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Soñás todas las noches pero no lo recordás: este estudio científico explica por qué

Investigadores descubrieron qué factores impiden traer a la memoria esas historias que surgen cuando dormimos.

Dormir bien no es algo que la mayoría de los argentinos logre con frecuencia. Según distintas estimaciones, más de la mitad no consigue un descanso reparador por las noches. Algún estudio incluso eleva esa cifra hasta el 80%. Esta dificultad para dormir bien afecta distintas dimensiones de la salud, tanto en lo físico como en lo mental.

Uno de los aspectos más enigmáticos del sueño es el de las ensoñaciones, ese fenómeno interno que ocurre mientras dormimos y que llamamos sueños. Aunque no siempre los recordemos, se cree que soñamos casi todas las noches. Pero, ¿Por qué algunas personas parecen acordarse de sus sueños con facilidad y otras no? Un equipo de científicos decidió abordar esa pregunta.

El recuerdo de los sueños y las fases del descanso

Para entender qué factores intervienen en la memoria onírica, investigadores y médicas de distintas disciplinas llevaron adelante un estudio con 217 personas adultas saludables.

Durante 15 días, cada participante registró lo que recordaba haber soñado al despertar. Al mismo tiempo, se midieron diferentes variables vinculadas a la calidad del descanso y al funcionamiento cognitivo, mediante dispositivos portátiles y pruebas específicas.

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El estudio demuestra por qué no recordamos los sueños.

El estudio demuestra por qué no recordamos los sueños.

El sueño no ocurre de manera uniforme: atraviesa distintas fases. Primero aparece el sueño liviano (N1), seguido por una etapa más profunda (N2), luego por el sueño de ondas lentas o sueño profundo (N3), y finalmente llega la fase REM (movimientos oculares rápidos), estrechamente vinculada con las ensoñaciones. Esta última etapa suele ser la más propensa a generar imágenes complejas, narraciones internas y emociones durante el descanso.

Los resultados mostraron que quienes pasaban más tiempo en las fases profundas del sueño —y, por lo tanto, tenían más oportunidad de llegar a la fase REM— tendían a recordar mejor lo que habían soñado. También se observó que las personas más jóvenes evocaban sus sueños con mayor nivel de detalle. Otro dato curioso: durante el invierno, los participantes recordaban más sueños que en primavera. Esto podría estar relacionado con los ritmos circadianos y el modo en que la luz natural regula el descanso.

Soñar dormido, soñar despierto

El estudio también encontró un vínculo entre el recuerdo de los sueños nocturnos y la frecuencia de las ensoñaciones diurnas, es decir, los momentos en que la mente divaga mientras estamos despiertos. Quienes solían tener más pensamientos espontáneos durante el día también eran quienes más recordaban sus sueños. Esto sugiere que existe cierta disposición cerebral a generar experiencias internas tanto de día como de noche.

Además, muchas personas que al comienzo del estudio no lograban recordar sus sueños empezaron a hacerlo con mayor facilidad a medida que avanzaban los días. Esto indicaría que el simple hecho de prestar atención y tratar de rememorar los sueños al despertar puede mejorar nuestra capacidad para evocarlos. En otras palabras, la memoria onírica podría ejercitarse, igual que otras funciones cognitivas.

Factores individuales, factores ambientales

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Todo indica que recordar lo soñado no depende de una sola causa. Intervienen múltiples factores: la profundidad del descanso, la edad, la estación del año, la disposición a divagar mentalmente, y el hábito de pensar en los sueños al despertar. Aunque no existe una fórmula exacta, el estudio muestra que prestar atención a nuestras experiencias internas —incluso en el estado de reposo— puede abrir una ventana a lo que ocurre en nuestra mente cuando el cuerpo duerme.

Por último, las personas que no recuerdan lo que sueñan no deberían preocuparse. Según los especialistas, eso es lo más común. Soñar es parte del descanso, pero no recordarlo no implica que el cerebro no esté cumpliendo su función. Quizás simplemente no lo estamos escuchando lo suficiente.

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