Boca celebra dos décadas del triunfo ante el Real Madrid, con el recuerdo de Maradona presente.
Hace 20 años, Boca se alzaba por segunda vez en su historia con la Copa Intercontinental de clubes merced a uno de los triunfos más sensacionales de su gloriosa historia, cuando doblegó el Real Madrid por 2-1 en Tokio, con goles de Martín Palermo y una actuación estelar de Juan Román Riquelme. En otras circunstancias, el Xeneize viviría una jornada excepcional, para recordar y gastar a sus primos, pero la realidad marca que la alegría no es completa, porque hace pocos días, Diego Armando Maradona, dejó desconsolados a los hinchas boquenses.
El miércoles el plantel de Boca no jugó el duelo ante Inter en Brasil por Copa Libertadores, mañana tiene que salir a la cancha para enfrentar a Newell’s. El equipo que dirige Miguel Ángel Russo, volvió a las prácticas ayer y antes de ponerse en movimiento se juntaron en el círculo central de la cancha principal del predio de Ezeiza para realizar un minuto de silencio en memoria del ídolo mundial fallecido el miércoles.
La gesta de Tokio, en un estadio Nacional colmado con más de 50 mil personas, enfrentó al campeón de la Copa Libertadores de América con el de la Liga de Campeones de Europa, el poderoso Real Madrid plagado de figuras como Iker Casillas, Fernando Hierro, Raúl, el portugués Luis Figo, el brasileño Roberto Carlos y un entrenador de lujo como Vicente Del Bosque, quedó en la retina de los hinchas de Boca.
El Boca del “Virrey” Carlos Bianchi protagonizó una actuación deslumbrante que le permitió concretar una hazaña que cobró mayor valor a medida que transcurrió el tiempo, ya que el Madrid no volvió a perder una final de un torneo internacional durante los siguientes 18 años, hasta que cayó superado en la Supercopa de Europa por el Atlético de Madrid, en 2018.
El equipo dirigido por Bianchi había conquistado América y se preparaba para una nueva coronación a nivel local, en el torneo Apertura 2000, pero le faltaba rendir una materia más para quedar en la historia y lo consiguió del otro lado del mundo, en la lejana Tokio que se tiñó con los colores azul y amarillo.
Ese Boca versión 1998-2001 fue hegemónico por sus títulos y porque le ganó al Real Madrid, considerado en ese momento, el mejor de todos en Europa.
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