El animal llegó solo al velorio y su gesto de lealtad dejó a la familia y a los presentes sin palabras.
El amor incondicional de un perro por su dueño se plasmó en un conmovedor acto de fidelidad. Tras la muerte de su cuidador en un hospital, el animal emprendió un recorrido de 12 kilómetros hasta llegar al lugar del velorio, donde se acostó junto al ataúd y lloró.
La escena dejó sin palabras a los familiares, quienes presenciaron el emotivo vínculo entre humano y mascota y contaron detalles de la relación que mantenían.
El emocionante episodio ocurrió en Ipuiúna, un municipio ubicado en el sur del estado de Minas Gerais, en Brasil. El hombre, de 45 años, murió repentinamente el 15 de agosto tras sufrir un paro cardiorrespiratorio y el velorio fue un día después. La historia fue dada a conocer en las últimas horas por medios locales.
Claudemir Cándido Luiz, conocido como Marola, vivía en una granja familiar con Nick, su perro. Estuvieron juntos durante diez años, tiempo en el que forjaron un vínculo muy fuerte de compañerismo y fidelidad.
El día de su muerte, Marola empezó a sentirse mal y salió solo en el auto rumbo a la ciudad en busca de ayuda médica. Llegó al hospital, pero pese a los esfuerzos de los profesionales, murió poco después de ingresar.
El largo camino del perro para despedir a su cuidador
El velorio fue al día siguiente, en un lugar que quedaba a unos 12 kilómetros de la granja. Los familiares que estaban reunidos allí dándole el último adiós quedaron impactados al ver que Nick apareció, sin que nadie lo hubiera llevado. El perro había recorrido una larga distancia para poder reencontrarse por última vez con su cuidador.
“Nick lo era todo para él”, contó el padre de Marola, Edvino Cândido Luiz, en diálogo con TV Globo. “Me sorprendió mucho y nos encontramos con algo que nunca imaginamos que podría suceder”, dijo la cuñada de la víctima, Kátia Luiz, emocionada por el accionar del animal.
La mujer contó que Nick normalmente era arisco y celoso con los extraños, pero el día del velorio estaba diferente: “Estaba totalmente abatido, con los ojitos llorosos, fue triste de ver. Realmente sintió la pérdida de su tutor”, lamentó.
En algunas fotos tomadas por la familia ese día, se puede observar la triste mirada del animal. Los familiares pensaron que era justo que el perro se despida de su compañero y lo apoyaron sobre el ataúd, en ese momento, su actitud conmovió a todos los presentes: “Olfateó, movió la cola, se acostó y lloró”, recordó Kátia.
Respecto al largo trayecto que recorrió Nick para llegar al velorio de Marola, la mujer aseguró que fue impulsado por la unión que existía entre ellos: “La fidelidad lo llevó al tutor. Esta relación suya con mi cuñado es algo que muchas veces ni siquiera el ser humano puede demostrar. Demostró el verdadero amor”, concluyó.
Perro y cuidador, un amor incondicional
La historia de este perro nos recuerda que el amor entre un animal y su dueño no se limita a la compañía diaria: está guiado por un instinto profundo de lealtad y protección. Los perros sienten, recuerdan y se conectan emocionalmente con quienes los cuidan, y actos como este demuestran que su fidelidad y cariño trascienden la vida misma, dejando una huella imborrable en quienes tienen la fortuna de ser sus compañeros.
Te puede interesar...
Dejá tu comentario