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La Mañana

¿Falta mucho para el 2022?

Los casos de COVID-19 siguen en alza y el desgaste de la gente (y los bolsillos) es cada vez más grande.

Nueve meses deseando que el 2020 termine, tachando los días, y el 2021 arrancó como para que ya empecemos a extrañar al inolvidable año que se fue. Pintan duros estos 12 meses. Otra vez encuarentenados, con los bolsillos dañados y los abrazos para otro momento. Cuando todo debía mejorar, empeora. El verano apenas arrancó, y ya hay nuevos límites que generan enojos y divisiones, aunque solo es la punta del iceberg si, como pasó hace casi un año, la foto de lo que hoy ocurre en Europa es lo que se viene en un par de meses.

Las altas temperaturas y las actividades al aire libre debían darnos algo de calma. Pero no. La segunda ola no se tomó las vacaciones esperadas y ya está entre nosotros, ayudada por la relajación general, las reuniones, las ganas de salir a celebrar, el asado y el brindis del 24 y el 31, las manifestaciones, las malas decisiones de los gobiernos y los pocos cuidados individuales.

El cansancio pesa. Está claro. Vivir en pausa unas semanas es una cosa, y hacerlo casi un año se aguanta menos, mucho más sin ver la luz al final del túnel. Cuando todo comenzó, entre la salud y la economía, entendimos quién ganaba. Ahora todo parece más confuso. Los números son peores (y van a seguir creciendo en estas dos semanas), pero el toque de queda nocturno suma muchos más detractores que la cuarentena de marzo.

Hay boicoteadores expertos, sí, pero también mucha gente agotada, golpeada, confundida. Ojalá no lo estén los que mandan, los que nos cuidan. Porque el enemigo sigue siendo el mismo. Uno invisible, indescifrable, que tomó impulso y empezó decidido a arruinarnos otro año mientras ve cómo nos peleamos y aprendemos poco o nada de lo vivido.

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