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Los grillos y los gusanos de seda son saludables

Prueban los beneficios de comer estos insectos.

El consumo de grillos aporta un 75 por ciento del poder antioxidante de un jugo de naranja natural y los gusanos de seda el doble de grasa que el aceite de oliva, según ha descubierto un equipo de investigadores italianos en un trabajo publicado en la revista ‘Frontiers in Nutrition’. Al menos 2000 millones de personas, una cuarta parte de la población mundial, come insectos regularmente, los cuales, tal y como han asegurado los científicos, son una “excelente” fuente de proteínas, ácidos grasos poliinsaturados, minerales, vitaminas y fibra. No obstante, hasta ahora nadie los había comparado con alimentos funcionales clásicos como el aceite de oliva o el jugo de naranja.

En este sentido, en el trabajo los investigadores de la Facultad de Biociencias y Tecnologías para la Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, de la Universidad de Teramo, en Italia, probaron una variedad de insectos e invertebrados comestibles disponibles en el mercado, eliminando partes no comestibles, como alas, y extrayendo de cada especie la grasa y lo que fuera que se disolviera en agua. “En perspectiva, con la misma configuración probamos la capacidad antioxidante del jugo de naranja fresco y el aceite de oliva, alimentos funcionales que se sabe que ejercen efectos antioxidantes en los humanos”, explicaron los científicos. De esta forma, comprobaron que los extractos solubles en agua de saltamontes, gusanos de seda y grillos mostraron los valores más altos de capacidad antioxidante, cinco veces más que el jugo de naranja fresco, mientras que la cigarra gigante, las chinches gigantes, la tarántula negra y los escorpiones negros mostraron valores insignificantes.

“Los insectos e invertebrados comestibles representan una fuente potencial de ingredientes redox inexplorados con bajo impacto ecológico, con una eficacia antioxidante relacionada con su taxonomía y sus hábitos alimenticios. Se necesita más evidencia para comprender si la práctica de comer insectos e invertebrados podría contribuir a modular el estrés oxidativo en los humanos y la identificación de sus ingredientes bioactivos”, explicó la profesora Carla D. Di Mattia, líder de la investigación.

Curiosamente, el contenido total de polifenoles, la principal fuente de actividad antioxidante derivada de las plantas, siguió un patrón similar en todas las especies, pero fue mucho menor en todos los insectos. “Estos resultados sugieren que, además de los polifenoles, la capacidad antioxidante de los insectos también depende de otros compuestos aún desconocidos”, cerraron los expertos.

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En noviembre, Sainsbury’s anunció que se convertiría en el primer supermercado británico en surtir insectos comestibles, lanzando grillos asados crujientes ahumados de Eat Grub en 250 tiendas en todo el país, que ya comercializa aperitivos elaborados a base de grillos y gusanos. Entre las diferentes especies disponibles para el consumo humano, los coleópteros (escarabajos), los lepidópteros (orugas africanas) y los himenópteros (abejas, avispas y hormigas) representan el 31, el 18 y el 14 por ciento del consumo total de insectos en todo el mundo, respectivamente.

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