los padres puede marcar una diferencia crucial, protegiendo la vida de los niños y evitando consecuencias devastadoras. Tratar a los niños con suavidad y respetar sus necesidades es fundamental para su desarrollo y bienestar.

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