El alfajor de dulce de leche: un clásico argentino con receta sencilla
Descubrí esta receta de alfajor de dulce de leche para hacer en casa con su textura suave, relleno generoso y sabor que siempre nos conmueve.
Hablar del alfajor en Argentina es hablar de identidad, tradición y un amor compartido por generaciones. Este símbolo nacional no solo es un dulce, sino también un recuerdo de meriendas escolares, regalos viajeros y tardes acompañadas por un buen mate. Entre todas las variedades, el alfajor de dulce de leche se lleva el primer puesto como el preferido de los argentinos.
Hacer alfajores en casa puede parecer desafiante, pero con una receta simple y algunos trucos, lograrás replicar ese sabor inigualable que tanto nos enamora. Además, siempre hay espacio para innovar y agregar un toque personal.
El origen del alfajor
El alfajor, tal como lo conocemos hoy, tiene raíces en la gastronomía árabe, que llegó a España durante la época de Al-Ándalus. Su nombre deriva del término “al-hasú”, que significa “relleno”. Cuando los colonizadores trajeron esta tradición a América Latina, el alfajor se adaptó a los ingredientes locales y las costumbres regionales.
En Argentina, el alfajor encontró su identidad definitiva al unirse con el dulce de leche, un producto emblema del país. Hoy, grandes marcas y productores artesanales conviven para ofrecer una variedad que va desde lo clásico hasta lo gourmet.
Receta de alfajores de dulce de leche: paso a paso
Ingredientes (para 12 alfajores)
- 200 g de harina 0000
- 150 g de maicena
- 1 cdita. de polvo de hornear
- 1 cdita. de bicarbonato de sodio
- 100 g de azúcar impalpable
- 150 g de manteca a temperatura ambiente
- 2 yemas
- 1 cdita. de esencia de vainilla
- Ralladura de 1 limón (opcional)
- 400 g de dulce de leche repostero
- 200 g de chocolate para bañar o coco rallado (opcional)
Desarrollo
Mezclá los secos: En un bowl grande, tamizá la harina, la maicena, el polvo de hornear, el bicarbonato y el azúcar impalpable. Esto ayudará a que la masa quede más liviana.
Integrá la manteca: Agregá la manteca en cubos y trabajala con las manos o con un cornet hasta lograr un arenado.
Incorporá los líquidos: Sumá las yemas, la esencia de vainilla y la ralladura de limón. Amasá suavemente hasta obtener una masa homogénea. Evitá trabajarla de más para que no pierda su textura tierna.
Reposo: Cubrí la masa con papel film y dejala descansar en la heladera por 30 minutos. Esto facilitará el estirado.
Cortá las tapas: Estirá la masa sobre una superficie enharinada hasta un grosor de 0,5 cm. Con un cortante redondo, formá las tapas y colocalas en una placa para horno cubierta con papel manteca.
Horneá: Precalentá el horno a 180 °C y cociná las tapas durante 8-10 minutos. Retiralas apenas empiecen a dorarse para mantener su suavidad.
Rellená: Una vez frías, uní las tapas con una generosa cantidad de dulce de leche repostero. Asegurate de que el relleno sobresalga ligeramente por los bordes.
Decorá: Pasá los bordes por coco rallado o bañá los alfajores en chocolate derretido para un toque extra de sabor.
Consejos para el alfajor perfecto
- El dulce de leche: Usá dulce de leche repostero para evitar que se desborde.
- El horneado: No dejes que las tapas se doren demasiado; deben quedar pálidas para mantener su textura suave.
- La decoración: Si optás por bañarlos en chocolate, asegurate de templarlo correctamente para que quede brillante y crujiente.
Variantes para todos los gustos
El alfajor es una base perfecta para experimentar. Algunas ideas:
- Relleno de sabores: Cambiá el dulce de leche por crema de avellanas, mermelada o mousse de chocolate.
- Aromas en la masa: Incorporá cacao en polvo, canela o cáscara de naranja rallada.
- Texturas crocantes: Agregá frutos secos triturados al relleno o espolvoreá praliné sobre el baño de chocolate.
Un clásico que trasciende fronteras
El alfajor argentino no solo es amado dentro del país; también ha conquistado paladares en el exterior. Desde turistas que lo prueban por primera vez hasta compatriotas que lo buscan como un pedacito de hogar en el extranjero, este dulce sigue siendo un embajador de nuestra cultura.
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