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La Mañana

Cuando tener el pene grande es una obsesión

Mitos y verdades sobre las técnicas de agrandamiento.

Con el auge de la cirugía plástica cada vez son más los hombres que se animan a la consulta médica para pedir un aumento de pene. Sin embargo, el error que la mayoría comete es pensar en lo poco que puede medir en estado flácido, cuando lo importante es en erección, donde normalmente alcanzan la misma dimensión en erección que los de mayor tamaño.

El urólogo español Javier Cambronero, del Hospital Quirónsalud San José, aclara que un mayor tamaño no influye en la frecuencia ni en la calidad de las relaciones íntimas: “Los hombres comparan tamaños en vestuarios, gimnasios, playas... Y el que tiene uno de aspecto pequeño cuando esta flácido y lo compara con otro, cree que no es normal”.

Los que acuden a su consulta suelen tener entre los 18 y 40 años: “Vienen con información poco fiable. ‘Vi en internet, me lo dijo un amigo y resulta que la mayoría tiene un tamaño normal y a ellos les parece que no’. Nos podemos encontrar ante un trastorno dismórfico corporal, que es cuando uno tiene una percepción errónea de su cuerpo”, explica. El tema es la falsa creencia de que “mayor es mejor”. Por eso es importante distinguir entre la cirugía que se practica en los casos de micropene, normalmente de origen congénito o por amputación, en los que se requiere una cirugía reconstructiva y los casos que exigen una mejoría del aspecto.

Una de las operaciones que más se practica para alargar el pene se centra en aumentar la longitud visual del pene flácido. Para ello, se suele aplicar la liposucción del pubis o la transposición de la bolsa escrotal. También se puede seccionar el ligamento suspensorio del pene, ganando 1-2 cm de longitud. En general se puede aumentar el tamaño un 20% de su aspecto flácido; sin embargo, los resultados de aprobación no suelen ser altos, lo que habla de la complejidad del problema de estos pacientes.

Además, están los extensores peneanos, que tras su uso durante un año aumentan la longitud en flacidez y erección casi en 2 cm. “El estímulo del estiramiento funciona -dice el doctor-, pero hay que llevarlo puesto entre ocho y 12 horas diarias, lo que resulta incómodo y doloroso”.

En lo que respecta al grosor, para su aumento se emplea la inyección de grasa propia (se lipusocciona una parte del cuerpo y luego se aplica en el pene). Tiene buen resultado, aunque pueden quedar nódulos o deformidades, ya que no puede distribuirse de manera uniforme. Para el aumento del glande se utiliza ácido hialurónico. Lo que el especialista desaconseja por completo es el uso de silicona: “No existe ninguna prótesis, dada la complejidad de diseño para un órgano que cambia de tamaño frecuentemente”.

El error es medirlo en estado flácido, cuando erectos suelen alcanzar el mismo tamaño que los “grandes”.

El riesgo de que quede feo

“Hay que ser cuidadoso -advierte el doctor Cambronero- sobre complicaciones estéticas o funcionales. Es clave un análisis psicológico antes de decidir y no caer en manos inexpertas, porque hay técnicas que consiguen alargar y agrandar pero a costa de la estética, y el pene puede quedar como abollonado al inyectarle grasa. Tal vez esté más grueso, pero feo estéticamente”. Según el médico, el problema es que hoy la gente busca la perfección: “Lo quieren largo, grande y bonito, pensando que es posible y que la medicina no tiene límites”.

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