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El vandalismo se mudó de los barrios al centro

Cada vez son más comunes y preocupan. Los ataques tienen un único fin: hacer daño.

Andrea de Pascalis
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NEUQUÉN
Una luminaria rota, un grafiti en una de las paredes de un monumento y robos de bombas y aspersores que arrancan sin motivo son los actos de vandalismo más comunes en la ciudad que el Municipio tiene que afrontar cada semana. Si bien es algo a lo que están acostumbrados, en los últimos años hay una tendencia que no se revierte: los problemas dejaron de sufrirse en los barrios y se trasladaron al centro.

"En líneas generales, en los juegos bajó mucho el vandalismo comparado con cinco años atrás. Lo que vemos es que en los barrios la gente se apropió mucho de sus espacios y ahora nos piden mesas, bancos y hasta juegos saludables para hacer ejercicios. La gente es positiva y los cuida, pero el vandalismo se trasladó al centro", contó Eva Roca, subsecretaria de Espacios Verdes.

Contó que, en promedio y aunque es variable mes a mes, la comuna gasta entre 30 y 40 mil pesos en arreglar los espacios públicos que unos pocos destrozan sin pudor. El vandalismo se suma a otra de las preocupaciones del Municipio que también tiene que ver con el poco amor de muchos vecinos sobre los espacios comunes: los microbasurales.

De todo
Cada fin de semana se reponen unos 20 aspersores que se arrancan de las plazas y se arreglan otros destrozos. "Esto nos pasa mucho en el centro. En la zona de la Plaza de las Banderas es constante, gastamos 7 mil pesos en reparar estas válvulas cada fin de semana", detalló Roca.

El Monumento a los Caídos en Malvinas es otro blanco de los vándalos. En este lugar, donde todos los meses se hace un homenaje a los combatientes muertos, los ataques son constantes e implican que el Municipio destine 15 mil pesos en cada limpieza y arreglo. "Son constantes los grafitis, que no son rayones sino escrituras grandes", detalló y agregó que también se atacan a piedrazos los focos y se destruyen los flejes, que son las bandas metálicas donde se recuerda el nombre de cada uno de los caídos.

Las luminarias son otra historia y los ataques a estos artefactos tienen que ver, según explican, con la búsqueda de oscurecer espacios para generar inseguridad. "Las rompen para manejarse en la oscuridad", comentó Roca, quien recordó que la semana pasada se rompieron las luminarias de la ciclovía de calle Independencia. A esto se le suma el arrojo de detergente o materiales peligrosos a las fuentes y el robo de las bombas, que reponerlas cuesta 20 mil pesos por unidad.

Pasan los días y los actos de vandalismo no desaparecen. Es más, cada vez se acercan más a la zona de mayor movimiento, al centro de la ciudad.

CIFRAS
350 pesos cuesta cada válvula de riego.
En promedio, se rompen 20 cada fin de semana. La mayoría de los casos se da en el centro. El monto mensual llega a superar los 20 mil pesos.
5000 pesos se gastan por luminaria. Una tiene un valor de dos mil pesos, pero su arreglo con los cables y artefactos para completar el trabajo cuesta entre 3 y 5 mil pesos.
250 plazas tiene en la actualidad Neuquén. En el equipo de mantenimiento, que es el mismo que repara los actos vandálicos, trabajan 5 personas exclusivas para iluminación y 7 para herraje y pintura.


Basurales ilegales, otro dolor de cabeza

NEUQUÉN
La proliferación de microbasurales clandestinos es otro de los grandes dolores de cabeza del Municipio, que ya no sabe qué hacer para erradicarlos, a pesar de las advertencias y las constantes remediaciones.

Cristian Haspert, subsecretario de Limpieza Urbana, estimó que por barrio se producen de cinco a seis basurales ilegales y aclaró que, si bien se generan en todos los barrios, hay lugares más complicados que otros.

"En Casimiro Gómez al fondo, en Cuenca XV, sacamos en un día siete camiones de basura, lo dejamos limpio, y al otro día estaba de nuevo lleno de basura. Lo que nos sorprende y nos da bronca es que nos encontramos con bolsas de residuos domiciliarios cuando tenemos un sistema de recolección que pasa por todos los barrios", comentó, y sumó lo que ocurre en Huilen al fondo, Figueroa al fondo y en el barrio Confluencia.

El funcionario municipal insistió en que la única manera de terminar con estas malas costumbres es aplicar multas excesivas que "les duelan al bolsillo" de los infractores. "Es la única manera que vemos para terminar con los que arrojan basura en la vía pública, con los que van en contra de los intereses de los vecinos, para lograr una ciudad limpia", dijo.

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