Récord: nacieron gemelos de embriones congelados hace 30 años
Un matrimonio se sometió a una fertilización in vitro con los embriones que llevaban más tiempo criopreservados.
Estados Unidos acaba de marcar un nuevo récord en lo que a criopreservación se refiere. Es que un matrimonio de Oregon se sometió a una fertilización in vitro (FIV) con embriones que tenía congelados desde abril de 1992 y acaban de convertirse en padres de mellizos.
Con este nuevo récord nacieron los pequeños Lydia y Timothy, quienes se suman a los otros cuatro hijos que tenía la familia, de ocho, seis, tres y casi dos años, ninguno de los cuales había sido concebido a través de fertilización in vitro o de donantes. Técnicamente, el proceso por el que pasaron Philip Ridgeway y su esposa no es una adopción, sino una donación de embriones.
Lo cierto es que, cuando las personas se someten a una FIV, en general, se producen más embriones de los que utilizan, los cuales suelen criopreservarse para su uso futuro. Pero también pueden donarse a investigaciones o capacitación para el avance de la medicina reproductiva. Incluso, es posible donarlos a personas que deseen tener hijos.
Al igual que con cualquier otra donación de tejido humano, los embriones deben cumplir con ciertas pautas de elegibilidad de la Administración de Drogas y Alimentos de los EEUU (FDA por sus siglas en inglés) para ser donados, incluida la detección de ciertas enfermedades.
Por qué los Ridgeway recurrieron a la técnica
La anterior poseedora del récord conocida hasta el momento era Molly Gibson, nacida en 2020 de un embrión que había estado congelado durante casi 27 años. Ella tomó el registro de su hermana Emma, quien nació de un embrión que había estado congelado durante 24 años.
Lo que los Ridgeway saben del origen de sus -ahora- hijos es que sus embriones fueron creados para una pareja casada anónima mediante fertilización in vitro. El esposo tenía poco más de 50 años y usaron óvulos de una donante de 34 años. Durante casi tres décadas, se mantuvieron en nitrógeno líquido a casi 200 grados bajo cero, en un dispositivo que se parece mucho a un tanque de propano.
Los embriones se mantuvieron en un laboratorio de fertilidad en la costa oeste hasta 2007, cuando la pareja que los creó los donó al Centro Nacional de Donación de Embriones en Knoxville, Tennessee, con la esperanza de que otra pareja pudiera usarlos.
Philip Ridgeway contó que nunca tuvieron en mente con su esposa un número determinado de hijos que les gustaría tener”. “Siempre hemos pensado que tendremos tantos como Dios quiera darnos y cuando escuchamos sobre la adopción de embriones, pensamos que es algo que nos gustaría hacer”, dijo. Y tras aclarar que no buscaban obtener los embriones que habían estado congelados por más tiempo en el mundo, Ridgeway sostuvo que sólo querían “a los habían estado esperando más tiempo”.
Al parecer, al momento de buscar donantes, los Ridgeway preguntaron específicamente al centro de donación sobre una categoría llamada “consideración especial”, lo que significa que había sido difícil encontrar receptores para estos embriones, por cualquier motivo.
Para elegir sus embriones, revisaron una base de datos de donantes. No enumeraron cuánto tiempo se congelaron los embriones, pero sí las características de los donantes, como etnicidad, edad, altura, peso, historial genético y de salud, educación, ocupación, películas y música favoritas.
Hecho esto, el centro Southeastern Fertility, que se asocia con el Centro Nacional de Donación de Embriones, descongeló los embriones el 28 de febrero. De los cinco que se descongelaron, dos no eran viables. Es que se sabe que existe una tasa de supervivencia del 80% cuando se descongelan embriones congelados.
Los tres embriones restantes se transfirieron a Rachel el 2 de marzo pasado, 29 años y 10 meses después de haber sido congelados. Dos de las transferencias fueron exitosas, mientras que el tercero no prosperó.
Los Ridgeway participaron a sus hijos durante todo el proceso. “Estaban emocionados y felices con nosotros en cada paso del camino. Aman a sus hermanos, juegan juntos y esperaban ansiosos saber si serían dos niños, dos niñas o un hermano y una hermana”, dijo Phillip Ridgeway. Finalmente, ésta última opción fue la que ocurrió: Lydia nació con 5 libras y 11 onzas y Timothy pesó 6 libras y 7 onzas.
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