La apertura del puerto en Chancay demuestra la creciente influencia de China en Sudamérica. Cuál es el objetivo de la potencia asiática.
China viene reforzando su influencia en América Latina con megaproyectos estratégicos que están consolidando su posición como un actor clave en el desarrollo económico de la región. Uno de los ejemplos más significativos es la reciente inauguración del puerto de Chancay, ubicado a 80 kilómetros al norte de Lima, Perú.
Este megaproyecto, considerado uno de los más ambiciosos de la Ruta de la Seda Marítima impulsada por el gigante asiático, involucra una inversión de más de 3.600 millones de dólares y busca transformar el comercio marítimo entre Sudamérica y Asia.
China invirtió 3.600 millones de dólares en el gigantesco puerto
El puerto de Chancay no solo está diseñado para convertirse en uno de los más grandes de América Latina, sino que también apunta a ser un nodo estratégico en el comercio internacional.
Su capacidad inicial de manejo de un millón de contenedores al año se ampliará gradualmente, posicionándolo como un puente logístico entre los mercados sudamericanos y asiáticos.
Innovación y control del megapuerto
El control mayoritario del proyecto recae en COSCO Shipping Ports, una de las principales navieras estatales chinas, que posee el 60% de las acciones, mientras que el 40% restante está en manos de la empresa peruana Volcan Compañía Minera.
El acuerdo con las autoridades peruanas le otorga a China derechos exclusivos de operación por 30 años. En un momento un sector político intentó cambiar los términos, pero luego de la visita de la presidenta Dina Boluarte a Beijing el tema se congeló.
China tiene derechos exclusivos de operación por 30 años
El megapuerto prevé que haya transporte marítimo directo entre China y Perú, reduciendo los tiempos de envío en aproximadamente 10 días.
En un principio había sido diseñado para que manejara barcos de tamaño mediano, pero una vez finalizado contará con 15 muelles que permitirán recibir barcos de hasta 24.000 contenedores, los cuales son demasiado grandes para el Canal de Panamá.
Los técnicos chinos mejoraron sensiblemente la infraestructura portuaria, incorporando tecnología avanzada como grúas automatizadas de carga y camiones eléctricos.
Los peruanos festejan
Hay mucho entusiasmo entre las autoridades peruanas y un importante sector político, ya que la iniciativa abrirá más de 8.000 puestos de trabajo y promete una actividad anual de 4.500 millones de dólares.
China, el mayor socio comercial de Perú, intenta optimizar las rutas comerciales y extenderlas. Ya anticipó la posibilidad de construir una línea ferroviaria que conecte Chancay con Brasil.
Si se concreta, facilitaría aún más el comercio interregional y posicionaría a Perú como un eje logístico estratégico en América del Sur.
Comercio y geopolítica
Aunque el discurso oficial presenta el proyecto como un motor para el comercio regional, analistas destacan un trasfondo geopolítico significativo.
China ha intensificado su inversión en infraestructura latinoamericana en los últimos años, alineando estos proyectos con su Iniciativa de la Franja y la Ruta, que busca consolidar rutas comerciales y de suministro a nivel global.
El puerto es crucial para la nueva "ruta de la seda"
La ubicación estratégica de Chancay en el Pacífico lo convierte en una pieza clave para los planes de Beijing. Al controlar un puerto con acceso directo a los mercados del Pacífico Sur, China no solo facilita sus exportaciones e importaciones, sino que también asegura una presencia duradera en una región rica en recursos naturales y mercados emergentes.
Este interés no ha pasado desapercibido en Washington, que considera la expansión china en América Latina como un desafío estratégico.
Las autoridades estadounidenses han expresado su preocupación por el creciente protagonismo de China en sectores críticos de infraestructura, que podría fortalecer la influencia política y económica de Beijing en el hemisferio occidental.
Lo cierto es que muchos países de la región que antes buscaban el apoyo de Estados Unidos ahora miran con más atención a China.
No hay dudas de que China está remodelando las dinámicas de poder global. Al invertir en infraestructura esencial en regiones estratégicas, Beijing no solo asegura su posición económica, sino que también amplía su influencia política.
Esta estrategia es parte de una narrativa más amplia en la que América Latina, tradicionalmente bajo la órbita de Estados Unidos, está abriéndose a nuevos socios globales.
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