Las víctimas de la represión en el Alto Valle tenían entre 21 y 26 años. Cinco de ellas fueron secuestradas en junio de 1976.
Un 30 por ciento de las víctimas del terrorismo de Estado ejercido por la dictadura cívico militar instaurada en Argentina a partir del 24 de marzo de 1976 fueron mujeres, según los datos de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep). Según los especialistas, la violencia sufrida por las mujeres en los centros clandestinos de detención fue específica, sistemática y planificada. La mayoría de las mujeres secuestradas sufrieron formas de violencia específicas por su condición de mujeres. Los delitos contra la integridad sexual de las víctimas cometidos por los represores no fueron considerados partes del plan sistemático contra la población, en el marco de la persecución política e ideológica desatada en esos años, sino como hechos aislados. Recién en 2010, la violencia sexual, en este contexto, fue tratada como delito de lesa humanidad. Cabe destacar que en la provincia de Neuquén en 2021 se condenó por violencia sexual a once militares por hechos de abuso y violación en Cutral Co como en Bahía Blanca.
Durante el accionar represivo en la provincia de Neuquén, estudiantes, docentes, artistas, militantes y jóvenes mujeres fueron secuestradas en diversos operativos y trasladadas a comisarias y centros clandestinos de detención. Seis son las mujeres, de entre 21 y 26 años, que fueron secuestradas entre 1976 y 1977 en Neuquén y que actualmente se encuentran desaparecidas. Una de ellas dio a luz en cautiverio. Su hijo integra la lista de los 400 bebés que entre 1976 y 1980 fueron apropiados de los cuales 130 han sido recuperados gracias a la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo.
Las seis mujeres fueron trasladadas a comisarias y centros clandestinos de detención. Tenían entre 21 y 26 años cuando fueron secuestradas, cinco de ellas en junio de 1976. Una de ellas, secuestrada junto a su marido en diciembre de ese año, dio a luz en cautiverio.
Alicia Pifarré era una reconocida actriz, integraba el grupo musical-teatral “Génesis” y la regional Comahue de la Asociación Argentina de Actores en 1973. Además de militar en el PRT-ERP estudiaba Letras en la Universidad Nacional del Comahue (UNCo). La noche del 9 de junio de 1976 un grupo de tareas al mando del Inspector de la Policía Federal, Miguel Angel Cancrini, la interceptó cerca de las casas de sus padres en la calle Talero y la llevaron al centro clandestino de detención “La Escuelita” que funcionaba en el fondo del predio del Batallón de Ingenieros en Construcciones 181. Su voz y sus gritos mientras era torturada fueron reconocidos por otros detenidos, amigos de teatro. Unos días después fue trasladada en avión al centro clandestino de detención “La Escuelita” que funcionaba en el V Cuerpo del Ejército de Bahía Blanca.
Por las noches, en la oscuridad del cautiverio, en medio de los interrogatorios, los gritos por las torturas, “escuchábamos cantar a Alicia Pifarré y ella saludaba a todos en mapuche; escucharla a ella cantar era una luz de esperanza en ese lugar”, recordó Dora Seguel durante su declaración ante los jueces del Tribunal Oral Federal 1 de Neuquén que en 2021 juzgó y condenó a 15 represores acusados por delitos de lesa humanidad.
Arlene Seguel estudiaba Servicio Social en la UNCo y tenía 21 años cuando el 12 de junio de 1976 unos hombres de civil con credenciales de la Policía Federal la secuestraron de su casa paterna de Cutral Co. “Nunca dejes de buscarme” le dijo a su mamá mientras la llevaban a la comisaría 14 de Cutral Co. Posteriormente fue llevada a La Escuelita de Neuquén y por último a Bahía Blanca. Dos días después de su secuestro fueron a buscar a sus hermanas Dora (de 16 años) y Argentina (de 18).
"Por las noches, en la oscuridad del cautiverio, en medio de los interrogatorios, los gritos por las torturas, “escuchábamos cantar a Alicia Pifarré y ella saludaba a todos en mapuche; escucharla a ella cantar era una luz de esperanza en ese lugar”, recordó Dora Seguel.
En su testimonio, su hermana Dora comentó que en La Escuelita de Bahía Blanca estaba en el piso porque todas las camas estaban ocupadas por secuestrados. “Empiezo a escuchar una respiración que reconocí como la de Arlene. En un momento llega alguien y pregunta '¿Arlene Seguel?' Ella dice ‘Soy yo’. Era su voz. En el tiempo en que estuve yo en ese lugar nunca más volvió del interrogatorio. Eso es lo último que supimos de ella”, describió su hermana.
Susana Mujica tenía 27 años, había nacido en Cutral Co, tenía una hija de 2 años y un bebé recién nacido, y dictaba las materias de Sociología y Antropología Social en la carrera de Servicio Social. Cecilia Vecchi era alumna de Susana. El 9 de junio de 1976, hombres armados irrumpieron en la casa de Susana, sobre la calle Irigoyen, donde Cecilia estaba en ese momento. Secuestraron a las dos.
Cuando la maniataron a Susana, le quitaron a su hija Matilde de los brazos, le impidieron abrazar a su madre, quien apenas alcanzó a colocarle un tapado sobre los hombros. Susana y Cecilia fueron llevadas a la delegación de la Policía Federal, en la calle Santiago del Estero 136, donde ya había otros detenidos. Quien comandó el operativo en su casa fue el agente de Inteligencia del Ejército, Raúl Guglielminetti, que actuaba con la falsa identidad de “Mayor Guastavino”. Después las subieron a una camioneta, las taparon con una lona y las llevaron a un descampado, probablemente al terreno donde funcionaba desde hacía muy poco el centro clandestino de detención La Escuelita, ubicado al fondo del predio del Batallón, donde permaneció alrededor de una semana.
Susana junto con otros secuestrados fueron llevados en avión hasta Bahía Blanca, donde permanecieron en otro centro clandestino. En esa oscuridad del horror, sus torturadores la insultaban porque había sido mamá, y ella clamaba por agua y por unos remedios que necesitaba tomar. Pensaba en sus hijos y recordaba las canciones que le cantaba a su pequeña de dos años.
Susana Mujica fue secuestrada el 9 de junio de 1976, el mismo día que su alumna Cecilia Vecchí. Tenía una hija de 2 años y un bebé de apenas diez días. Cuando estaba secuestrada en La Escuelita de Bahía Blanca les pedía a los otros detenidos que se hicieran cargo de sus hijos porque sabía que no iba a volver.
En cautiverio, Gladis Sepúlveda, quien la conocía de la universidad, recordó su voz durante esos días de cautiverio, escuchó unos forcejeos e insultos cuando los guardias la sacaron del lugar -junto con Vecchi- con destino incierto. Desde ese momento, nunca más se supo de ambas. Su madre, Josefa Lépori, más conocida como Beba, luchó incansablemente para encontrarla con vida ante el silencio cruel de los militares. Un tiempo después, se convertiría en una de las principales referentes de Madres de Plaza de Mayo de Neuquén y Alto Valle -que marchó hasta su muerte a los 87 años, en marzo de 2003- gritando: “Con vida los llevaron, con vida los queremos”.
“Yo tenía dos años y mi hermano Martín, apenas diez días de nacido, cuando se llevaron a mi madre (y a mi padre , Darío Altomaro) Mi hermano fue un sobreviviente porque nació a los siete meses del embarazo. De haber nacido en término, lo habría hecho en cautiverio”, dijo Matilde Altomaro Mujica al declarar como testigo en el séptimo juicio contra represores en 2021. Según pudo reconstruir a partir del testimonio de personas que compartieron el cautiverio con su madre, comentó que “ella pedía que a mi padre lo soltaran porque no tenía nada que ver, y les pedía a compañeras y compañeros que estaban detenidos con ella que se hicieran cargo de nosotros y nos contaran de ella porque sabía que no iba a volver”. A Matilde solo le quedaron tres fotos en las que está con su madre, Martín no tiene ninguna.
"Un poco de misericordia aunque sea para recuperar sus huesitos y ponerlos juntos a los de mamá y papá”, pidió Nora, hermana de Cecilia Vecchi, secuestrada y desaparecida el 9 de junio de 1976 en la ciudad de Neuquén junto a Susana Mujica.
Cecilia Vecchi residía en la localidad rionegrina de Cinco Saltos cuando la secuestraron, con 21 años, y estudiaba Servicio Social en la Universidad Nacional del Comahue. Quienes la conocieron la definieron como "una joven con vocación social.
“Ser hermana de una desaparecida es muy duro. Su ausencia es un tema que no creo que pueda cerrar porque es tan cruel; ellos la mataron pero también a nosotros porque nunca tuvimos una mínima respuestas de lo que le sucedió”, dijo su hermana. Por testimonios de otras detenidas, Vecchi fue vista por última vez en el centro clandestino La Escuelita de Bahía Blanca.
Mirta Tronelli estudiaba Servicio Social de noche y trabajaba en Bienestar Social de la provincia por la mañana. Había nacido en Centenario pero sus primeros años vivió en Vista Alegre y luego en Barda del Medio. Luego se instaló en la capital neuquina para estudiar en la universidad. Tenía 23 años cuando el 11 de junio de 1976 un grupo de tareas irrumpió en su lugar de trabajo y fue trasladada al Comando de la Sexta Brigada. Dos días antes, Mirta había recorrido algunas comisarías de la ciudad buscando información acerca de su amiga Cecilia Vecchi, quien había desaparecido. En medio de la búsqueda incesante del paradero de su hija, un día lo llamaron a Orlando Tronelli y le dijeron que no la buscara más, que la habían tirado al mar.
Silvia Tronelli, hermana de Mirta, al declarar en el juicio, definió a su hermana como “una persona muy íntegra, muy bella, muy inteligente, muy bondadosa, muy colaboradora, siempre ayudaba a la gente que necesitaba y la secuestraron por eso, por ayudar a la gente que menos tenía”. Agregó que la vida de su familia después del secuestro de Mirta “fue muy triste, era la hermana mayor y la queríamos mucho, fue muy angustiante; los 4 de agosto, fecha de su cumpleaños, no sabíamos qué hacer, estaba su dormitorio, su ropa, pero no sabíamos dónde estaba ella”.
En medio de la búsqueda incesante del paradero de su hija Mirta, un día lo llamaron a Orlando Tronelli y le dijeron que no la buscara más, que la habían tirado al mar.
Tuvo a su hijo en cautiverio y luego fue asesinada
Graciela Romero de Metz tenía 24 años, la misma edad de su marido, Raúl Metz, al que también secuestraron de Cutral Co el 16 de diciembre de 1976. La pareja fue llevada a La Escuelita de Neuquén y a partir de enero de 1977 al centro clandestino de detención que funcionaba en el Comando del V Cuerpo del Ejército en Bahía Blanca. El 17 de abril de 1977 y a pesar de las torturas sufridas por Graciela nació su segundo hijo.
Adriana, quien tenía 2 años cuando vio cómo se llevaban a sus padres, declaró en 1999 en el juicio por la desaparición de sus progenitores, así como de su hermano nacido en cautiverio y entregado a los torturadores. Adriana aún sigue en la búsqueda de su hermano.
En agosto de 2012, en una de las audiencias del séptimo juicio contra represores acusados de delitos de lesa humanidad realizado en Neuquén, la sobreviviente Alicia Partnoy contó que el hijo de una pareja que había sido secuestrada en Cutral Co había nacido en el centro clandestino de Bahía Blanca.
Partnoy contó que conoció a Graciela Romero en cautiverio. “Pude hablar muy poco con Graciela porque estaba muy atemorizada. Nos golpeaban cuando hablábamos y había sido torturada severamente durante su traslado desde Cutral Co a Bahía Blanca“, relató Partnoy. La sobreviviente precisó ante el tribunal que el bebé nació el 17 de abril de 1977. “Me habían permitido ir a la cocina y me hicieron lavar una ensaladera verde donde decían que iban a bañar al bebé o para el parto”, contó. “Pude hablar después del parto con ella cuando salía del baño y me dijo que era un varón. Eso también lo confirmó un guardia que me dijo que uno de los militares se lo iba a llevar y que habían comprado ya ropita para bebé“, declaró.
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