Walter Chirola Suriani rememoró lo que significó en la ciudad el comercio que fundaron su padre y su tío en la década del '80. Revolucionó el mercado local y tuvo el primer patio de comidas. Cerró sus puertas en el 2000.
“De enero a enero… Andresito siempre primero! Así de simple, así de pegadizo. No debe haber otro slogan musical en esta ciudad que haya marcado tanto a miles de neuquinos desde la década del ’80 hasta el cierre (entre el año 99 y 2000) de una de las tiendas y zapatería más grandes que haya existido en esta parte del sur. Todo un “monstruo” para la época que parece que tiene ganas de volver a brillar.
La historia de Andresito se remonta a 1958 en Villa Regina, que tras la primera fiesta de la Fruticultura recibiría la denominación de la “Perla del Valle”. Hasta esa tierra fértil llegarían los hermanos Ricardo y Delfín Suriani desde Chábas, Santa Fe, para apostar al trabajo y echar sus raíces familiares. Primero trabajaron en tiendas y Ricardo a sus 15 años llegó a ser encargado de La Porteña, muy conocida en esa localidad.
“Andresito arrancó con mi papá y mi tío. Fue en el año 57, 58 y comenzó su actividad con el nombre Las dos S S (SA), sociedad que sigue vigente hasta el día de hoy. Tiempo después Andresito abre en Cutral Co", contó Chirola, reconocido en el Alto Valle por consagrarse campeón Argentino de Rally en varias oportunidades.
“Tenían 17 años cuando abrieron el primer Andresito. Sólo tenían segundo grado hecho. Siempre es mil veces mejor estudiar y convertirte en un administrador de empresas o contador, pero si no la ves estás muerto. Son tipos privilegiados que tienen un plus para ver las cosas y se ponen a laburan todo el tiempo. Pero más allá de eso siempre es mejor temer estudio”, sostuvo.
Regina, Cutral Co y Neuquén
Sin ser despectivo, Suariani aseguró que Neuquén no era “nada” y no estaba en el radar de la familia empresaria. “Primero ellos atacan Regina que era 'La Perla del Valle' y después se van a Cutral Co por el movimiento tremendo que generaba YPF. Pasábamos de largo a Neuquén porque en esa época todavía era chico. Llegaba hasta donde hoy está la Renault. Después cuando compramos el local se dio que Neuquén fue una bomba que se fue para arriba”, recordó.
Desde chico, respiró todo lo comercial y seguía de cerca cada movimiento de su padre y tío. Desde empacar hasta vender ropa a los 14, fueron tareas que fue afrontando, además de ver el movimiento que tenía el negocio . “Mi viejo fue comerciante toda la vida. Toda la familia Suriani trabajó ahí adentro”, afirmó Chirola, quien en la actualidad comanda la casa de motos Motosur, en calle Chile de esta ciudad.
Recién en el ’79 e inicio de la década del ’80 la familia Suriani decide instalarse en Neuquén Capital. "El primer local que se compró fue en Alcorta 44 y nos fue espectacularmente bien. Fue una bomba, la gente que lo recuerde lo sabe perfectamente. Primero arrancamos con el rubro de zapatería”, recordó.
“En Regina ya éramos tienda, pero como recién pisábamos acá y era algo más chico, se comenzó con zapatería. Se trajeron un par de empleados de Regina para la atención al público y se quedaron a vivir un tiempo en la parte de arriba del local”, precisó.
Andresito se convirtió en furor apenas abrió sus puertas. Tal fue la respuesta de la gente, que se formaba una extensa cola para ingresar al local del bajo neuquino.
“Para las fiestas la gente hacía una larga cola y teníamos que cerrar la puerta. Yo tenía la perfumería Patrick sobre Alcorta y dejábamos entrar pocas personas, que era la gente que iba Andresito. De rebote ingresaba al negocio mío”, rememoró Lidia Comoli, quien hace días atrás celebró sus 80 años.
A su vez, una ex empleada de Andresito, Adelma Teresa Hermosilla, reveló que era una “avalancha” de gente la que llegaba todos los días al local. “Venían del interior de la provincia de Neuquén y Rio Negro a comprar exclusivamente por los buenos precios. Había una gran variedad de calzados y prendas de vestir. Por día se vendían cientos de zapatillas”, reveló.
En cada cierre diario que se hacía en Andresito siempre había que renovar la vidriera. “Cada vez que se cerraba tenía por costumbre hacer la vidriera. Especialmente en la temporada de verano porque la gente salía a caminar. Había que renovar la vidriera cada día y poner, por ejemplo, la última marca de zapatilla”, detalló Adelma.
El incendio intencional
El 16 de diciembre de 1984 el local sufrió un terrible atentado. “Lo prendieron fuego. Detuvieron al encargado de Calzados Mayo y estuvo preso. Creo que era un ex policía retirado”, contó Suriani. El negocio era nada más ni menos que la competencia de Andresito. Se ubicaba a tan solo media cuadra sobre la calle Perito Moreno.
El siniestro que se produjo a la madrugada hizo que algunos empleados buscaran nuevos rumbos ante la necesidad de ingresos económicos. “Para varios fue el fin, ya que recuperar la tienda llevó más de un año. Yo ya había conseguido otro trabajo en la librería Impresur que estaba ubicada en una esquina frente a la clínica Pasteur. Igual, después del incendio a mí me continuaron pagando el sueldo durante seis meses”, contó Adelma, quien trabajó en el sector de zapatería y empaque. Con 22 años, era la única mujer entre 14 varones: “Siempre me respetaron. Todos éramos como una familia”.
Para ese entonces, Andresito había agrandado sus instalaciones y el local se presentaba en forma de L: se accedía por calle Alcorta y se salía por Av. Olascoaga o a la inversa. Actualmente, ese espacio es ocupado por una cadena de electrodomésticos y tecnología.
Reinauguración, chárter y confitería
Ricardo y Delfín decidieron apostar a lo grande en lo que sería la nueva tienda tras el voraz incendio y adquirieron otro lote en esta nueva etapa. Compraron la parte que da a la Ruta 22, que estaba sobre Planas 55. Pegado estaba la agencia de autos de Alfredo Pisandelli, reconocido piloto de automovilismo.
La superficie del renovado Andresito inaugurado en 1985 fue impactante: abarcó seis mil metros cuadrados en total. “Abajo eran tres mil destinado a la tienda y en la parte de arriba se encontraba el deposito. Además, poseía una confitería que se ubicada en el medio del salón”, recordó Chirola.
"Para la inauguración y reapertura llegó un vuelo chárter desde Buenos Aires que traía a los dueños de todas la fábricas. Llegamos a tener 1500 proveedores", agregó. Otro slogan que funcionó a la perfección en Andresito fue ‘Las mejores marcas, los mejores precios”, algo que el neuquino reconocía al ser la tienda con mejor oferta en el mercado de la zona.
El flamante Andresito estaba dividido en tres sectores. Por el ingreso de calle Alcorta el público se encontraba con toda la sección de deportes, mientras sobre la entrada de Av. Olascoaga estaba ubicada la zapatería para hombre y mujer. Todo lo que tenía que ver con ropa de dama, bebé y ropa blanca (toallas, sábanas) se situaba en la entrada que tenía el local por Planas.
Furor por las Topper tenis y el Levis 505
Entre lo que se podía comprar en Andresito, las zapatillas y los jeans eran los elegidos y preferidos de la mayoría de los neuquinos. “En ese tiempo estaba Nike, Topper, las Adidas Wimbledon. Lo que más recuerdo es la salida que tenían las Topper tenis blanca. Esa se usaba para ir al boliche, para jugar al básquet, tenis. Una vez a la semana llegaban camiones completos de ese modelo de zapatillas, que también estaban en color celeste. Después salieron en color negro”, reveló.
En cuanto a los jeans que estaban de moda, Suriani destacó: “El Levis 505 era lo más vendido junto con el Wrangler Montana. Un furor y todos querían el 505. Después estaba el Pipper que era más económico y servía para trabajar. También trabajábamos el jean Fus”.
“Fuimos número uno en ventas en todo el país y los gerentes de las fábricas de las mejores marcas vinieron a Neuquén para ver lo que sucedía. Algunos de los neuquinos pueden no estar de acuerdo, pero cuando estaba Andresito, Casa Ferracioli no tenía tienda porque solo vendía armas, artículos para pesca y tenía una bicicletería. El papá de Guido (Ferracioli) les propuso a mi tío y a mi padre asociase pero el tema no prosperó. Tiempo después ellos hicieron lo mismo y hasta se llevaron al encargado y algunos empleados”, remarcó.
Colectivo lleno y el sorteo de un auto
En el nuevo negocio, como parte de las novedades, en el centro se ubicó una confitería. Frente a la misma estaba la sección de los jeans y sus diferentes marcas. “Se llenaba todos los días y hasta era un lugar para ir de paseo o de encuentro”, dijo Suriani.
Como no podría ser de otra forma, Andresito explotó de gente nuevamente. Y tal es el caso, que hasta tuvieron que contratar asistentes para las cajeras debido a la cantidad de boletas que se tenían que ordenar a mano.
“Un día paró un colectivo frente a la puerta de Alcorta y no paraba de bajar gente. A mi padre y a mi tío se les ocurrió poner un colectivo para traer gente de Cutral Co. Era gratis –el regreso también- y te traía el sábado a la mañana para que pases el día y después la gente si quería compraba en Andresito o en otro comercio. La gente se llevaba paquetes y paquetes de mercadería. Hasta tres, cuatro colectivo llegaron a venir”, rememoró.
En su primera etapa, Andresito comenzó con 15 empleados en Neuquén. Finalizó con 350. Entre las tres casas, la familia Suriani les dio trabajo a 550 personas.
“Se ganaba muy bien y las horas extras se pagaban doble. Ganaba casi el doble que mi marido que trabajaba en un comercio de herramientas muy conocido”, contó Adelma, ex empleada.
Ricardo y Delfín Suriani tenían el ojo bien afilado y ante las nuevas apuestas detrás siempre había una gran sorpresa. Un golpe certero. Así fue que el histórico comercio regaló un auto, algo inusual para la época. “Fue para el 6 de enero, día de mi cumpleaños. Fuimos el primero de los negocios que sorteó un auto, después con el tiempo sucedió lo mismo en las estaciones de servicio. Con el número de la factura que se hacía a mano, el día del sorteo te tenías que presentar y luego ante un escribano público se sacaba el número. Siempre el sorteo lo realizamos el sábado a la tarde porque la ruta se llenaba de gente. En un mismo día sorteamos tres autos; uno en cada local”, comentó.
Hiperinflación y crisis, un cachetazo
La crisis económica del gobierno de Raúl Alfonsín en 1989 fue quizás el inicio de los golpes que recibiría Andresito. “Hablar de por qué nos caímos tiene que ver con muchas cosas; hiperinflación, la doble indemnización, la libertad de precios cuando estaba Menem), la libre importación. Fue un tiempo que no se podía competir con Walmart (abrió en la ciudad en abril de 1998) a pesar que éramos los más baratos en Neuquén y vendíamos industria argentina. La parte textil desde 2001 en adelante no quedó nada y fue la que más sufrió”, argumentó Chirola.
“Con la hiperinflación y con más de mil proveedores que teníamos, el precio cambiaba cinco veces al día. Era imposible, inmanejable. Por ejemplo, comprabas hoy una zapatilla a $200 y al otro día salía $500. A nosotros todas las crisis que pasamos no nos dejó económicamente muy mal, pero si nos agarró mal parados. Si sumas la competencia, la doble indemnización, la importación, entre muchas cosas más, éramos unos pelagatos contra el mundo. En los últimos años entre contadores, abogados, el banco, empleados, el sindicato se llevaron todo Andresito completo ¿Qué nos quedó? El local. La empresa Andresito no se fundió. Tuvo un quilombo y pagamos hasta el último centavo. No debemos un peso”, se explayó Suriani.
El patio de comidas
En medio de esa dificultad financiera, Chirola y su madre Haydée Paredes tomaron la idea de un comerciante local para darle un envión al negocio familiar. “Con mi mamá fuimos a un patio de comidas de un supermercado que quedaba en Roca. Vimos todo el tema de las bandejas y ahí nomás le comentamos a mi viejo y armamos el patio de comidas de Andresito. Fue para salvar las papas porque ya nos habíamos achicado porque una gran parte del local se la alquilamos a Garbarino. Donde está Naldo ahora funcionó Andresito y en un primer piso el patio de comidas. Era salvar lo que se podía. Mil veces estuvimos a punto de entregar la llave”, relató Chirola.
El patio de comidas fue un éxito para esa época porque se llenaba de familias que lo escogían como el mejor plan para salir a comer. Muchos de los empleados de los negocios de los alrededores aprovechaban su hora de refrigerio y caían a almorzar. Las porciones de pastas eran abundantes y el queso rallado se servía con un cucharon. No se escatimaba en nada.
A pesar de los intentos por seguir de pie, las crisis económicas continuaron haciendo mella y el patio de Andresito cerró sus puertas. Ya no estaba Delfín entre la familia. Sumado a lo que luego fue el asesinato de Ricardo Suriani en su casa a manos de dos delincuentes en una zona de chacras de Cipolletti. Fueron durísimos golpes.
Publicación, explosión y el ¿volvemos?
En enero de este año, Chirola decidió jugar una nueva carta que abrió mucho interrogantes y sorpresas. “Puse una publicación en las redes con una foto de la histórica bolsa amarilla de Andresito con la frase “¡Ya volvimos! Gracias Neuquén. No te imaginas la cantidad de gente que hizo comentarios. Y me hice la pregunta del millón ¿por qué no debería abrir?”, reveló.
“Así como murió, así puede volver a nacer. Con las mejores marcas y mejores precios. No vamos a ir a comprar porquerías porque no sabemos hacer eso. Sabemos trabajar”, se entusiasmó. Y añadió: “Esta apertura de importación que se viene creo que es distinta. La anterior nos agarró mal parados, sin experiencia afuera (por el exterior). El fallecimiento de mi tío (Delfín) también afectó a toda la familia y mi papá quedó solo. Después se hizo todo difícil y quedamos medios noqueados, en el piso”, agregó.
Si uno hace un breve análisis, la familia Suriani posee el local más grande en el corazón del bajo neuquino. Chirola es el actual presidente de Las dos S S. SA y los proyectos en su cabeza se van alineando, van tomando forma y experiencia hay de sobra. Sin dejar de lado la gran carga sentimental que lleva en sus hombros. Por el momento habrá que aguardar tal vez dos años (se le termina el contrato de alquiler de los dos negocios que ocupan los 6000m2.) o quizás menos. Mientras tanto ya hay una reserva de pasajes con destino a China. ¿Paseo turístico o cuestión de negocios? Lo cierto es que Andresito ya es un hecho y nuevamente va a abrir sus puertas para escribir otro capítulo de su larga historia en la que está involucrada gran parte al sociedad neuquina.
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