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Las mujeres policías luchan contra el hostigamiento

Hubo avances con la actual gestión, pero continúan las denuncias por acoso y abuso. La mentira de la familia policial debe ser desarticulada dice la Red de Mujeres Policías.

“La Policía no es una familia y hasta que las mujeres que integran la fuerza no integren este concepto, se van a seguir repitiendo los casos de violencia machista”, destacaron desde la Red de Mujeres Policías que no solo promueven el respeto por los derechos de las compañeras, sino que fomentan el quiebre con una tradición instalada que solo sirve para someter.

La actual gestión de la Policía es la que más cambios ha mostrado en beneficio de las mujeres, pero todavía continúan los casos de abuso, acoso, hostigamiento y persecución.

“Esto se da porque desde la Institución siempre se instaló que son una familia y por lo tanto los problemas se resuelven puertas adentro. ‘Primero se tramita adentro y después afuera’. Esto es perverso. La Policía es un trabajo y nadie en su trabajo debe soportar condiciones insanas, menos aún si se trata de una institución del Estado de derecho”, destacó Alejandra Ortíz, licenciada en psicología que integra la Red.

Romper barreras

La visibilización de lo que vivían las mujeres policías arrancó por una investigación de este medio allá en 2016 cuando ninguna quería hablar, les costaba confiar por el temor a represalias puertas adentro de la fuerza.

En 2017 el avasallamiento a las mujeres policías por parte del jefe de ese entonces, Rubén Tissier, se hizo sentir. Muchas que estaban en cargos se les impuso un hombre por encima y las pocas que estaban en condición de ascenso fueron “planchadas”, como se dice en la jerga cuando se anula la posibilidad de crecimiento.

“En 2018, LMN nos dio las garantías y el compromiso necesario como para que se contara lo que vivían las mujeres en la Policía”, destacó la licenciada.

Ese año, para el día internacional de la Mujer, 8 de marzo, se publicó el primer informe describiendo la pesadilla en la que estaban sumergidas aquellas que eligieron la Policía para brindar un servicio.

Ese 8 de marzo todas las mujeres paraban en el país, menos las mujeres policías que corrían el riesgo de ser sancionadas.

En ese escenario se imponía la verticalidad y los reglamentos antidemocráticos. Por su parte, la letra de la ley de violencia contra las mujeres contemplaba tanto las instituciones públicas como privadas y todos los tipos de violencia. Nada indicaba que las mujeres que fueran integrantes de la Policía estaban exceptuadas, pero la realidad así lo marcaba.

“Las organizaciones sociales y feministas no nos aceptaban porque éramos policías y las oficinas de violencia del gobierno, no sabían cómo actuar, por lo que estábamos desamparadas”, recordó la especialista.

A partir de esa primera publicación, varias mujeres policías se abrieron y contaron sus historias que eran de acoso, abuso y persecución dentro de la “familia policial”.

Una de ellas realizó una descripción en carne viva de la familia policial que estremece.

“La familia policial es como una manada que, como pasa con los animales, la conducen los machos. Es un clan y en ese clan las mujeres si no tenemos un marido, novio o amante policía, cualquiera dentro de la fuerza te puede coger porque sos parte del clan. De ahí que las situaciones de acoso y degradación sean una constante”, detalló la policía.

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El mecanismo

Como todo suele caer en el olvido después de un tiempo, este medio siguió trabajando junto a más de una decena de mujeres policías y en mayo de 2019 se publicó: “El mecanismo: así desarticulan los relatos de acoso y hostigamiento a las mujeres en la Policía”.

Este informe dejó a la vista el drama que vivían las mujeres cuando denunciaban internamente.

Ese mecanismo de desarticulación constaba en protegerse entre los hombres y comenzar una cacería sobre las denunciantes que consistía en desacreditarlas, plancharles la carrera y cuando querían acordar, la única salida a tanto hostigamiento era la calle.

El efecto de sus relatos fue contundente y tocó fibras íntimas de algunas organizaciones feministas que no solo se solidarizaron sino que sirvieron de impulso para que hoy la Red de Mujeres Policías esté articulada con profesionales de distintos sectores de la salud, abogados y otras disciplinas.

Esa realidad visibilizada dejó expuesta a la Institución y al Gobierno, que incorporaba mujeres al gabinete, pero en la Policía las expulsaban a la calle.

Esa incoherencia fue subsanada, en parte, con la actual conducción de Julio Peralta que apostó a poner en cargos estratégicos a once mujeres, una de ellas en la cúpula.

Este año se sumaron nuevas denuncias de acoso por lo que la Red se movilizó y la jefatura removió del cargo a un comisario. Algunos vicios serán difíciles de erradicar.

Compromiso clave de la fiscalía

Junto con las últimas denuncias de acoso, la Red de Mujeres Policías mantuvo esta semana una reunión con el titular del Ministerio.

Público Fiscal José Gerez que se comprometió a trabajar en conjunto para reducir a la mínima expresión estos casos que se siguen sucediendo en la Policía. Gerez convocó a dos áreas claves como son Género y Homicidios para articular un abordaje integral de la problemática

Desde la Red publicaron en su Facebook: “nos fortalecieron para que nuestras esperanzas continúe fuerte. Vamos por el cambio de paradigma. No todo está perdido”.

1.600 mujeres son parte de la policía en la actualidad. Hay 1300 que son suboficiales y 300 oficiales. Por año ingresan un promedio de 100 mujeres a la Institución.

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