Por efectos de la pandemia, la mala alimentación, el sedentarismo y el estrés, bajó el promedio de edad de quiénes deben ser sometidos a operaciones cardiovasculares.
La cirugía de bypass coronario es la ‘más común’ dentro de la gama de cirugías cardiovasculares, por encima de las cirugías valvulares, de la aorta o de las enfermedades congénitas del adulto. Sin embargo, están “llegando antes” de lo que podría esperarse.
Después de la pandemia y del paso del ‘huracán COVID’, los especialistas advierten con preocupacion que las intervenciones cardiovasculares deben practicarse, cada vez, a edades más tempranas para salvar vidas a edades.
El ritmo de vida actual, el estrés, el sedentarismo, la mala alimentación, el tabaquismo y el consumo de alcohol, entre otros, son algunos de los ingredientes que forman un cóctel difícil de sortear para nuestro corazón.
Anteriormente, el promedio de la edad de los pacientes era alrededor de los 70 años, pero “con el tiempo el promedio ha ido bajando, y actualmente se operan personas más jóvenes, lo que obliga a la cirugía a adaptarse a esa circunstancia”, advirtió Germán Girela, Jefe del Servicio de Cirugía Cardiovascular de Leben Salud.
“Las cirugías de bypass, sin dudas, son las más comunes y cada vez más frecuentes. El corazón es una bomba muscular, en cada latido recibe y expulsa toda la sangre que se distribuye por nuestro cuerpo. Esa bomba muscular necesita de energía para poder funcionar. La energía (oxígeno) llega al interior del músculo cardíaco a través de las arterias del corazón, que se llaman arterias coronarias. Cuando estas arterias se van tapando, vienen los problemas, es decir, aparecen los síntomas”, explicó el especialista a LMNeuquén.
“Algunas veces, el síntoma habitual es el dolor de pecho. Otras, debuta con un infarto. Un infarto es cuando una parte del músculo cardíaco muere y deja una cicatriz o una escara en el corazón. La gravedad del infarto estará dada por la extensión del mismo. Si se tapa una arteria grande, el infarto será grande y las consecuencias peores, hasta poniendo en riesgo de vida al paciente. Si la arteria que se tapa es más pequeña, el infarto tal vez no deje tantas secuelas”.
El especialista de Leben Salud precisó que, dentro de las formas de tratar la enfermedad coronaria, se encuentra el tratamiento con medicamentos, la angioplastia (colocación de stent) y finalmente la cirugía o bypass coronario.
¿Cómo se llega a esta situación? Por diferentes motivos, algunos que son claramente modificables y otros que no. Por ejemplo si hay un problema hereditario como la diabetes o la hipertensión, que al igual que el aumento del colesterol y los triglicéridos, son factores que aparecen y pueden controlarse. Pero también inciden el tabaquismo, la mala alimentación, el sedentarismo, la obesidad y el estrés. En estos es clave un cambio de estilo de vida.
“Para cambiar estos hábitos, en primer lugar se debe hacer una consulta médica para saber dónde estamos parados. No esperar a tener todos los síntomas, sino asistir preventivamente. El profesional hará una serie de estudios -chequeo cardiovascular- para ver en qué situación está la persona. En segundo lugar, es hora de cambiar ciertos hábitos. Por ejemplo: empezar con la actividad física. ¿Cómo? Con caminar 30 minutos por día las cosas van cambiando sustancialmente”, puntualizó el cardiocirujano.
Y agregó: “Si a ello lo acompañamos con una buena dieta estaremos haciendo las cosas aún mejor. No significa que tenemos que privarnos de todo, pero evitemos las comidas chatarras, el alcohol en exceso".
>> En pocas palabras
- Se debe tomar conciencia que las enfermedades cardiovasculares son la causa número 1 de muertes en el mundo, por lo tanto, son muy comunes después de los 40 años.
- Hacer una consulta con su médico de confianza para realizar los chequeos cardiovasculares.
- Cambiar los hábitos nocivos por hábitos "saludables": actividad física, dieta, abandonar el cigarrillo.
- Atender las emociones, aconsejó Girela, “así como atendemos nuestro cuerpo, no olvidar que todas las enfermedades comienzan por ahí antes que se instale en el cuerpo”.
- Si ya tengo la enfermedad declarada, no abandonar la medicación, seguir las instrucciones de nuestro cardiólogo.
- Si me tengo que operar, “hacerlo con la confianza de que todo saldrá bien. Es una cirugía que salva vidas”.
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