Claudia Narváez fabrica un fernet artesanal en su casa del barrio Arévalo y sueña con poder montar su propia fábrica. La bebida ya deleita los paladares de cientos de clientes en toda la región.
Amargo, natural, saborizado y artesanal en todo su proceso de producción: así se reconoce al fernet cipoleño OWL fabricado en una casa de familia del barrio Arévalo. Al frente de este emprendimiento está la técnica radióloga Claudia Narváez, una mujer que sueña con poder expandir el negocio fernetero en la región.
El nombre y la imagen de la producción es un un búho, y en poco tiempo ha logrado seducir a un importante cartera de clientes que todas las semanas se acerca hasta su vivienda para abastecerse de la preciada bebida.
Claudia llegó a Cipolletti en 2018 con 50 años en busca de nuevos horizontes profesionales. Leben Salud la cobijó y le permitió poder desarrollar su profesión en el ámbito de la medicina, y en su tiempo libre empezó a experimentar con un deseo que hace tiempo movilizaba su interior: la producción casera de fernet.
"Comencé a experimentar con distintos yuyos hasta encontrar la fórmula del fernet clásico. La materia prima son 14 yuyos especialmente seleccionados y un proceso de producción completamente artesanal, desde que empiezo hasta que entregó los frascos en manos de los clientes. Mi casa entera se convirtió en un fábrica a pequeña escala", comentó la emprendedora en diálogo con LM Cipolletti.
Supo escuchar los comentarios más comunes sobre el fernet de venta masiva, entre ellos que el consumo produce resaca, acidez o malestar intestinal, y encontró la solución. Descubrió que todos estos problemas eran consecuencia de la producción fabril, y lo utilizó a su favor.
“No utilizo químicos durante el proceso de producción ni fermento la materia prima con el alcohol, que es lo que produce la resaca a través del ácido que se genera. El sabor obtenido es muy similar al de las marcas más conocidas, pero con un producto completamente natural”, explicó.
En uno de sus experimentos, Claudia decidió probar la combinación de un fernet extremadamente amargo con naranjas, y el resultado fue todo un éxito.
“Esta combinación la hice como producción limitada y quedó como producción fija porque me lo pedían un montón. Yo lo recomiendo preparar con tónica. Se llama amargo extremo con toques de naranja. Además, sigo experimentando con otros sabores”, comentó.
Las presentaciones por el momento vienen en frascos de vidrio de cuarto de litro que rinde para una gaseosa de dos litros y medio, frascos de medio litro y de 910 cm³ en su versión más grande.
“Queremos que todo sea reciclable por eso a los clientes que nos traen cinco frascos para reutilizar, les regalamos uno. Y todos los yuyos que necesito como materia prima son reutilizados en la fabricación de compost que luego regalo”, añadió Claudia.
Por ahora la única y mejor publicidad de OWL es el boca a boca
El sueño de la fábrica
Claudia proyecta poder expandir su emprendimiento y que el fernet cipoleño atraviese las fronteras del Alto Valle. Por el momento tiene clientes en varias ciudades de Río Negro y Neuquén, Puerto Madryn y Buenos Aires, pero los pedidos llegan desde muchos lugares, incluso desde el exterior. Pero la producción es muy limitada y no le permite adquirir mayores responsabilidad.
“Podría hacer hasta 100 litros diarios, pero no tengo lugar para almacenar, y tengo que hacer 100 litros semanales. Quiero encontrar un lugar, contratar personal y comenzar una producción mayor, pero por el momento es difícil; por mi trabajo que me demanda mucho tiempo y también por la cuestión económica”, explicó.
En plena pandemia comenzó a investigar líneas de financiamiento para emprendedores y capacitaciones, y conoció Crear, la agencia de desarrollo rionegrina.
“Me prendí con todas las capacitaciones y quedé seleccionada entre los finalistas del concurso de emprendedores que auspicia Crear Río Negro, banco Patagonia y Fundación Nobleza Obliga. Ahora la gente tiene que votar en las redes para poder pasar de instancia y alcanzar el premio: se reconoce a tres emprendimientos con un premio de $150 a cada uno”, comentó.
Dijo que la idea es poder conseguir el dinero, un lugar para producir y que el fernet cipoleño llegue a todos lados, pero sin perder el toque especial de una fórmula que respeta lo artesanal en todo su proceso.
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